Es tres de abril a las dos de la mañana
Carlos sede a patrullar de noche toda la semana . Tiene un hijo que ama y una esposa que finge quererla.
Los dos viven en un mundo de piedra.
Se viste y se va en su patrulla policía. Al lucir su placa.
Una hora pasa , consigue y junta una pasta que seguramente gastará con putas en la plaza.
Se hacen las tres y cuarto, Carlos pasa por una esquina y escucha a un muchacho gritando.
Los estaban asaltando, el solo echa un corto vistazo. Sin embrago no hizo caso y siguió manejando.
Rumbo al burdel al que siempre se dirigía, y mientras conducía nota que un taxi de cerca lo seguía.
Al llegar pagó por la mejor prostituta que había. Una rubia de infarto, se fue con ella al cuarto , entre sus piernas tacto y comienza el acto.
Pero menos de un minuto escucha unos pasos entrar
Y... murió Carlos de un balazo.Es tres de abril quince para las dos de la mañana, la esposa de Carlos la que le prepara algo de comer y deja su ropa planchada. Media hora después el se va luego de un beso sin ganas.
Comienza el drama, los celos, la paranoia, "Siga despacio a esa patrulla" ella dijo al taxi.
Una hora estuvieron buscándolo con sigilo, luego siguiéndolo con dirección hacia un prostíbulo.
Acto seguido suena su teléfono
Era su hijo al que le dijo: "Ahora no puedo"
Y le colgó, no pudo hablar por ira
Después de saber lo que vería.
Llego y pregunto por Carlos el policía. Pagó lo que tenía, por la llave que abriría el cerrojo, además dijo se uniría en orgía con su esposo.
Abrió y de inmediato ciega por el enojo,
Del bolso sacó un arma y...
A Carlos entre sus ojos.Es tres de abril, dos treinta de la mañana.
Hora en que comienza la noche del hijo que en su almohada esconde la marihuana que fuma siempre.
Se despierta y se da cuenta de que en su casa no hay gente, así que llama al que le vende y pacta un trueque, que a las tres en la esquina han de verse para abastecerse.
El joven llega puntualmente y de repente siente un cañón en su frente del diler que una trampa le tiende.
Le dice: "Dame la cartera, el reloj, las prendas..."
Cuando ve que pasa una patrulla en plena contienda, era el padre del joven que sigue de largo, mientras el diler le suelta disparos al pecho y a la pierna.
Solamente el teléfono logra esconder
Y llama a su madre para que lo vaya a socorrer, pero al atender lo último que escuchó fue la voz de ella diciendo: "No puedo", y le colgó.