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Título: Secreto Personaje: Remus J. Lupin Tipo: Romántico
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Lana caminaba tranquilamente hacia el despacho del Profesor Lupin, al menos estaba segura de que ahí se encontraba.
Subió las escaleras y giró sobre el primer pasillo deteniéndose ya de frente con la puerta de madera que más le gustaba visitar, entonces tocó tres veces y esperó a que le abrieran.
El cerrojo se escuchó y la puerta se abrió ligeramente cediéndole la entrada. La chica sonrió, al parecer Remus jamás va a cambiar. Se adentró en su oficina y caminó hasta encontrarse con él, estaba sentado tranquilamente en su escritorio, con sus piernas estiradas sobre el mismo, sujetando un libro y una taza de su mejor chocolate caliente. Al parecer estaba bastante tranquilo
-Hey, Rem debes ver esto- habló al notar que no le prestaba ni la más mínima atención.
-¿Qué pasa Lana?, ya sabes que no deberías estar aquí a estas horas de la noche- murmuró sin apartar su vista del libro aún.
-Es importante Lupin o de lo contrario no estaría aquí.
El aún joven profesor Lupin suspiró con pesadez y dejó lo que estaba haciendo para posar los ojos en la dulce castaña quien lo miraba apaciblemente. Aquella noche Lana lucía más linda de lo habitual, gracias a Merlín ella había dejado de ser su alumna hace un par de años y ahora trabajaba para Dumbledore.
-Emm ¿disculpa?- preguntó al notar que la chica había estado hablando por minutos y ni siquiera escuchó una sola palabra.
Ella rió al notar lo distraído que se encontraba en ese momento y de su bolsillo sacó aquel viejo pergamino que le tendió en el escritorio.
-Confisqué esto a un par de chicos- comentó y el licántropo no tardó en reconocerlo.
-Intenté abrirlo, ya sabes tenía curiosidad, pero cuando lo hice simplemente comenzó a insultarme diciendo que.....- continuó con su relato.
Remus no pudo evitar notar aquel tierno gesto donde arrugaba su nariz cuando se enfadaba o la manera en la que aún jugaba con su cabello como cuando era estudiante.
-....No lo entiendo, ¿Quiénes son esos tales Merodeadores?
-No lo sé- mintió sin apartar la mirada de su delicado rostro, si tan solo pudiera decirle lo que sentía por ella.... Pero temía no ser correspondido, al fin y al cabo era algunos años mayor y ella merecía algo mejor que eso.
-Y por eso vine contigo, creo que esta clase de magia es tu especialidad y podrías tal vez....- ella se detuvo al notar que cerca de su mejilla ya había una nueva cicatriz, más profunda incluso que las otras.
-¿Qué?- preguntó nervioso cuando Lana se inclinó sobre el escritorio que los separaba para detener su rostro cerca del suyo.
-¿Qué te ocurrió?- cuestionó sin embargo no hubo respuesta alguna. -Rem, cuéntame qué ocurrió- esta vez pidió con una mirada que casi lo hace desfallecer.
Remus no recordaba cuando había sido la última vez que alguien se preocupaba por el de aquella manera, algo que no pasaba desde que sus amigos.....ya no estaban.
-No es nada, no te preocupes- mintió por segunda vez.
Lana se incorporó en su lugar y tomó el mapa para después volver a meterlo en su bolsillo y girarse sobre sus talones lista para salir de ahí. El profesor Lupin pudo darse cuenta de lo que haría, se levantó de inmediato de su lugar y corrió a su lado para detenerla.
-¿Ya no quieres mi ayuda?- preguntó buscando de nuevo aquella dulce mirada en ella.
-Ya no quiero tus mentiras Lupin- contestó con una ligera molestia. En ese momento él recordó porque había dejado de frecuentarla, ya no podía mentirle, ya no quería seguir haciéndolo sin embargo lo creía necesario y por eso había decidido simplemente evitarla.
-Yo....
-Se que es difícil confiar en mí, por cierto ya sé tu secreto- soltó de pronto y trató de esquivarlo para salir pero no lo logró con éxito pues aquel ahora asustado chico la tomó por el brazo. -Suéltame- se quejó tratando de no mirar esos sorprendidos ojos que la miraban.
El silencio se hizo presente, él no sabía qué decir, ella tampoco y para suerte de los dos aquel silencioso momento los hizo escuchar algo más allá de sus oídos: el latido de sus corazones.
-Remus, tú eres....
-No lo digas por favor- cerró los ojos con pesadez mientras soltaba la muñeca de la chica. Lana no tardó en acercarse un par de pasos más.
-....eres Lunático- finalizó causando una extraña impresión en él. ¿A ese "secreto" se refería?, entonces estuvo a un segundo de revelar su licantropía él solo.
-Sí, bueno yo....- extendió su mano y nuevamente ella le entregó el pergamino. -Vamos, te mostraré como funciona- sonrió y ambos caminaron hacia el escritorio.
Lana tomó asiento frente a él y Lupin sacó su varita para después pronunciar aquel código que hace mucho no decía. Poco a poco un mapa se reveló ante sus ojos dejando ver su mágico contenido.
-Wow- lo miró sorprendida y comenzó a inspeccionarlo con bastante curiosidad. Remus aprovechó aquel momento para ponerse de pie y caminar cerca de la ventana, aquello lo tranquilizaba enormemente y justo en ese momento quería calmar lo fuertes latidos que Lana provocaba en él.
-¿Cómo lo supiste?- preguntó el chico mirándola desde donde estaba.
-Bueno, al inicio no lo comprendía, estaba realmente confundida por los insultos y aquellos personajes hablando, pero cuando llegó el turno de Lunático, dijo algo que....usó una de tus frases- confesó sonrojándose ligeramente pues ella lo conocía a la perfección, desde sus gestos y gustos hasta su forma de hablar.
-Siempre has sido una chica lista- sonrió mirando a travez de la ventana. -Eso es lo que más me gusta- murmuró para sí mismo sin embargo fue bastante audible.
-Bueno Rem- ella caminó hasta él, pasó sus manos a través de su cabello peinado y le regaló una sonrisa ladina. Era ahora o nunca. -Eso también es lo que más me gusta de ti- finalizó y por primera vez en mucho tiempo se atrevió a presionar su labios con los de su dulce y amado ex profesor. Una agradable sensación se alojó sobre sus corazones y ambos simplemente lo agradecieron.
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