Entre pequeños conflictos

113 5 2
                                    

PDVI

Genevieve se sentía extraña, como si no fuera suficiente vivir un re-encuentro con Augusto, si no que ¡la besó en la mejilla! Genevieve miró siempre hacia delante después del primer suceso con él, pero ahora… volvía a ver el pasado.

Astrid jamás le había molestado que Augusto saliera con otras chicas, se lo podía notar todos los días, era como si el muchacho fuera inalcanzable para ella, como un artista extranjero que viene al país y solo se queda un par de días. Es más, ni siquiera le había molestado lo que pasó en el salón cómputo, lo dejó pasar porque sabía que Augusto era así, mujeriego.

En cuanto al muchacho… salió corriendo rumbo al encuentro de América o de algún compañero nerd de su salón para hacer la tarea de inglés. Los nerds siempre aceptaban ofertas de trasmisión de tareas a sus compañeros a cambio de dinero, simple, vendían sus trabajos. No tardó mucho en encontrarla, se encontraba en el lugar de siempre… junto a las escaleras laterales rodeada de muchachos del salón. Se acercó lentamente y empezó a inspeccionar quien hacía la tarea de inglés… tan solo unos segundos le tomaron para ver una palabra en el idioma deseado y sacar un cuaderno cualquiera.

Bien, mientras que Augusto hacía lo que Astrid quería… Genevieve se carcomía las uñas de puro nerviosismo, la persona más indeseable había hecho contacto con ella, ahora sólo faltaba que las chicas populares se burlaran de aquel simple roce. Díganme, ¿quién no se moriría porque el joven más apuesto de la preparatoria la besara en la mejilla? Más que burla serían celos, era comprobatorio. Se observaba las calcetas largas arremangadas a los tobillos y sus zapatos negros con ganas de desaparecer aquél incomodo momento, solo a los protagonistas de las novelas que veía su mamá les pasaba aquél tipo de cosas… o tal vez exageraba.

Genevieve PDV

Dios, me estaba volviendo loca… tan solo pensar que volvería a ver a ese gorila de nuevo me causan escalofríos, no, al gorila no… sino a sus secuaces plásticas. ¿Qué me harían primero? Seguramente pondrían una de esas cosas sobre mí banco que parecen que te tiras un pedo… no, demasiado infantil, tal vez me robarían el cuaderno de sexualidad y dibujarían porquerías en sus páginas… si, eso sería probable.

Astrid estaba muy relajada, por supuesto que lo está, a ella no te tocó vivir esa incomodidad enfrente de su mejor amiga… ¡DE SU CRUSH!

Está bien, exagero un poco… pero es la verdad, yo era demasiado reservada como para este tipo de cosas, por Dios, no me imagino que pasará después… el muy confianzudo se creía demasiado bueno para ser anormal conmigo.

Poco después sonó el timbre de cambio de clase, perfecto, ¿Quién quiere ir a mi funeral? Serviremos pastel y galletitas de animalitos. Entré al salón y me coloqué en mi adorado último puesto, donde podía pasar desapercibida y seguir con la timidez de mi vida, por desgracia… esa timidez calló cuando vi entrar a mi peor pesadilla: Camila García y detrás de ella a sus lindas ovejitas.

-Que tal, Gene- odio ese apodo, ¡lo odio!- ¿Qué ocurrió hoy en el salón de tecnología?- levanto mi mentón con su índice.

-Es cómputo

-Como sea, sólo te advierto una cosa- se acercó a mí lo suficiente para escucharla susurrar en mi oído- aléjate de Augusto lo más que puedas si no quieres salir lastimada

Damas y caballeros, Camila y sus secuaces en acción.

-Déjala en paz, García- Astrid al ataque

-Aguilar, gusto en verte linda

-Sal de aquí, no quiero que estos bebés- le enseñó sus puños- se pongan en acción

-Ya quisieras

-Lo siento pero son incontrolables

-Niño- se giró haciendo que su cabello se estampara en mi cabeza- vámonos chicas

Qué asco de mujer, no necesitas pensártelo dos veces para darte cuenta que se vendía a la vuelta de la esquina.

Un día sin ti es simplemente injustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora