Misa corría, justo a tiempo como para ver cómo desaparecía ante sus ojos. Triunfante, giró la esquina y miró a su alrededor. Nada. Se había esfumado. Jadeante, se dejó caer, confusa. Había corrido tras Aile nada más ver que se alejaba.A su vez, ella también había corrido, y mucho. Le había gritado que se detuviese, que tan sólo quería hablar con ella, pero había sido inútil. Lo máximo que había conseguido había sido que se girara, y supuso que para ver si aún la seguía. Cansada, cogió su bolsa, se puso en pie y se alejó de allí, no sin antes echar una última mirada a la calle. Suspiró, y echó a andar hacia su casa. No sospechaba en absoluto que una sombra de cabellos rojizos, sigilosa como un gato, esperaba a que se fuera tras una pared. Tampoco notó su mirada inquisitiva en la nuca, ni la oyó correr hacia la espesura del bosque para protegerse de miradas indiscretas.
Misa entró en casa malhumorada, frustrada y sintiéndose estúpida. ¿Por qué demonios tenía que seguir a aquella chica tan insistentemente?¿Qué tenía de especial?¿Por qué la seguía como un perrito, en lugar de pasar de ella y olvidarla? Pero no podía. Era como si un imán la atrajese junto a Aile, sin razón aparente...para que, después, desapareciese. Llevaba ya cuatro días intentándolo, y había llegado al extremo de que sus padres se preocupasen por ella. Dejó la mochila en el suelo, y se tiró, literalmente, sobre la cama. Tenía que ordenar sus pensamientos. Intentó relajarse, bajó a por un vaso de agua con mucho hielo; le aclaraba la mente. Abrió las cortinas, dejando que un rayo de luz iluminase la habitación de pleno, y miró su agenda. Tenía deberes de Lengua, de la página 87. Una vez los hubo acabado, recordó que tenía el examen de Mates el miércoles, y sacó el libro. Abrió la ventana, dejando correr el aire, y miró al bosque. Otra vez. Aile. ¿Por qué?¿Por qué no la olvidaba? Era frustrante el no poder tener la mente despejada, daba calor. Mucho calor.
Al día siguiente era sábado. Misa sabía que no podría olvidar el tema de Aile, así que se dijo que dedicaría todo aquel día a hacer averiguaciones. Buscó una mochila y puso en ella una botella de agua, una libreta de notas y la cámara de fotos. Mañana pondría un bocadillo, para no pasar hambre.
******
Se despertó. Abrió el armario y cogió la ropa que había preparado para el sábado y se vistió. Cogió la mochila y, silenciosamente, bajó las escaleras. Por un momento temió que Diana, su perrita, corriese junto a ella y la delatase. Pero se limitó a lamerla y a mover la cola, preguntándose que haría allí. Entró en la cocina y se preparó el bocadillo. Diana no pudo soportarlo más. El jamón era su punto débil: se puso a estornudar, como cada vez que se ponía muy contenta o nerviosa, y su madre bajó corriendo.
-Misa, ¿qué se supone que estás haciendo? No son más de las ocho...
-Lo sé mamá, lo sé. Pero quería hacer una excursión al bosque, y ...
-¿Tan pronto?Aaaaaay, vale...Pero llévate a Diana contigo, necesita dar un paseo.-accedió su madre.
-¡Gracias mamá!-exclamó. Pero, al ver la mirada de reproche de su madre, sonrió y susurró-. Gracias, mamá.
Minutos más tarde ya corría por el campo, saltando setos, evitando piedras, dejando que la hierba alta le hiciera cosquillas al pasar volando entre ellas. No tenía rumbo fijo, pero creía saber a dónde se dirigía: al bosque. Hacía calor; el sol ya estaba subiendo. Unos diez minutos después, ya se veía la linde del bosque. Las copas de los árboles se veían verdes; verde hierba, marrón verdoso, verde amarillento, verde caqui...que se iban alternando con las ramas tanto marrones como broncíneas de sus respectivos árboles. Cuando ya llegaba, el presentimiento de que Aile estaba cerca era cada vez más fuerte. Era como si un vínculo, un lazo muy fuerte las uniera a las dos...a pesar de la testarudez de la primera en no ser amiga de nadie.
Se paró a descansar bajo un abedul. Era extraño; le transmitía una especie de energía refrescante que la empujaba a seguir con su búsqueda lo antes posible. De alguna manera, Misa lo entendía...y él le decía que iba por buen camino. Ella se sentía poderosa y...mágica. Se levantó de un salto, y se perdió entre la espesura, mirando al abedul que cada vez e veía más lejos, más y más lejos...hasta desaparecer de su vista, como ella del resto del mundo. Corría entre los árboles, no muy convencida de haber tomado el camino correcto en su mente, pero el corazón...le decía que se acercaba a un lugar muy especial, que desprendía una energía muy poderosa. Se detuvo, jadeando. Diana la miró, también exausta. Llevaban cierto tiempo corriendo, y eso le gustaba. Desconocía la razón por la que su dueña alargaba tanto el paseo aquella vez, pero quería que fuese así más a menudo.
-Se acerca-una chica de cabellos rojizos miraba al frente, a la gran masa verdosa que era el bosque, con sus ojos almendrados.
<<Lo sé>> dijo él, en su mente<<¿Ha venido sólo para verte?>>
Aile se tomó su tiempo para responderle. Cuando lo dijo, simplemente dijo:
-Tal vez-se internó en la espesura. Él, en cambio, se quedó un poco más, mirando al vacío, antes de cruzar la suave cortina verde que separaba lo que era el bosque normal...del suyo. A Misa no le sería tan fácil cruzarlo; se dijo. Era ya mediodía. Sin embargo, detectó algo que lo hizo volverse de golpe, repentinamente serio.
<<Aile>>-la llamó, con voz firme-<<Trae un perro. ¿Sabes lo que eso significa?>>
-¿Un perro?-preguntó ella, extrañada, emergiendo de entre los arbustos-Eso quiere decir que...
<<Sí. Si el perro pasa, ella sabrá que hay algo aquí>>
-Si pasa...
<<"Todos los hermanos del bosque y el agua serán atraídos por la llamada de Athia...". ¿O acaso no recuerdas eso? Ella aún no está preparada, Aile, y lo sabes>>-dijo con tono grave.
-.¿Y por qué no?¿Quién dice que no deba entrar en Athia?
<<No me vengas con ésas, que tanto tú como yo apoyamos esa decisión>>
-Y ahora me arrepiento. ¿Por qué no habríamos de cederle el paso? Al fin y al cabo, ella es la...
<<¡¡¡NO LO DIGAS!!!>>-chilló su voz en la mente de Aile-<<¿Cómo osas decirlo?¡A ti pueden oírte! No eres como yo, no hablas tan sólo en mi mente. Y ella puede oírte si se concentra lo suficiente>>
-Si se concentra lo suficiente-resaltó ella, pedante-cosa que no...
-¡Corre, Diana! Creo que anda cerca...
<<¡Corre, Aile!>>
Para cuando Misa llegó a donde ellos habían estado momentos antes, ya se habían marchado...Pero la observaban, y con precaución.
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Los Misterios de Aile
AvventuraMisaki siente curiosidad por Aile, una chica de su instituto, solitaria y atrayente, rodeada por una extraña aura...mágica. Un día, decide seguirla, y los poderes ocultos que Misa guarda en su interior le permiten abrirse paso en el extravagante mun...