3. Más que amigos, mejores amigos.

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Yuri*

Conozco a Víctor desde que tengo memoria, fuimos juntos al jardín de niños, a la primaria, y ahora en secundaria. Como ha pasado el tiempo, Víctor se ha convertido en un chico muy popular en el colegio, inteligente, guapo, deportista, intelectual, un chico ideal por el que todas las chicas del colegio forman una fila... y no solo ellas. Su cabello largo de color plateado brillante, tez blanca, ojos color celeste, gran estatura, cuerpo esbelto y perfectamente trabajado para su edad le dan una apariencia de ángel caído del cielo, incluso algunos chicos le han echado el ojo, y aquí entre nos, entre esos chicos, me encuentro yo.

No puedo decir mucho sobre mi, a diferencia de mi amigo, mi apariencia es muy común, quedando con cabello negro azabache corto, tez blanca, ojos marrones y un cuerpo relativamente pequeño. Además de usar un par de anteojos que me dan esa típica apariencia de nerd que todo mundo ignora, los únicos que me voltean a ver, son aquellos homosexuales que buscan tener algo con el chico más popular de la escuela; pero eso no ha impedido que podamos mantener nuestra amistad.

Una tarde, luego de clases, ambos nos dirigimos a casa de Víctor, pues su madre me había invitado a su casa a comer, Víctor está más que relajado, pues, por lo que me contó hace unos instantes, sus ansias de placer adolescente fueron saciadas gracias a una de nuestras compañeras, que logro seducirlo para luego llevarlo a un rincón, cosa que normalmente nadie consigue, enserio.

—mientras esperamos la comida podríamos ir a mi habitación —dice Víctor mirándome vacilón —, jugar un rato en la consola; y no sé, quizá después de comer vamos a la fiesta de Yuko.

—ella no me invitó —respondo en voz baja.

—no te preocupes por eso, le caes bien, no creo que le moleste que yo te lleve.

—de acuerdo...

Llegamos a casa de Víctor, este abre la puerta principal y entra conmigo tras él.

—¡Ma', llegamos! —anuncia y espera respuesta —¿ma'? Creo que salió.

—típico, siempre se le olvida algo del súper —respondo en broma.

—creo que tú la conoces mejor que yo —sonríe, dejando ver su enorme sonrisa blanca —iré a ver a la cocina, si la comida está lista entonces no debemos esperarla, ya lo sabes.

Víctor va a la cocina mientras yo dejo mi mochila sobre el sofá de la sala común, donde siempre la pongo, y me siento junto a ella esperando noticias de Víctor.

—¡vamos, hizo tazón de cerdo! —escucho a Víctor desde la cocina, entusiasmado.

Al escuchar al chico, me dirijo rápidamente a la cocina... Todo pasó tan rápido... No comprendo que planeaba hacer Víctor cuando iba a salir de la cocina, pero al llegar con velocidad a la entrada, chocamos bruscamente, tropezando y cayendo al suelo. Víctor, queda sobre mi a tan solo unos milímetros de mi nariz. Poder ver sus ojos tan cerca de los míos y sentir los mechones de su cabello en mi rostro fueron un motivo de sonrojo casi inevitable por parte de ambos.

Preferí no moverme hasta que el chico de ojos celestes se retirara de sobre mi.

—je-jeje... Lo siento —dice él mientras se frotaba suavemente su propia nuca.

—n-no te preocupes... ¿A dónde ibas?

—oh, nada, nada... ¿Comemos?

Asiento con la cabeza y nos dirigimos al comedor, dejando de lado lo ocurrido hace unos momentos.

*

Luego de un rato, terminamos de comer y llega a mi un peculiar aroma, dulce y leve; olfateo disimuladamente esperando encontrar el origen de ese olor, y lo encuentro.

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2019 ⏰

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