Encendiendo la pasión

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Hola guapas y guapos, gracias por entrar aquí. Hoy les traigo un one-shot que está relacionado con la historia "Una problemática cumpleañera". Para los que pidieron una continuación, donde Temari se pusiera el famoso pijama, aquí está. Espero que les guste.

Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias, a las que comentan, a las que votan, a las que agregan mis historias a sus listas, a las que me siguen, y a las que simplemente leen.  Para todos ustedes, gracias totales.

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Es importante para escritor saber si gustan de sus historias, y la única forma de saberlo es cuando votan o comentan.  No olviden que sus votos y comentarios son una motivación extra a las ganas que uno tiene de escribir.  Gracias.

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One shot dedicado a Mardala, gracias por estar siempre al pendiente de mis historias.

Los dejo con el one shot, espero que les guste.

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Encendiendo la pasión

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Acabábamos de terminar de cenar y todo había estado riquísimo. Temari había preparado mi platillo favorito: caballa al horno con algas salteadas, además de otras cosas sabrosas que me gustaban. Debo reconocer que me extrañó ver todas esas delicias servidas a la hora de la cena, ya que si miraba el calendario no celebramos ninguna fecha en especial. Y aunque ella acotó que sólo los había preparado porque hace tiempo no los hacía, en el fondo, algo me decía que existía una segunda intención escondida.

No quise indagar en el asunto, así que una vez que terminamos de comer, le ayudé a recoger los platos y el resto de cosas, y los llevamos a la cocina. Temari, con suma calma, comenzó a lavar la vajilla, cosa que me extraño muchísimo, ya que ella siempre hace todas las cosas domésticas a un ritmo acelerado, sobre todo a esta hora, porque era la hora de ir a acostar a Shikadai, y aunque éste ya dormía en su cuna portátil que estaba en el comedor, había que ir a acostarlo en la habitación como correspondía.

Mientras iba secando la loza, que ella iba dejando en el escurridor, la observé de reojo, lo suficiente, como para confirmar mis sospechas. Pese a que Temari lo disimulaba bastante bien, podía notar que sus pensamientos estaban en otro sitio, además sus ojos destellaban un brillo especial, un resplandor que me hizo recordar el tiempo en que éramos novios, cuando ella viajaba desde Suna, sólo con el afán de venir a verme.

—¿Qué tanto me ves, Shikamaru? —giró su rostro con curiosidad, entregándome los cubiertos para que los secara.

Me quedé callado unos segundos, al sentirme descubierto, y enseguida esbocé una sonrisa ladeada.

—No sé qué es, mujer, pero hoy luces diferente —espeté, mirando con atención su rostro—. Te ves más radiante, más bonita.

Un leve sonrojo apareció en sus mejillas, y de inmediato se giró para continuar con su quehacer.

—Son ideas tuyas, Shikamaru —habló incómoda, terminado enjuagar el último pocillo que le faltaba, y luego me cambió el tema—. Bueno, yo ya terminé, así que te espero en comedor para subamos con el niño.

—Está bien, mujer, luego te alcanzó —acoté, viéndola marchar hacia el comedor. Y aunque por fuera se veía bastante serena, yo sabía que por dentro algo la inquietaba. No podía equivocarme, ya que mi instinto me lo decía.

Me apuré en guardar los pocillos en la alacena, y me fui rumbo al comedor.

Sonreí, al ver a Temari cargando Shikadai. Ésta al sentir mi presencia, alzó su rostro y me sonrió como suele hacerlo.

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