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Una anhelada caricia del contrario era lo único que él quería recibir en ese momento tan desesperante. En ese momento en que se sentía tan lleno de frustración que enloquecía, sin poder hacer nada debido a que las consecuencias podrían ser graves. Jungkook sabía que el problema de cruzar la fina línea entre el bien y el mal, que en este caso sería la realidad, podría ser peligroso. En su cabeza escuchaba aquella voz, todavía podía escuchar a TaeHyung como si estuviera presente, como si todos los Dioses que existieran en el planeta se hubiesen puesto de acuerdo para torturarlo con tal castigo. Jungkook sabía que su presencia no estaba ahí, que ese cuerpo con quién gozaba todas las noches no estaba ya presente entre los vivos pero, aún así, el podría verlo. El podría recordarlo como aquel niño con piel de porcelana que disfrutaba tocar con sus manos, y acariciar con sus dedos. Era como un arma letal sabiendo que ese, sería su peor castigo. Lo recordaba sin cesar en una noche tan fría como la soledad que lo cubría al igual que un manto sobre su cuerpo, dentro de la casa en que la había permanecido tanto tiempo, dónde vivió con él todos los recuerdos que ahora su mente se dedicaba a reproducir.

De un momento a otro, se paralizó de miedo en cuanto una sombra apareció frente a él. Se tallo varias veces los ojos con sus dedos tratando de decirse a si mismo que no estaba perdiendo la cordura, y que realmente estaba viéndolo. Él, allí parado lucía hermoso, tenía una sonrisa que nunca había visto en su cara cuando estaba en los últimos días a su lado. TaeHyung se acercó estirando la mano, y con la otra, haciendo un pausado movimiento encendió la luz de esa habitación en penumbras: Las sillas de aquella sala se encontraban en el suelo de un lado a otro. Las botellas de alcohol estaban rotas en pedazos regados por el suelo, pudo notar también las salpicaduras en las paredes, además, toda la habitación traía ese mal olor a pudrición. Jungkook veía a su alrededor, los muebles, la ropa fuera del armario. Se había fijado de igual forma como habían acabado algunas prendas de vestir en el fuego de la chimenea las cuales poco a poco se consumían en el mismo volviéndose cenizas que se llevaba el viento. Elevó la vista hacia TaeHyung, dándose cuenta que ahora esa sonrisa era una expresión de tristeza, sintiendo como fuertes punzadas en su estómago se hacían presentes; no quería verlo de esa forma. Cerró los ojos con fuerza, en cuanto esa presencia se le acercó pidiendo sentir ese calor tan familiar que conocía a la perfección. Abrió los ojos sorprendido, pues era descabellado; pero podía sentirlo como si de verdad él estuviera ahí.

—¿Esto es real? —Preguntó Jungkook sin parpadear.

—Es real solo si tú lo crees —Habló TaeHyung sobre el lóbulo de su oreja, dedicándole una sonrisa— Tienes que hacerlo.

—No puedo —Se detuvo a sí mismo el menor, viendo como sus manos comenzaban a temblar— No puedo —Repitió.

—Entiendo tú dolor —Dijo aquella figura, tomando sus manos suavemente— Pero debes hacerlo

—Es tan difícil —Susurró con lágrimas en los ojos.

—Ya sabes lo que tienes que hacer... —Contestó aquella sombra que por muy inexistente que fuera, para el chico a punto de llorar era la imagen más real que haya visto jamás.

No podía entenderlo, pero tenía que hacerlo de alguna forma u otra. Si quería estar con TaeHyung, debía hacerlo. Solo así podría sentirlo de nuevo, sentir su cariño, su cuerpo, poder acariciarlo, hacerlo suyo otra vez; oh maldita sea. ¿Qué es lo que harías por la persona que amas? Jungkook haría todo y más por él. Se sentó en una de las butacas después de haberla levantado del suelo, agarrando la hoja de papel más cercana y comenzando a escribir una nota al ritmo en que varias gotas saladas salían de sus ojos manchando el papel:

"Sé que nunca fui correspondido, y por eso me dolió. No voy a mentirte. Me dolió muchísimo..."

Jungkook dejo de escribir cuando vagos recuerdos volvieron a su mente. Podía verse arrojando cada mueble de aquella sala, después de haber bebido las botellas de licor que momentos después estrelló contra la pared. Volvió a escribir, viendo al TaeHyung que le sonreía.

"Tal vez fue mi error amarte, y no ser correspondido"

Más imágenes le venían a la mente. Esta vez, estaba hablando con TaeHyung cuando le confesó que estaba enamorado de él, y el chico sólo le había dicho que quería ser su mejor amigo.

"Pero ahora mi alma es  libre... Y siento que puedo volar en paz. Con los recuerdos de lo que pudo y no pudo ser, y de todo lo que me imaginé"

Le empezó a doler más la cabeza, cada punzada más fuerte que la anterior; aún así, los recuerdos seguían mostrándose sin parar: Ahora se encontraba alejando a TaeHyung de la casa que habían comprado juntos, obligándole a irse... Quemando toda su ropa, todo lo que provenía de él.

"Te amo, y siempre te amaré... Perdóname por todo, Kookie"

Y fue así, como dejó la nota en la mesa principal. Miró al Taehyung de sus recuerdos, quien mostraba una sonrisa de despedida, sabía que de un momento a otro esa figura desaparecería, pero que lo hiciera tan pronto dolía más que su cabeza o su estómago. Las voces que escuchó al principio, se hicieron más fuertes, mientras aparecía un grupo de personas en la sala principal. Un Taehyung entró acompañado de los policías a toda prisa, buscándolo con desesperación, gritando su nombre. Vió como corría hacia el baño, y allí lo encontraba.

Ahogado en la bañera después de haberse suicidado.

El espíritu de Jungkook miraba la escena, tomando la mano del Taehyung de sus recuerdos. Asintió con la cabeza, no sin antes despedirse del verdadero que lloraba sin cesar.

"Te amo"

Susurró, y sin más se alejó, dejando el mundo de los vivos para ser feliz con sus recuerdos.

Lonely Night ☪ TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora