Capítulo 6

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-¿Estás seguro que quieres hacerlo?- preguntó Frank mientras le daba un trago a su café.

-Me tomó mucho ahorrar este dinero, bueno lo difícil fue no gastármelo.

-Exacto, puedes gastarlo en cualquier otra cosa.

-Pero quiero gastarlo en ella.

-¿Seguro? Con todo ese dinero puedes comprar hasta un...

-No, ya no puedo, ya hice las reservaciones ayer.

-Ah...Entonces espero que valga la pena- Dijo Frank.

-Pienso lo mismo- indicó Mikey.

Guardé silencio, no supe cómo interpretar aquellas palabras.

-Entonces no estarás libre el sábado que viene- Me preguntó Ray.

-Probablemente no.

Estábamos los cuatro charlando en nuestra cafetería favorita, en la mesa de siempre, al lado de la ventana. Ninguno de nosotros había tenido un buen día así que nuestro ambiente no era tan animado como siempre además de que el cielo nublado le daba un toque. Era un día perfecto para estar triste sin ninguna razón.

-Ya está anocheciendo- Frank miró el reloj pegado en la pared.

-Tienes razón, hoy me reuniré con...-dije

-Sí, yo también.-dijo Frank, fingí una expresión de confusión- Quiero decir, yo también me reuniré con alguien- respondió y ambos reímos.

Frank y Mikey terminaron su café, yo ya me lo había terminado varios minutos atrás así que solo le di las últimas mordidas a mi trozo de tarta y al ver que Ray no iba a terminarse la suya me la comí también. Justo después de eso salimos de la cafetería y nos quedamos parados en la entrada hablando de lo que haría cada uno después, yo iría con Eleanor, Frank con Marian, Mikey a la tienda de historietas y Ray visitaría a un viejo amigo suyo.

Fui a donde Eleanor y yo siempre nos reuníamos, el parque, no importaba que tan tarde fuese, siempre nos veíamos en ese mismo lugar en la misma banca al lado de ese enorme árbol que por las tardes proveía una sombra perfecta. Ella ya estaba sentada en dicho lugar y como si fuera una cinta de vídeo que se repite una y otra vez, levantó la vista, al mirarme sonrió, yo me acerqué a sentarme a su lado. Siempre hacíamos lo mismo al encontrarnos, desde la primera vez que quedamos de vernos en este lugar.

Después de un montón de habladuría sin importancia al fin tocamos el tema y se me presentó la oportunidad de mencionarle lo que tenía planeado para el próximo sábado, que de hecho contarle eso era la razón por la que quería hablar con ella.

-¿Recuerdas aquel restaurante elegante que está frente al lugar donde venden hamburguesas?- le pregunté.

-Creo que sé a qué restaurante te refieres... ¿Por qué preguntas?

-Adivina a dónde iremos a cenar este sábado- le dije con una amplia sonrisa.

-No es verdad-estaba conteniendo la emoción- ¿quieres decir que iremos a...?

-¡Sí! Iremos a comer hamburguesas- extendí los brazos, enseguida su expresión cambió de emoción a decepción pero después volvió a sonreír.

-Eres muy cruel- dijo riendo.

-Así que ya sabes, usa el vestido más elegante que tengas porque esa será una noche especial.

-No voy a usar ningún vestido para ir a comer a un lugar así- seguía riendo.

One More Night Donde viven las historias. Descúbrelo ahora