Ésta tarde he discutido con Peeta y hace mucho no lo hacíamos. Una sensación bastante desagradable se ha asentado en la boca de mi estómago a causa de eso. La última vez que lo hicimos gravemente fue cuando Peeta me pidió matrimonio y yo le dije que no, le explique que por ningún motivo significaba que yo no lo quisiera lo suficiente, solo que no me sentía con ganas de celebrar nada en mi vida y no necesitaba un papel para hacerle saber que lo amaba y que no iba a ningún lado.Peeta no estuvo muy de acuerdo conmigo, de hecho paso casi un mes antes de que volviera a casa y mas de una semana para que volverá a dirigirme la palabra, a mí me parecía muy infantil que no se quedara conmigo sobretodo que no me hablara, pero más que eso, me hacía mucha falta porque durante ese espantoso mes volvieron las pesadillas a atormentarme, soñaba que volvía a los juegos, volvía a ese momento en que nos separamos en el árbol de los rayos y no volvía a verlo.
Una de esas noches no pude más, fueron tantas las pesadillas que no aguanté, tome mi bata, zapatillas y fui directamente a su casa. La puerta estaba cerrada así que me dirigí hacia la parte de atrás y entre por una ventana, la oscuridad inundaba todo así que en puntillas y a tientas logré llegar a la habitación. Al entrar me lo encontré durmiendo incómodamente, apoyado sobre el escritorio con solo una vela iluminándole la cara, al fijarme en lo que el halo de luz iluminaba me quede paralizada, pegados a la pared había un sinnúmero de retratos y dibujos míos, sonriendo, haciendo puchero, seria, triste, con el uniforme de los juegos, y el dibujo que más me llamo la atención era uno donde aparecíamos los dos besándonos en la playa del reloj frente a un hermoso atardecer. Sentí que se me encogía el corazón y me quedé ahí paralizada por la imagen no se por cuánto tiempo. Cuándo por fin separé mi mirada del cuadro y vuelvo a mirar a Peeta lo encuentro incorporado sobre la silla admirándome, en el momento que nuestras miradas se cruzan me dice abriéndome los brazos: -–¿pesadillas?, yo solo pude asentír, me lancé hacia él y me acurruque en sus brazos sentándome sobre sus piernas. Peeta sin ningún esfuerzo me levantó y se dirigió a la cama, recostándose a mi lado y me besa, solo en ese momento sentí que volvía a la vida y envolví Mir brazos a su alrededor acercando su cuerpo más al mío, sentía que no estábamos lo suficientemente cerca, sentía su aliento en mi cuello...luego sus labios, un sonido que no reconocí escapó de mis labios. En ese momento él se separo un momento para mirarme como si me pidiera permiso, y yo me quede petrificada, sentí cómo la realidad de lo que estábamos haciendo me azotó, tomé una larga inhalación y me encontré preguntándome ¿en serio quiero hacer ésto? ¿aquí? ¿ahora? Había meditado mucho tiempo sobre este paso, ¿realmente éste era el momento? Pero antes de que mi mente me diera la respuesta mi corazón ya lo había hecho, asentí con la cabeza y por primera vez ambos nos perdimos el uno en el otro.
Me obligué a volver a la realidad y seguí empacando mis cosas en un pequeño bolso para el viaje que debía emprender.
Creo que Peeta y yo no tendremos el mismo final que aquella vez. Ya que en menos de media hora me iría con Gale hasta el Distrito 5 para ver a mi madre, Peeta insistió en ir pero yo me negué rotundamente. No porque no quisiera que me acompañase, sino porque aunque él no quiera admitirlo se pone bastante raro en el momento que se sube a un tren y con lo que le ha estado pasando estos últimos días no me gustaría averiguar qué recuerdos se dispararían en su mente si se subiera a un aerodeslizador.
Gale me espera en lo alguna vez fue la pradera, ahora el lugar funciona como zona de despegue cuando algún personaje importante hace alguna visita al distrito en aerodeslizador o en unas cosas más pequeñas y más ruidosas que utilizan llamadas Helicópteros, creo que antes de que Norteamérica se convirtiera en Panem estas máquinas eran muy utilizadas para el traslado de pocas personas, aunque los que utilizan ahora son mucho más sofisticados, me pregunto ¿Cómo será viajar en uno?, esta vez no lo haremos porque como Gale es importante en el gobierno sus traslados son más aparatosos, pensándolo bien creo que de todas maneras prefiero viajar en aerodeslizador, quiero llegar pronto con mi madre.
Antes de Subir al aerodeslizador escucho que Peeta me llama, una luz se enciende en mi interior, quizá ya no está enojado conmigo, pero a medida que me acerco, noto que no es precisamente así, de hecho mientras más me acerco más frunce el ceño y los labios, lo que no me hace ninguna gracia.
Peeta tiene algo en la mano, lo miro con detenimiento, creo que es una bolsa con pan, me la entrega y de su bolsillo saca la perla que me dio en nuestros segundos juegos, la que conservaba guardada en el paracaídas junto a la espita y el medallón.
-Para que al menos algo de mi pueda ir contigo.
-Gracias, sabes lo que significa para mi...-antes de continuar hablando Peeta me interrumpe.
-creo que significaría más si yo te acompañase Katniss. Yo estoy contigo y no soy un niño que necesita sobreprotección. ¿Por qué no me permites ir?
-No quiero seguir discutiendo Peeta, no quiero irme peleada contigo, Por favor.
-Yo tampoco quiero. Pero en serio Katniss, ¿cuándo aprenderás que yo también puedo decidir?
-¿Qué estas insinuando?- no me gusta hacia dónde va esto y me está haciendo enojar. Peeta parece notar mi molestia y como siempre es más sensato que yo y termina cediendo, aunque su mirada me dice seriamente que no está de acuerdo con todo esto.
-Nada Katniss, avísame como está tu madre por favor- acto seguido se acerca, me besa la mejilla y se va.
Antes de que me dé tiempo de replicar, Gale me llama y me pide que aborde el aerodeslizador que ya está por despegar. Solo lo dejo ir.
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Real (Una Historia Pre-Epílogo)
FanfictionSinopsis: Los Juegos y la rebelión de Panem han quedado en el pasado, Peeta y Katniss están tratando de retomar su vida e intentando llevar una relación normal, pero distintas situaciones los hacen volver al Capitolio, donde nuevamente se verán e...