¡Perdóname!
Porque aún corre tibia sangre
Sobre mis firmes manos.
Soy culpable, soy un asesino.
Perpetrador del crimen más siniestro.
Y en contra de toda a lógica,
Me arme de palabras amables,
Para causar la más profunda herida en tu corazón.
Asesinando la razón de tu más ciego amor.
Pero, ahora ¿qué está mal?
No se extingue esta sensación.
Aún no quiero que hagas parte de mi pasado,
Pero la tierra poco a poco te cubre con su manto,
Y en silencio, el llanto...
Como rey cante y en gozo te lastimé.
Tú, cota de malla, que a mi cuerpo abrazas,
Detienes cualquier espada y nunca te quejabas,
Pero jamás te di las gracias...
En mi mente siempre estabas, y aun estás.
Por ello pienso que si;
En caballero me transformara
Serias tú mi cota de malla,
Perdidos, abandonados, angustiados pero siempre a tu lado,
Ese sería mi sueño anhelado, juntos y enamorados.