Parte única.

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Caminando a paso ligero y con una sonrisa, fue en busca de su equipaje que ahora se encontraba a escasos metros de ella. 

Tal vez sea porque necesitaba un cambio de ambiente, o porque el viaje fue entretenido hablando con la señora a su lado en el vuelo, también pudo ser que ella este positiva con encontrar de nueva aquella inspiración que antes conseguía viendo una simple hoja en algún árbol alto. Pero ella estaba feliz. Estaba bien.

Dejando una vez el aeropuerto con una sonrisa y su maleta a un lado, decidió dirigirse a la casa de sus padres antes de hacer alguna parada a cualquier sitio. Sin embargo, no avanzo tres pasos sin caer en la realidad. 

No conocía del todo París.

Si había nacido allí, pero solo creció allí hasta los seis años antes de que se mudara junto a su familia a la tan preciada Tours suya. Refunfuñando quiso llamar a casa, pero recordó que no tenia batería, no podía pedirle la dirección a sus padres. ¿Ahora que aria?

Suspiro frustrada, tendría que pedirle a alguien que la guiara. Su bonito día sin duda de cayo de manera rápida. Miro a los lados en busca de alguien que pareciera confiable, no se atrevería a pedirle a cualquiera que la guiara.

Caminando un poco por la acera, escucho sin haberlo deseado una conversación ajena.

-Si madre, ya voy para la panadería Dupain, solo espera que Plagg encuentre su equipaje.

¿La panadería Dupain? ¡La panadería de su padre! 

Cuando vio al chico colgar, se acerco tímida, y con una sonrisa nerviosa toco el hombro del chico, quien volteo a verla pensando que era su primo.

-Hola -Saludo nerviosa 

-Hola -Saludo amable- ¿Puedo ayudarte en algo?

Sus ojos, esos hermosos ojos anaranjados, tan profundos y bellos, que se perdió por unos instantes es esos hermosos y exóticos ojos. Pero un chasquido la volvió a la realidad.

-¿Hola? -La llamo él con una sonrisa divertida, que ella admiro y trato de memorizarla.

-Si disculpa -Se encontraba algo ruborizada, su presencia la ponía nerviosa, pero puesto a que él sabia donde quedaba la panadería de sus padres no podía dejarlo ir- Escuche sin querer que irías a la panadería Dupain, yo estoy perdida aquí y tengo que ir allí pero no se como llegar, podrías darme la dirección para poder ir, por favor.

-¿Así que, escuchando mi conversación, eh? -La azabache solo pudo ponerse mas roja todavía.

-Fue un accidente lo juro -Intento decir de manera coherente, pero las palabras sonaban atropelladas y casi ni se entendía, y esa mirada fija en ella, con un brillo casi inexplicables en sus hermosos ojos solo la ponía mas nerviosa todavía.

Él rió. Él rió, dios su voz era hermosa, Marinette no pudo hacer nada mas que apreciarla de manera derivada y apreciarla. Era perfecta, su voz era perfecta.

-No ocurre nada -Menciono con una sonrisa tierna. O al menos así lo veía Marinette. Ella asintió- Bueno podría llevarte con mi primo, si es que aparece a la panadería, tenemos que dirigirnos allí ahora, así que te podemos llevar de paso -Ofreció con una sonrisa metiendo sus manos a los bolsillos de su campera grande. 

-Si, si no hay problema. Gracias por tu ayuda -Espeto ella con una sonrisa tímida y algo ruborizadas mejillas. Se veía tan sencilla, que él pensó que era adorable.

-Bien -Con una sonrisa elevo la vista encontrándose con su primo dirigiéndose a él, con su maleta al fin- Bueno creo que ya debemos ir a buscar un taxi, mi primo ya llego.

Nueva creación. [One Short]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora