Faltaba media hora para que fueran justo las 5:00.
Ahora estaba un poco molesto conmigo, acaso ¿Exageré? Luego pensé, nadie merece este tormento. Pensar que en cualquier momento leo me puede volver a dejar, me mataba.
Y seguía exagerando. Mi mente no paraba de pensar. Cheque mi celular y tenía 1 mensaje de Evan..
¿Puedo visitarte? Sabes que nos preocupamos por ti. Además hoy hay entrenamiento. Y eres el capitán, no puedes faltar.
No sabía si leo iba a llegar o no. Así que decidí no contestarle y aún así arreglarme un poco.
Cuando dieron las 5:00 no sonó mi timbre. No hay nadie en la puerta esperando a entrar.
Pasaron unos 13 minutos cuando alguien tocó. Mi corazón se aceleró como nunca. Me di cuenta que no podía estar así con Leo. Qué necesitaba empezar a confiar en él.
Cuando abrí la puerta, mi ojos se abrieron un poco más. Y un silencio incómodo se presentó.
- ¿No me invitarás a pasar? - Dijo Anzel. Te ves muy guapo por cierto.
Llevaba puesta una camisa negra, unos vaqueros no tan ajustados y mi loción favorita.
- ¿Qué haces aquí? - Dije dudoso.
- Te ví discutir con Leo. No quiero ser inoportuno enserio. Pero por egoísta que suene, esto es oportuno para mí. Y no desaprovecharé la oportunidad.
Le abrí paso. Al fin de cuenta, todo lo que pasó parecía no importarle a Leo.
- ¿Te ofrezco algo de tomar? - Dije alzando las cejas.
- ¿Una cerveza?
- Vale.
Mientras sacaba del refrigerador dos cervezas. Anzel me preguntó.
- ¿Qué pasó con Leo? La discusión fue fuerte.
- Mira.. yo entiendo que te preocupes, pero tienes razón esto es muy inoportuno. Me enoje con Leo por qué tiene contacto con su ex, y hoy tengo, o tenía una cita con Leo aquí en mi casa y si te encuentra. Sería algo muy incoherente. ¿No crees? De verdad no quiero ser grosero. Pero..
Tocaron la puerta una vez más. Ya sabía quién era. Me puse bastante nervioso. Y me dirige a abrir la puerta. Se veía tan guapo, unos pequeños rayos del sol, aclaraban más su cabello, una camisa azul cielo, y un vaquero ajustado blanco. Su camisa hacia que sus ojos verdes relucierán y sus pecas aún más. Alzó la cara en cuento me vio, fingiendo firmeza, lo conocía. El al igual que yo, no estaba bien. Ahora me sentía avergonzado. ¿Con qué cara le reclamaría? Solo agache la cabeza.
Anzel se dirigió a la puerta. Leo lo observó de pies a cabeza. Y luego se vino hacia mi, bastante desilucionado.
- Será mejor que me vaya. - Dijo Anzel.
- Vaya, el niño tiene decencia. - Dijo Leo, burlón.
Anzel se fue. Y leo seguía parado en la puerta.
- ¿Quieres pasar? - Le dije. Un poco intimidado.
Leo pasó sin decir nada.
Vio las cervezas que estaban sobre la mesa y soltó una risa fingida.
Agarro la mía que aún seguía sin abrir. Y se sentó en el mueble. Saco una cajetilla de cigarrillos y me ofreció uno. Esto sin duda, era lo más extraño, seguíamos sin decir ni una palabra.
Me senté a su lado. El agachó la mirada, recargó sus codos en sus rodillas, y tapo sus ojos con sus manos. Acaso.. ¿Estaba llorando?
Y dijo al fin. - ¿Qué vamos a hacer?
No me quieres ver con José, ni yo quiero verte con Anzel. No hay confianza. Y sin eso no hay nada. Pero, en verdad, en verdad. Quiero estar contigo. Ayer fue tan perfecto, solo tu y yo, y nuestra familia. La escuela, nos afecta Daniel. ¡Vámonos! Largémonos de aquí.
- ¿Qué dices? Dije sorprendido.
- Vámonos. - Dijo mirándome a los ojos. Aún los tenía un poco rojos.
- Sabes que no podemos.
- ¿Por qué?
- No puedo dejar a mi familia, falta muy poco para graduarnos. No podemos echar todo a la borda. Tú lo has dicho no hay confianza. Y si no la hay no la va a ver ni aquí ni en ningún lado. Además, esto no es hacer las cosas bien.
- Lo nuestro no funciona para hacer las cosas bien. Tú lo dijiste estar juntos, ya es hacer las cosas bien ¿No?
- ¿Eso dije? - reí.
Él sonrió. - Si, eso dijiste.
- Y si lo pienso bien. - Piénsalo entonces.- Dijo.
Miré sus labios, su cabello, su cuerpo. Me puse encima de sus piernas. Y el me recibió encantado. Lo tome de la nuca y miré sus ojos, sus ojitos hermosos. Y salió de mi..
- Te amo, Leo Winter. El sonrió. Y me beso tiernamente.
- Te amo, Daniel Wells. Dijo mirándome a los ojos.
Empecé a desabrochar su camisa. Y el me ayudó quitándose la. Bese su cuello y mordía levemente en partes.
Quite sus vaqueros dejándolo en boxer solamente.
Tomo la cerveza. Y subió las escaleras.
- ¿Qué haces?
- Lo haremos en tu cuarto. Sonrió grande.
- ¿Qué? Acaso ya se te olvidó, lo que hiciste ahí.
- A mí sí. Tómalo como una prueba amor. Sonrió malévola mente.Ya los dos en mi cuarto, tomo mi iPod y puso música, la música correcta, The Doors. La vista era increíble el, exageradamente sensual.
Ahora el me puso sobre la cama, y empezó a besarme, su lengua me exploraba desde mi boca hasta otras partes. Empezó a desabrochar mi camisa y cuando termino, me quite el vaquero. Ahora estábamos igual, empecé a temblar, lamía mi piel con una suavidad y me besaba con dulzura. En menos de 1 minuto, la ropa que quedaba había desaparecido. Tomo mi mano y volvió a besarme, y justo cuando me beso entro en mi. Lo que estaba sintiendo era inexplicable. Fue como volverlo a hacer una primera vez. En realidad estábamos haciendo el amor.
Sus ojos brillaban, estaba haciendo todo acordé, me miraba, me besaba y volvía a entrar en mi. Una y otra vez. Era el momento más perfecto.
Cuando terminamos, nos recostamos, yo recargado en su hombro. Pusimos una película, y todo ese tiempo permanecimos así, juntos, abrazados, riendo y disfrutando el momento.
- ¿Estás bien? - Me dijo, sonriente.
- Más que bien. Le di un beso pequeño.
Él sonrió alegre.
- ¿Tienes hambre? ¿Qué quieres comer? - Le pregunté.
- Simple, pidamos una pizza.
- Vale.
Seguíamos tan cómodos, y tranquilos ahí echados en la cama. Pero de repente escuchamos que abrían la puerta. Y la voz de papá subiendo las escaleras. En un intento fallido de correr y cerrar la puerta. Por qué claro estábamos tan cómodos solos que no se me ocurrió cerrar la puerta. Pase el momento más vergonzoso. Me caí y papá vio todo el espectáculo.- Yo no Vi nada. Dijo papá. Retirándose.
Cuando me pare y me volví hacia Leo. Los dos soltamos una carcajada imparable. Incluso papá se escuchaba abajo riendo.
Leo y yo ya estábamos cambiados y tan avergonzados como para bajar.
Cuando bajamos. Leo saludo a papa. Y papá nos miró algo divertido. Y Luci se nos quedó mirando rara.
- Se ven raros. ¿De que se reían? Dijo Luci curiosa, como siempre.
Sonó el timbre. Era la pizza. Leo salió a recibirla. Y pagó. Lucy subió al baño, quedando solo papá, leo y yo.- Bueno chicos, no quería decirles nada. Pero mi deber como padre me lo exige. Ustedes ya están bastante grandecitos ya saben lo que hacen. Solo les diré que si lo van a hacer aqui, dan.. mínimo cierra la puerta. Y justo cuando papá termino de decir puerta. Soltó una carcajada. Y fue inevitable que leo y yo no volviéramos a reír.
Después de unos 2 minutos empezamos a comer pizza, y si, justo esto era mi felicidad. Algunos dirán que es simple. Pero esto para mí lo era todo.
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Mejor Juntos [COMPLETA] (EN EDICIÓN)
Fiksi RemajaDaniel Wells es el típico tío popular, hasta que llega un nuevo chico a su clase a robarle todo, incluso su corazón. Lo tiene todo, la tía más buena de la clase, el puesto de capitán en la escuela, una familia unida, ¿Qué más podría pedir? Algo que...