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-Ah bueno, pensé que era tuyo.

¡Agrrr! Maldito, sabe que es mi short, que es mi gorra. No queda de otra.

-Claro que lo es -suspiró-.

-¿Y los necesitas?

-Austin, avanza. Necesito mi short.

-Ah bueno toma.

-Y mi gorra también.

-No crees que es necesario un ¿Por favor? o un ¡Gracias Austin por tener mis cosas!.

-No, apúrele Austin.

-Entonces, alcánzalas . 

El muy idiota con la gran talla que tiene alzó su gran brazo y obviamente la subió con su gran mano hasta arriba, donde estaba mi short. Y mi gorra. Dónde yo ni saltando llego. Mi paciencia está reduciendo cada vez más y no puedo obtener mis pertenencias ¡Te odio Austin!

-Te estoy pidiendo, de buena manera, de muy buena manera que me devuelvas mis cosas.

-Y yo te las estoy entregando -dijo mostrando una sonrisa burlesca-.

-¡Austin yo ahí no llego! Haber -Traté de relajarme pero era obvio que no podría- ¿Acaso tienes algo contra mí?

Ni bien terminé de hacer mi pregunta, el estalló en risa. ¿Ahora de que se ríe? Se fue a la mierda mi supuesta tarde tranquila, serena e inolvidable en Melbourne gracias al idiota que tengo frente mío. Perfecto. La gente que ya se iba de la playa y pasaba cerca a nosotros pensará que es una típica pelea de enamoraditos inmaduros peleándose por cualquier tontería. Si supieran que en realidad está aumentando los niveles de odio hacia mi querido profesor del curso más importante de mi carrera.

-Oye Azul ¿No crees que deberías de recibir tus cosas que te las estoy devolviendo? Porque ya me está cansando mi brazo eh.

-Nadie te a dicho que lo subas.

-Al menos, gracias a mí no los perdiste.

-¿Gracias a ti? ¿Acaso alguna persona va a querer llevarse un simple short y una simple gorra?

-Muchas personas.

-Austin ¿Mis cosas si? -Dije estirando mi mano, ya empezaba a sentir correr más fuerte el aire-

-Ancánzalas.

La verdad es que yo no se cómo soportaré a este idiota como profesor viendole su maldita cara todos los días. La cólera que sentía aumentaba cada vez más y ya tenía un poco de frío me acerque hacia a el con toda la furia del mundo porque esta no era ni la primera ni la segunda vez que me estaba haciendo esto. Yo no aguanto pulgas.

-¡QUÉ ME DES MIS COSAS! -Seguido de la fuerte frase estiré mi mano hacia su rostro logrando estamparla sobre ella logrando que baje su brazo y suelte mis cosas para que con esa mano se coja el rostro que por cierto estaba muy rojo-.

-¿Siempre tienes que llegar a esto?

-Tú te la buscas.

¿Todavía lo pregunta? ¿Es enserio? Me puse mi gorra y ya no tuve ganas de ponerme el short pero abandoné el lugar donde estaba junto a mi idiota profesor. No me importó y decidí caminar así en ropa de baño hasta al hotel, hasta mi habitación y tampoco me importaría si es que vienen y me llevan por andar semi desnuda. No me importa, estoy de cólera. Había una pequeña subida de la playa para el hotel por donde corría un poco más de aire y quien más sentía era mi espalda ya que el gran largo que tenía mi cabello no era suficiente para ella, sentía que luego me afectará. Ya estaba cerca el hotel y no pasaba nada de gente así que propuse ponerme el short peor es entrar así al hotel, no que roche con el recepcionista.

Azul.adoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora