So Many Roads Still to Know

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—No entiendo cómo lo haces.

Ante el comentario repentino, Twilight paró de traspasar lo subrayado en el libro a su cuaderno con la intención de conformar un primer resumen, y tornó la vista a su amiga sentada frente a ella. Las palabras de Sunset se escucharon un tanto sofocadas al tener la cara enterrada en su libro de texto abierto, probablemente aún en la primer página del capítulo asignado para leer.

— ¿El qué, exactamente?— Inquirió Twilight, ceño fruncido en confusión.

— ¡Entender a este tipo!— Bramó su amiga, levantando la cabeza para acomodarse el cabello rojizo de mechones dorados en un rodete, que probablemente duraría menos de un segundo ante la falta de una banda elástica para sostenerlo—. Entre las idas y venidas en el tiempo, los comentarios anecdóticos y que diga las gentes, creo que me va a explotar el cerebro.

—No es tan malo—. Sunset arqueó una ceja, el pelo se le desató por sí sólo en sincronización cuasi perfecta—. Está bien, sí, es insoportable y también me exaspera, pero luego de la segunda lectura te acostumbras.

— ¿Cuántas veces lo leíste?— La pelirroja esta vez levantó ambas cejas.

—Sólo dos, si no contamos ésta porque es para sintetizar lo más importante y a partir de ahí organizar bien las temporalidades. No soy tan nerd—. Un nerd probablemente lo leería otras tres veces más hasta memorizárselo por completo, en el mismo día que fue asignado, ella sólo era aplicada.

Sunset rodó los ojos, dándole un sorbo a su café.

—Se nota, nunca creí que te echarías a dormir tras Rainbow Dash en la proyección de Literatura—. Comentó con una sonrisa divertida.

Se supone no debían llevar alimentos ni bebidas a la biblioteca, según los pequeños carteles en cada una de las mesas. Pero mientras se fuera amable con el bibliotecario de turno, se mantuvieran las mesas limpias, y no se desatara ningún tipo de caos, esa regla era técnicamente inexistente. Sin contar que una buena dosis de cafeína a las tres treinta de la tarde era bastante útil, además de extra necesaria.

—En mi defensa, hice un reporte de esa película el año pasado en mi otra escuela—. Dijo, enumerando con los dedos en una especie de énfasis—. Y dormí alrededor de cuatro horas... O eso creo.

Al recordar lo poco que había logrado dormir la noche anterior, sintió la necesidad de darle un trago a su propio café. Tanto para suprimir un bostezo cansado, como para apaciguar con el calor de la bebida el cosquilleo incómodo que le subió por la espina dorsal al recordar el por qué exacto.

— ¿Salió otro documental nuevo?

—Dos, de hecho—. Contestó Twilight, limpiando los lentes con el borde de su sweater. Esta mañana (para colmo) se había levantado tan tarde que la idea de ponerse lentes de contacto no se le cruzó por la cabeza hasta hora después, mucho menos el traerlos para colocárselos luego. No es que los lentes fueran incómodos, pero se sostenían con tanta pobreza en el puente de la nariz que a veces se pescaba a sí misma acomodándoselos por inercia.

— ¿Sabes? Un día de estos tenemos que hacer una maratón de películas—. Ahora con los cristales totalmente pulcros, pudo ver con claridad a Sunset totalmente distraída en su celular. Definitivamente no lograrían demasiado hoy—. Aún no he visto un cuarto de los supuestos clásicos.

—Suena bien, tengo un par que te estoy segura te van a gustar—. Una pausa—. ¿Pero sabes qué suena mejor?—Inquirió Twilight, con cierto grado de ironía.

— ¿...Ir al cine?—Ofreció Sunset, ya conociendo a su amiga de anteojos y rodetes prolijos lo suficiente para ser a dónde iba.

—No. Terminar con esta cosa.

So Many Words Never SaidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora