Charlotte esbozó una sonrisa, su padre no quitaba la mirada de ella y esperaba alguna reacción negativa pero jamás llegó, en cambio la rubia río.
— Ésto es ridículo. — Mencionó tirando la hoja al escritorio y buscando al responsable de aquello.
— ¿Es por el dinero? Podemos aumentar más si deseas. — Aquel tipo parecía tener un ataque de ansiedad ahí.
— Es lógica. — Respondió Charlotte, tratando de buscar las palabras adecuadas para explicarle a todos los presentes, en su mayoría hombres de edad avanzada. — ¿Cómo esperas que sea recibida? Una persona con absolutamente todo a su alcance yendo a una escuela pública justo cuando su padre se postula a la candidatura, ¿Por qué no antes o por qué no después?
— Todos te adoran si es lo que te preocupa, las encuestas lo avalan. — Comentó alguien muy cerca de ella pero ni siquiera se inmutó.
— Hablas por las fotos de Instragam... No me quieren a mí, quieren mis lujos. ¿De que podría hablarles? ¿De mis viajes por todo el mundo o tal vez de la nueva colección de Victoria's Secret...
— Detente ahí... ¿No has leído el contrato? — Charlotte asistió.
— ¿Es broma, no? Ningún vínculo afectivo o amoroso. — Nadie respondió y la rubia busco algún tipo de ayuda por parte de su padre pero éste desvío la mirada. — Esperas que sea una completa antisocial durante un año entero, no soy un maldito robot.
— Charlotte. — Reclamó Richard.
— Estamos por debajo del partido republicano, no se trata de ser sociable con la gente de bajos recursos, queremos que sean un voto asegurado el día de las votaciones... Así que, ¿Firmarás? O puedes irte despidiendo de tus costoso caprichos. — Ashley bufó mirando con cierto desagrado Thomas Hoggard, el principal socio de la campaña y su suegro.
— Bien. — Sentenció mientras tomaba una pluma del escrito para firmar aquel contrato, de todas maneras ¿Quién iba a dejar ir semejante cantidad de dinero? Sobre todo si tienes dieciocho años y con alma aventurera.
[Actualidad]
Había comenzado su mañana con el pie izquierdo, literalmente, su hogar estaba repleta de ayudantes y se tomó varios segundo para procesar la escena, lo había olvidado por completo.
Hoy era el tercer brindis por la campaña de su padre y faltaban cuatro meses para terminar con su contrato, al mismo tiempo faltaban dos meses para su cumpleaños.
— Necesito dos vestidos en mi habitación, quiero que ambos combinen y uno sea más que pequeño que el otro.
— ¿Dos? ¿Estás segura? — No contesto pero solo necesito una mirada para afirmar su orden.
Su padre, como cada cuatro meses se encontraba en las oficinas o en algún lugar para promocionar su campaña. Sintió la mirada de todos aquellos trabajadores sobre ella y lo único que pudo darles fue una enorme sonrisa llena de sinceridad y agradecimiento.
Zac se encontraba leyendo algún cómic en el asiento del copiloto y sin hacer demasiado ruido se subió.
— Hoy no debes ir a la escuela. — Comentó Zac mientras hojeaba la revista esa, Ashley alzó su ceja con confusión. — El evento comenzará en cinco horas y se supone que debes estar lista antes, simplemente no tendrás el tiempo necesario para cambiarte.
— Quiero ir.
— Hay una gran diferencia en querer y necesitar, ¿Lo comprendes?
— ¿Qué te hace pensar que necesito ir?
— Bueno para empezar, has despertado dos horas después de la entrada, apenas te has peinado y tienes dieciocho años como para ir en tercer semestre. — Miró con molestia a su chófer, odiaba llevarse tan bien con el que se tomaba la libertad de criticarla cuando tenía oportunidad.
— Tengo un contrato que cumplir.
— ¿Cumplir? Tu no sabes esa palabra. — Conforme Zac iba hablando, Ashley no dejaba de encogerse en su lugar, suspiro de alivio al escuchar como encendía el motor. — No me malinterpretes, Charly. Te quiero pero sabes perfectamente que después de las elecciones irás a Ucrania, no dañes a nadie.
Guardo silencio durante los minutos restante, su mente quería entrar en razón y obedecer los consejos de Zac a la perfección pero había una fuera interna mucho más grande que la razón, una chispa y una llama, necesitaba un buen motivo para darle a Zac, todo valía la pena.
Rebecca valía la pena.
[...]
Al llegar no pudo evitar sentir un cosquilleo en su estómago, sonrió débilmente, incluso su cuerpo lo sabía.
Desde ayer no había visto para nada a Rebecca, y hoy anhelaba verla, aunque sea unos cuantos minutos, mañana tendría que viajar en compañía con Jacob a algún lugar extraño de México solo por su primer año juntos.
— Hola. — Saludó tímidamente a los amigos de Rebecca, no le gustaba estar mucho con ellos porque sentía que no la querían cerca. — Allen... Daniel y A-alexander — Dijo suavemente al recordar sus nombres milagrosamente y gracias a que Rebecca no paraba de hablar de ellos.
— Si te lo preguntas... — Habló el ojiazul, no sabía con certeza de quien era quien, ya que lo único que los diferenciaba eran el color de su cabello. — No tengo idea alguna de donde pueda estar Rebecca.
— Aunque lo único que sabemos, es que se encuentra con Pamela. — Informó el más grande de todos.
— Pensé que no se llevaba con ella. — Comentó confusamente y observo como todos formaban una pequeña sonrisa de cómplices.
— Oh, antes eran las mejores amigas... Hasta que Pamela comenzó a ganar relevancia con sus falsas noticias... No debo aburrirte, de seguro se encuentra en el baño.
El cuarteto parecía agarrar confianza de poco a poco y buscaron alguna mesa cerca para continuar su plática sobre cualquier cosa específica.
No fue casi al final del almuerzo cuando todo los que se encontraban cerca comenzaron a murmurar, algunos palmeaban sus manos y muchos chiflaban. Muy al fondo se encontraba una bola formada por ellos, apenas y se podía notar quien se encontraba ahí.
— ¡Quítense! — Era la voz de Pamela. — O todos tendrán un defecto que contar. — Amenazó y mágicamente todos se esfumaron sin dejar de sonreír tontamente.
— Oh, dios mío. — Allen fue el primero en comentar y los otros simplemente se quedaron sin habla.
Rebecca era totalmente diferente, su cabello dorado había desaparecido para convertirse en un llamativo naranja, también algo extraño tenía en su rostro y conforme avanzaba noto el maquillaje que adornaba su cara.
Ashley sintió el calor apoderarse de ella con miles de pensamientos indebidos en su mente.
— Joder. — Jadeó lo más bajo posible para tratar de componerse. — ¿Qué te has hecho en el cabello, cariño?
[perdón por apenas actualizar y prometo arreglar los errores ortográficos cuanto antes]
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Man Killer |CHARLYNCH|
FanfictionElla es una asesina de hombres y muere por una mujer.