Tienes su nombre tatuado dentro de un corazón fechado.

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Lunático está feliz.

Extremadamente feliz.

Puedes sentir el corazón palpitandole con fuerza sobre tu pecho mientras te besa por toda la cara sin parar, llenándote de saliva (aunque eso nunca importa), sus brazos rodeandote el cuello sin querer dejarte ir. Sin querer que lo dejes. Porque, ¡por Merlín! ¿dónde encontraría Remus a alguien que lo hiciera sentir de esa forma si no eres tu?, ¿quién sería capaz de tatuarse su nombre dentro de un corazón flechado si no es Sirius Black? La respuesta es nadie, nadie en el puto universo haría eso, porque nadie en el puto universo es tan idiota como para tatuarse tremenda estupidez en el pecho o porque nadie podrá amarlo como tú lo haces.

Y que Remus se sienta amado te pone extremadamente feliz.

James fue el que te acompañó al local y confundió al tatuador unas tres veces para que dejara de pedirte el permiso de tus padres, también fue el que se partió el culo de la risa cuando vio lo que habías elegido tatuarte ("qué diseño de mierda, Canuto" "¿tu primer tatuaje y eliges el nombre de tu novia? maldito virgen") y el que te miró fijamente todo el tiempo, sin apartar sus ojos de los tuyos ni un segundo, como retandote a sentir dolor, con sus ojos diciendo "vamos, Canuto, atrévete a sufrir en mis narices, que soy capaz de quitarte de esa camilla y hacer que me perforen tu estúpido tatuaje en la piel a mi", y te dan ganas de abrazarlo fuerte para que nunca te deje porque sabes que nadie en el puto universo te va a querer como Cornamenta (lo de Lunático es diferente).

Tienes saliva por el cuello, la barbilla, en la comisura de los labios y en el pecho, justo encima del tatuaje.

Cuando llegaste a la casa de Remus te encontraste con tu suegra cultivando unos tomates en la parte de atrás, nunca tuviste tantas ganas de extinguirte en toda tu vida. Intentaste arreglar un poco tu cabello y tiraste de tu camiseta agujereada para disimular las arrugas, no conseguiste ninguna de las dos cosas, pero a la mamá de tu Lunático no le importó para nada, te besó las mejillas dos veces y se negó rotundamente a que la ayudes con los tomates.

"Remus está en la cocina leyendo, hazme el favor de sacarlo al mundo real" dijo, pero lo que tu querías era ver a Remus y encerrarte con él en su propio mundo, donde sólo existen ustedes dos.

La cocina olía a chocolate -a él- y la boca se te hizo agua , Remus estaba de espaldas a ti, recostado sobre una de las sillas que había al rededor de la mesa, sosteniendo un pequeño libro casi encima de su nariz (su hermosa y enorme nariz). Querías darle la sorpresa de una manera especial, querías que sonriera cada vez que recuerde ese momento, pero lo que hiciste sólo haría que riera hasta orinarse encima. Te quitaste la camiseta y te la echaste encima del hombro, y trataste de lucir tu trabajado cuerpo cuando te pusiste en frente de él.

"Hola, Remus"

Te prometes a ti mismo que nunca olvidaras la cara que puso cuando estampa el libro contra la mesa y se levanta de un salto, porque eres su Sirius y has ido a su casa dos semanas antes de lo acordado, o tal vez porque no llevas camiseta y su madre podría llegar en cualquier momento, pero cuando estaba a punto de lanzarse encima tuyo para besarte (o tal vez para obligarte a vestirte) lo ve.

Te ha arrastrado a su pequeña habitación, que está llena de libros, fotos de sus amigos y fotos tuyas, te ha lanzado contra su cama sin cuidado y te ha besado con saliva, lengua, dientes y amor, tanto amor...

Ahora tienes su cabeza apoyada en el hombro, sus ojos ámbar pegados a tu cuerpo, trazando el contorno del tatuaje que tienes justo encima de tu corazón.

Estás tan feliz que revientas.

Porque ahí está tu Lunático, con el pecho lleno de cicatrices (esas que conoces de memoria) que parecen una obra de arte, respirando lentamente mientras observa el tatuaje. Tus dedos se pasean por la curva de su cuello, donde una de las más recientes se encuentra, habías lamido la herida hasta creer que te quedarías sin lengua, aunque podrías vivir con eso siempre y cuando siguieras escuchando la risa de Remus. Llevas tu mano hasta su mejilla y acaricias las pequeñas líneas blancas que hay a los costados de su nariz, y llegas a esa, la que le atraviesa el hocico cuando está transformado, la que el perro disfruta de lamer. Tu favorita. ¿Por qué? No lo tienes claro, tal vez son los bordes rosados que se aclaran hasta llegar a blanco o su textura extremadamente suave, no lo sabes, pero ambas cosas la hacen parecer irreal, demasiado hermosa para ser natural. "Como las nubes" pensaste, y qué bueno que no lo dijiste porque tienes una reputación que cuidar (o lo que queda de ella, después de Remus ya nadie te ve de la misma forma).

Tienes su nombre tatuado dentro de un corazón flechado [Wolfstar].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora