Sostén

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Osomatsu-san no me pertenece, solo uso sus personajes con el fin de saciar mi pasatiempo.

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Ichimatsu y Karako mantenían una distancia desde hace días, por el momento eso no afectaba a ninguno de la familia, excepto un chico sonriente que sabía lo que sucedía; pero procurará que ellos lo resolvieron solos. A pesar que de alguna u otra forma debería de ayudarlos, los sentimientos eran mutuos y el orgullo era más grande que consiguieron hacer murallas para no lastimarse, pensó que actuaría con celos si escuchaba la experiencia del segundo en el baño; pero fue todo lo contrario, debería de buscar otro método.

—Nii-san—llamó el quinto al morado en la azotea.

— ¿Qué ocurre, Jyushimatsu?—preguntó mientras acariciaba un minino.

—Karako me dejo usar su transporte de bolas para poner las mías

— ¿Te prestó su suspensorio?

—No, ya tengo uno para jugar béisbol

—No quiero hablar de ella ahora, llena esa cosa de bolas...

—Tienes razón, Nii-san. El partido pronto empezará y no debo perder tiempo.

Después de esa charla paso en frente de su hermano para entrar a la casa, como lo esperaba fue detenido de los hombros por su hermano de forma rápida.

—Jyushimatsu

—Hai

—Ese no es...

—Nii-san, está equivocado—agarro la prenda de los extremos y lo enseño sin pudor—Esto es un soporte de bolas de béisbol—dijo con alegría estirando el sostén negro.

El morado estaba rojo hasta la médula ¿Qué carajos está haciendo su hermano con eso? ¿Cómo lo consiguió? En la etiqueta del sostén podía leer talla D y provocó que sus orejas desprendieran humo como ferrocarril.

— ¡Jyushimatsu, dame eso!

— ¿Por qué? Acaso Nii-san quiere jugar conmigo.

— ¿De qué estás hablando? Eso no es...

—Pero me gusta, hasta quería que Nii-san jugará ¡Por eso lo elegí!—argumentó frotando sus mejillas con las copas.

Ichimatsu no sabía que pensar, el sostén tenían el dibujo de un gato morado jugando con un estambre azul, no abarcaba las copas porque el dibujo era pequeño y parecía un bordado. En algún punto pensó que seguiría con su ropa dolorosa y pondría su rostro con lentejuelas azules. Pero parecía demasiado lindo y hasta adorable ese detalle.

—Ne, Ichimatsu-niisan ¿No quieres probar?—le ofreció la prenda superior.

La tentativa era enorme, se lo quitaría para que no enseñar la ropa interior a los pervertidos que tenía por compañeros y comenzarán a pretenderla. Suficiente tenía con la salida que sería mañana con esas chicas, agarró la prenda y la textura era realmente suave; alejó esos pensamientos cuando el amarillo lo miró pensativo. Bajó con cuidado y miró en los extremos del pasillo, sin moros en la costa emprendió el camino hasta la habitación donde aseguraba no encontrar a ninguno de sus hermanos. Conociendo sus horarios entró sin cuidado a la habitación.

— ¡Oe Jyushimatsu! Te dije que si voy a jugar, pero tenías que esperar—gruñó de espaldas el doloroso.

Ichimatsu se quedó en pierda, la espalda se podía apreciar por tener el cabello adelante, solo se cubría con unas pantaletas del mismo juego que el sostén y agarraba su pecho con una playera de algodón sin mangas.

My little brother, no volviste a pensar que el sostén es un soporte de...—sus palabras murieron cuando dio la vuelta y no solo se encontró a Jyushimatsu.

Su cara se tiñó de rojo en ambos, Ichimatsu tenía un hilillo de sangre y agarraba su entrepierna para que no viera su erección, lastimosamente ella lo logró apreciar y la sangre circulaba por la nariz. Pero para terminar con eso, se paró de su lugar, le arrebató la prenda y cerró la puerta corrediza; para que ambos pudieran desplomarse de vergüenza y pensar en frío.

Después de eso le hicieron jurar al de amarillo no agarrar las prendas de la chica, por otra parte, a pesar que no los hizo hablar, la distancia entre ellos cambio por uno de vergüenza derrumbando un poco el orgullo cuando ambos tuvieron que pedir disculpas.

Un punto para su favor.

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KarakoWhere stories live. Discover now