¿Podría ser cierto?

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Ella era tímida.

Él era callado.

Ella creía en los cuentos de hadas.

Él no creía en los finales felices.

Ella no tenía amigas.

Él tenía muchos amigos, sin embargo era como si no tuviera.

Ellos no se conocían.

No obstante, había un lugar donde ellos se observaban sin que el otro supiera.

Nunca hablaron aún si lo deseaban con fervor.

Nunca siguieron las mismas direcciones, siempre las opuestas.

Nunca cruzaron sus miradas, sin embargo siempre se miraban.

A él le fascinaba su cabello café que era como una cascada de chocolate puro.

A ella le encantaba su cabello negro, siempre desordenado por no tener tiempo en las mañanas para peinarlo.

Durante un año, de lunes a viernes, estuvieron jugando este juego de miradas robadas, donde ninguno se daba cuenta de lo que el otro sentía.

Ninguno pudo captar lo que ocurría.

¿Cómo, durante un año, no pudieron darse cuenta de lo obvio?

Los dos estaban atentos a los movimiento del otro.

Aun así, teniendo las probabilidades a su favor, no cruzaron nunca sus miradas.

Ella lo observaba durante pocos segundos y bajaba la mirada.

Él sabía que se quedaría embobado cuando alzara la mirada para verla.

Ella siempre lo observaba primero, pues le encantaba la forma de su cuerpo al quedar enredado en sus pensamientos.

Él siempre la observaba los últimos minutos, antes de que tomaran caminos separados, aun si solo veía parte de su cara y su cabello.

A ella le daba un cosquilleo en el estómago al verlo siempre en la posición recostada en la pared.

A él se le ponía la piel de gallina siempre que la veía sonreír, como si supiera un secreto.

Ella no soportaba mas no poder saber de este misterioso chico que con tan solo mirarlo le pasan cosas.

Ella se dispuso a hablarle, o chocar con él de forma casual aunque sea para poder escuchar su voz.

Porque sería la última vez que lo vería.

Ella se mudaba.

Pero como si el destino le estuviera hablando, no se presentó ese día.

Ella se entristeció.

Él sentía un vacío al no poder haber empezado el dia con esa sonrisa secreta que tenía ella.

Él tuvo que viajar.

El lunes estaba ansioso por querer verla, llevaba tres días soñando con aquella sonrisa.

Hoy le hablaría.

Pero no apareció.

Él quedo con un vacío.

Al día siguiente no la encontró, ni al siguiente, ni al otro.

Pasaron días, semanas, meses… y no apareció.

Pasaron tres años.

Muchas cosas ocurrieron.

Él obtuvo un nuevo empleo en una empresa reconocida.

Él tuvo que mudarse.

Él no era el mismo, desde hace tres años.

Soñaba con esa sonrisa.

El primer día de trabajo, deslumbro una hermosa cabellera achocolatada.

¿Podría ser cierto?

Tenía una reunión.

Él se estaba imaginando cosas.

Cuando entro a la sala de reuniones, vio una silueta sentada al fondo de la sala.

Estaba sola.

Muy concentrada escribiendo.

Él se la quedo viendo con una sonrisa en sus labios.

¿Podría ser cierto?

Ella sintió una oleada de calor atravesar su cuerpo.

Ella alzo la mirada.

Se encontró con unos cabellos negros alborotados, como recién salidos de la cama.

Le estaba sonriendo.

Ella estaba sonriendo.

¿Podría ser cierto?

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⏰ Última actualización: May 10, 2014 ⏰

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