Narra Amy:
-¡Quiero bajarme!-mascullé.
-Ya sé que quieres bajarte, cariño, pero si lo hago te irás.
-¡Ya deja de llamarme cariño, idiota!
Daniel emitió un fingido suspiro de dolor y cerró los ojos brevemente, para después virar su cabeza y mirarme.
-Ya deja de llamarme así…-dijo con la voz entrecortada-…me haces daño.
Rodé los ojos e intente abrir la puerta del auto con furia, pero esta no cedía y, además, sería una mala idea bajarme justo en ese momento, ya que el vehículo estaba en movimiento y si salía del coche probablemente moriría aplastada por los autos que pasaban a nuestro lado.
-Necesito hablar contigo, Amy…-añadió el rubio-…Quiero explicártelo todo.
-No necesito explicaciones…-afirmé con odio-…Yo ya he visto lo necesario con mis propios ojos, no preciso del punto de vista de terceros.
-Amy, por favor…-insistió-…¡Me he pasado toda la noche llorando por ti!, ¡He soltado más de mil lágrimas!, ¡Estos días han sido una tortura, sobre todo cuando me llamaron tus abogados!, ¡El corazón se me partió a la mitad!
Sentí un agudo dolor justo en la parte interior de mi pecho. ¡Si a él se le había partido a la mitad a mí se me había partido en mil trocitos!
Un nudo en la garganta me impedía respirar bien. ¡Pero tenía que ser fuerte!...¡No estaba dispuesta a hacer que ese tipo se saliera con la suya!
-¿Enserio?...-ironicé con la voz entrecortada, sin mirarlo-…¿Y crees que yo he estado saltando de alegría?...¿Crees que he chillado de emoción después de ver lo que vi en tu oficina?...-tragué saliva tratando de retener algunas lágrimas-…¿Crees que estoy feliz por lo del divorcio?...-sollocé sin querer-…¡Te di lo mejor de mí, pero, al parecer eso no fue suficiente!...-agaché la cabeza y miré a través de la ventanilla para que Daniel no me vea a la cara-…Te aseguro que no tienes ni idea de cómo me sentí al ver a esa chica entre tus piernas y a ti con esa mueca de satisfacción…-hice una pausa y limpié rápidamente una lágrima que se estaba escapando de mi ojo. ¡Me sentía tan imponente!-…¿Cuándo dejé de ser lo suficientemente buena para ti, Daniel?
Un profundo silencio reinó en el auto.
Daniel no me miraba, ni yo a él.
El ojiazul estacionó el auto frente a un…¿Hotel?...¡¿Pero qué rayos hacíamos aquí?!
Me tomó de la mano, lo cual (extrañamente) se lo permití, y me guió hasta la recepción.
-Daniel…¿Qué hacemos aquí?...-pregunté sintiendo cierto temor de lo que él pudiera hacer.
El rubio hizo caso omiso a mi interrogante y, por el contrario, le pidió la llave de “la habitación que había reservado” a la recepcionista.
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Paternidad ©--Pausada
General Fiction—Amy y Daniel Después de un año...Las cosas se vuelven un poco complicadas para los recién inaugurados padres: Amy y Daniel; sobre todo para el rubio, que está acostumbrado a la simple vida de pareja... Ya lo dijo alguien: Dos son compañía, tres son...