Mi propio remedio a este dolor tan incierto,
es una cuna de desprecio.
Mis gritos ahogados en un llanto sin esfuerzo;
de un lugar a otro me estoy moviendo.
No puedo evitarlo,
mi cuerpo yace y yo le observo,
es tan agotador estar muriendo.
Ya he vuelto al mismo infierno.
-Yamily Rangel