f i n d m e | fillie; [TERMINADA]

Día seis; parte dos.

Tardamos menos de dos horas en dejar la cabaña limpia y como antes estaba, como si nada hubiera pasado.
Estábamos pensando en cómo demonios irnos sin que nadie nos notará, pero en la forma de que nadie nos viera ir hacia el lago  (ahora sé que es un lago).
También estábamos pensando en cómo demonios íbamos a hacerle para cambiarnos, porque lo único que había era un pequeño baño con paredes casi de papel, porque por los pequeños orificios que habían podías ver muchísimo. Y eso era incómodo.

-Podemos tornarnos, todos salimos de la cabaña y que una persona entre a hacer lo que debe de hacer, sale, y que entre la siguiente persona -opinó Caleb. Era la sugerencia más inteligente que habían dicho.

Jack sugirió "Primero las chicas, luego los chicos o, chico chica o, pareja con pareja o dispareja a la bandeja" nada de eso tenía sentido, especialmente por la bandeja.
Luego Wyatt que dijo "Opino que con las toallas hagamos la típica casita y cada quien haga lo suyo" era aún más estúpido.
Finalmente decidimos hacer la sugerencia de Caleb.

-Bien, ¿quién va primero? -preguntó Jaeden.

-Wyatt, ya que el es quien más preparado viene -contestó Gaten riendo, obviamente refiriéndose a que Wyatt no venía preparado.
El simplemente hizo una mueca.

-Yo quiero ir primero -dijo Sophia, quien al igual que todos (excepto Wyatt) traía en la mano su traje de baño.

-Adelante -le cedió el paso Caleb e inmediatamente todos salimos de la cabaña.
Después de unos cinco minutos, Sophia regresó y traía puesto un vestido blanco encima de su traje de baño.
Wyatt no me quitaba los ojos de encima desde que había salido de la cabaña.

-¿Quién sigue? -preguntó sonrojada después de haber sentido encima la mirada de Wyatt.

-Es el turno de un niño -dije.

-¡Mío! -dijo Jaeden.

No quería ser de las primeras personas en pasar, si podía ser la última lo haría y lo iba a hacer.
Todos los chicos me decían que entrará, que no había nada de malo, pero moriría de pena, no me gustaba mucho llamar la atención y preferiría quedarme sola y alcanzar al resto sí eso hacía que nadie me viera hasta que estuviera totalmente lista.

-Millie, no pasará nada, está bien si quieres ser la última pero no te vamos a dejar aquí sola, no sabes como llegar -dijo Jaeden tratando de convencerme al igual que todos para que me fuera a cambiar.

-Wyatt no se ha cambiado -puse de excusa.

-¿Qué? -preguntó Wyatt -. Yo me voy a quedar en calzones, no te preocupes.

Y mi excusa nuevamente falló, todos estaban listos a excepción mía, ¿Qué demonios me pasaba? Ellos tenían razón, es algo normal, no había nada de malo.
Tal vez me sentía incómoda porque éramos solamente tres niñas en un grupo, prácticamente de chicos y eso lo hacía incómodo especialmente porque cada una teníamos novio y estaba en este mismo lugar y eso lo hacía más vergonzoso.

-Como sea, de igual manera lo iba a hacer -me rendi, después de ver que ya no tenía más excusas y razones lógicas para no hacerlo.

Entre a la cabaña e inmediatamente me fui directo hacía el baño, me quite la ropa que traía y me puse lo más rápido posible mi traje de baño, lo más vergonzoso es que era un maldito bikini ¿Por qué? Porque no llegue a pensar que si lo iba a usar y porque no tengo otro traje. Es decir, nunca salto a la playa o parques acuáticos y eso era triste.

Cuando por fin estaba lista, lo difícil ahora iba a ser salir, aunque de cualquier manera tenía que hacerlo no me quitaba la idea de le iba a pasar una de las vergüenzas más grandes de mi vida.
Salí del baño y camine lentamente hacia la puerta, puse mi mano sobre la perilla, di un respiro para calmarme un poco y empecé empecé girar la perilla lentamente, podía escuchar como todos le decían a Finn "Hermano, ve clamando tus hormonas, aquí viene" y cuando empezaba a abrir la puerta "Demonios Wolfhard, se te alteran las hormonas peor que a tu novia" y el solamente respondía "¿Quieres dejar de molestarme a mi y a mis hormonas?"
Abrí la puerta y salí lentamente de la cabaña con los ojos cerrados, cuando ya estaba completamente fuera de ahí los abrí, todos me ignoraron cuando salí y en verdad agradezco eso, el único que no me ignoró fue Finn, que ni siquiera me había quitado el ojo de encima desde que había salido. Ahora si moría de vergüenza y empezaba a sonrojarme.
Finn estaba literalmente con la boca abierta, me dio risa la forma en la que me veía aunque quería que este momento acabará.