Arrepentimiento

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El cielo estaba despejado, con el sol en alto, aquel clima parecía siempre ser bueno, aun cuando su humor estaba tan gris, tan encimado en el dolor de un acontecimiento. Al fin pudo visitar la tumba de Sungjung, estaba ubicado en un lugar agradable, se lo merecía, ser recordado con cariño, necesitaba esto, era algo necesario, o eso creía, ponerle flores, pedirle perdón, eso debería aliviar la constante tormenta que asolaba su corazón. Cuando la situación era demasiado, siempre las dulces palabras de su gatito lo animaban, era tan fácil amarlo, estrecharlo entre sus brazos y besarlo, porque sería correspondido, sabría que esperar, lo amaba tanto que tal vez todo murió con el omega, esa era la única razón.


Volvió a llorar, aun cuando no era lo correcto, le había fallado de tantas formas que ya no tenía ese derecho. No se reconocía, aquella noche parecía haberlo cambiado drásticamente, ese salvaje lo sacudió todo. Suspiro de forma temblorosa, dejando ir el último jadeo alojado en su pecho, ya se lamentó lo suficiente, era hora de seguir adelante.


Antes de que oscureciera ya estaba de nuevo en el hogar que compartía con Jimin, no quería que este sospechara donde había estado, por lo que rápidamente se fue a duchar, completamente, por muy poco aficionado al agua que fuera, debía sacar de su piel todo rastro que lo pudiera delatar.


Se puso un pijama cómodo, dispuesto a descansar por días, estaba tan cansado psicológicamente hablando, por todo lo que había pasado, estaba desestabilizado. Lo mejor hubiera sido, ir directamente a su cuarto, pero no, ahí estaba, arrastrándose a la habitación que mantenía prisionero a su volátil omega, como si tuviera la paciencia para tratar con ese pequeño terremoto.


-Volví- Anuncio al entrar al lugar, en donde el aroma característico de Jimin lo envolvió, mesclado dulcemente con el suyo, en una perfecta combinación que reconocía como la de su cachorro. De pronto se sintió revitalizado, como si hubiera llegado a su hogar después de un largo viaje.


Fue extraño sentirse tan a gusto, pero la escena era hermosa, hasta acogedora, las suaves sabanas revueltas a los pies del omega, quien apenas llevaba debajo de la bata de seda, lo que reconocía como uno de sus bóxeres. Demasiado tentador, con aquella piel acanelada brillando bajo la luz artificial del televisor, esa melena esponjosa y desordenada, con aquella expresión aburrida pero sin dejar de ser desafiante.


Después de dos días, la rabia del salvaje parecía haber menguado, ya no rugía maldiciones y lo amenazaba con cortarle las pelotas, parecía relativamente seguro tratar de acercarse. Quería logar al menos, una clase de fraternidad, porque estaba bastante deprimido sin el calor del omega, hasta extrañaba verlo enfurruñado, diciéndole que era un inepto León doméstico.


-¿Puedo dormir a tu lado?- Con Jimin al final no servía para nada imponerse, ese león era tenaz, parecía no flaquear ni ante su voz de mando, por lo que recurrió a su primera técnica, mostrarse dócil ante el salvaje.


-Toma el que no te haya mordido la yugular como una afirmación- Okey, suspiro resignado, debía estar más allá de lo jodido por sentirse aliviado ante esas palabras.


Prácticamente se echó sobre el colchón, disfrutando el subidón de temperatura, podía sentir sin tocar directamente, como el cuerpo de Jimin casi hervía, algo normal en los omegas en cinta, además de ese delicioso aroma, que potenciaba el atractivo sexual en la pose despreocupada del León. Era doloroso tenerlo tan cerca y saber que si llegaba a intentar algo, podría perder una mano o peor.


-No quiero oler tu excitación, ve a solucionar ese problema entre tus piernas o de una patada te lo bajo- Amenazo el omega, frío e indiferente, sin siquiera dedicarle una mirada.


-Ya me he disculpe por todo ¿Ahora cuál es el problema?- Enserio el salvaje lo estaba matando, era tan malditamente difícil, lo estaba volviendo loco.


-Crees que puedes ir a llorar y lamentarte por ese estúpido gato y volver como si nada, buscando alguna clase de consuelo a mi lado- Eso fue un golpe bajo, no tenía nada con que defenderse -Yo no soy la segunda opción o la caza de consolación más fácil, después de perder una exótica presa- El omega trato de explicarse, después de todo el doméstico quería comunicación, pues él estaba muy dolido.


-Yo solo quería despedirme, fue una persona importante para mí- Jimin no sabía cómo explicarlo, pero tenía la certeza de que no solo se despidió, a Jungkook aún le dolía, aun amaba a otro y eso lo lastimaba de sobremanera.


-Yo lo mate, entonces ¿eso en que me convierte para ti?- El omega no podía culpar al embarazado todo el tiempo de su sensibilidad, era algo que necesitaba, alguna clase de confesión, aunque fuera egoísta y tal vez no la mereciera, la anhelaba.


-Estoy muy cansado, no quiero hablar de esto- El salvaje gruño, fuerte y claro, aguantando la pesadez que se instaló en su pecho.


-Entonces vete, no te quiero a mi lado- El Alfa se levantó, ya había tenido suficiente, todo esto era un error, que su León se quejara todo lo que quisiera por no estar cerca al omega y a su cachorro, él ya no podía seguir con esa farsa.


Se cambió por una muda informal pero practica para salir de noche, para luego dejar sobre el mesón todos los papeles que le había sacado a Jimin, lo iba a dejar libre, que se fuera cuando quisiera, fue una completa bestia por tratar de forzar una relación. Antes de irse se dirigió a un gabinete, donde saco una pequeña botella, licor de leche de cabra. No era de los que se embriagaban, pero la situación lo ameritaba, deseaba olvidarlo todo.


Tomo un trago largo, sintiendo como el líquido subía su temperatura interna, dejándolo más suelto, más relajado, solo necesitaba más, hasta atontar lo suficiente con toxinas su cabeza. Ahora sí salió del departamento, le indico a los guardias que cuando Jimin estuviera listo, lo escoltaran de nuevo a su hogar, todo ese circo había llegado a su fin.


CONTINUARÁ

El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora