Haría cualquier cosa por Yuuri

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—¡¿Por qué hace esto?! ¡Víctor sama!

Víctor caminaba de un lado a otro, acomodando y recolectando cosas, sin siquiera voltear a ver al chico, que gritaba y lloraba atado a un poste de ese misterioso lugar.

—Víctor sama... le juro las veces que quiera... ¡No le diré a nadie lo del celular! ¡No fue nada grave! ¡Por favor! —gritaba desesperado, entre lloriqueos, tratando de no atragantarse con su propia saliva. Víctor, de entre la penumbra, se acercó al chico arrastrando un hacha de incendios. Comenzó a gritar , jalando con violencia sus extremidades, luchando por liberarse sin ningún éxito.

—¡Víctor! ¡No! ¡Por favor! ¿¡Por qué hace esto?! yo... yo... ¡Yo no hice nada malo!

—Verás, Minami —dijo Víctor preparando el hacha sobre su hombro— el problema aquí es que tú querías el amor de Yuuri, de mi querido Yuuri, y eso es inaceptable...

Víctor sonrió como si le divirtiera lo que estaba a punto de hacer. Le quitó la bufanda que usaba y la lanzó lejos.

—Víctor... sama... yo no...

—Tú más que nadie estás a punto de saber... —Levantó el hacha con ambas manos— que yo haría cualquier cosa por Yuuri...

— ... Víct-

El hacha le atravesó el cráneo.

[...]

Caminaban juntos por el hospital, Yuuri con más prisa que Víctor, rumbo a la habitación que la enfermera les había indicado.

"Está en coma. Es muy posible que despierte, pero no sabemos cuándo, ni que secuelas tendría al hacerlo"... Eso fue lo que le dijeron.

Cuando llegaron se encontraron con un ser completamente inmovilizado sobre la cama. Aparatos médicos lo rodeaban y sujetaban, entre ellos uno que marcaba las palpitaciones de su corazón.

"Yuri Plisetski, patinador profesional de 15 años,  tuvo un trágico accidente al caer de un acantilado hacía una zona rocosa en el mar. Según el único testigo de lo acontecido, una fuerte ráfaga de viento lo desbalanceo, haciéndolo caer desde una considerable altura. El hecho de que siga con vida parece un milagro, aunque su recuperación es incierta."

—Yurio, estamos aquí —le habló Yuuri sujetando su mano— te necesitamos, por favor, despierta...

Víctor no se atrevía a entrar a la habitación por completo. Esperó a Yuuri afuera con el pretexto de que no soportaba ver a Yurio en ese estado. No pasó mucho tiempo hasta que Yuuri, con una triste expresión, saliera de la habitación.

—Descuida Yurio —dijo Yuuri con melancolía— estaremos cuidándote. Víctor y yo...

En cuanto Víctor fue mencionado los latidos de Yurio aumentaron.
Un poco, un poco más, como si quisiera gritar la verdad, advertir a Yuuri de Víctor, liberarse de la prisión que ahora era su cuerpo.

Las enfermeras tuvieron que intervenir. Víctor abrazó a Yuuri y juntos se fueron, perseguidos por el sonido mecánico de los latidos asustados de Yurio...

[...]

El Grand Prix continuaba en marcha. Anunciaron que Yuri Plisetski no participaría, pero por respeto a su condición, y la falta de tiempo para reorganizar la competencia, nadie tomaría su lugar.

Habían solo cinco finalistas: Otabek, JJ, Chris, Phichit y Yuuri.

Víctor salió a comprarle una bebida a Yuuri con la intención de hacerlo sentir más relajado, cuando de regreso escuchó una discusión.

—¡¿Cómo es posible que no pudieras cuidarlo?! —gritaba JJ a Otabek. Víctor se acercó discretamente al marco de la puerta de donde discutían.

—Yura no me dijo a dónde iba.

—¡Y gracias a eso ésto pasó! ¿Cómo te atreviste a dejarlo sólo? ¡Sabiendo lo impulsivo que es!

Se asomó un poco. Otabek estaba recargado sobre la pared, cabizbajo, con los brazos cruzados. JJ daba vueltas frente a él, sujetándose la cabeza con furia.

—Escucha, Altin, no sé porque Yuri te eligió a ti, pero de haber sabido que dejarías que ésto pasara... —Tomó su chaqueta, dispuesto a irse— yo jamás me hubiera alejado de él.

Salió tan rápido que Víctor no pudo ocultarse. Cruzaron miradas por unos segundos, ambos sorprendidos, hasta que JJ se fue sin más. Víctor comenzó a caminar para regresar con Yuuri, hasta que escuchó tras de él a Otabek llamándole.

—Nikiforov... —dijo el Kazajo caminando hacia él, y tras alcanzarlo, apoyó la mano sobre su hombro— si me entero de que tú tuviste algo que ver... te mataré...

Sin decir nada más, caminó por el pasillo, alejándose del perplejo Víctor. La punzante e inexpresiva mirada del otro le había erizado los nervios.

Trató de no darle más importancia y siguió su camino hacia Yuuri.

[...]

Los programas cortos fueron impresionantes. Fue una final difícil para todos, y se notó mucho en sus rutinas.
Otabek patinó como nunca antes, con una precisión maravillosa, que lo colocó en primer lugar.
Christopher quedó en segundo lugar gracias a su "mature eros".
En tercer lugar estuvo Yuuri con "Eros", cuarto lugar Phichit, y en último lugar quedó JJ.

El gran rey, Jean-Jacques Leroy, falló en todos y cada uno de sus saltos. Parecía que la condición de Yuri había impulsado a Otabek, mientras que a JJ lo destrozó por completo.

Yuuri también se vió afectado por ello. Al final de su presentación comenzó a llorar sobre el hielo, apretando con fuerza sus puños. Víctor sabía que era por la culpa de Yurio que no se pudo concentrar del todo, lo cuál lo hacía enfurecer. Deseaba con todo su ser que aquella caída lo hubiese matado.

Ya en el hotel, Viktor optó por darse un baño mientras Yuuri descansaba un poco sobre la cama.

Mientras enjuagaba su cabello, al cerrar sus ojos, era inevitable visualizar las imágenes de lo que había hecho, de en lo que se había convertido.
La pared salpicada de sangre, la brisa que acompañaba la caída de Yuri, y lo más reciente que había hecho, sabotear los patines que usaría Otabek Altin en la final.

No sé arrepentía, si no todo lo contrario, se sentía muy bien. Eros se lo había dicho una y otra vez, "en cuanto lo haces, ya no quieres parar". Ya no le era suficiente con lo que había hecho, quería más. El tener en sus manos sus frágiles e insignificantes vidas...

"Se siente bien, ¿cierto?"

Más que bien. Quería acabar con cualquiera que viera a Yuuri, cualquiera que pensara en él, todo ser humano que quisiese anteponerse a su amor.

"Lo haces por amor"

Amaba a Yuuri como jamás nadie amaría a alguien más. Lo quería sólo para él, nadie más debía saber siquiera de su existencia, no era necesario.

"Harías lo que fuera..."

Le arrancaría brazos y piernas con tal de tenerlo a su lado por siempre...

"Hasta la muerte..."

Hasta morir.

[...]

—Minako está bebiendo con Celestino.

—¡Vaya! Será mejor no molestarles.

Estaban de frente, Yuuri sentado en la cama y Víktor sobre un sillón justo al lado.

—Ah, por cierto Yuuri, ¿de qué querías hablarme? —preguntó sonriente el albino mientras seguía secando su cabello.

—Si... —contestó el otro con una pequeña sonrisa forzada, jugando nervioso sus manos— Víktor... acabemos ésto tras la final...

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—¿Víktor?...

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•Continuará...

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El Eros en su Cabeza [Viktuuri] [Yuri on Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora