Te dejo esta carta por si no te vuelvo a ver, no deseo preocuparte, pero me gustaría poder explicarte las cosas por si no puedo decírtelas en persona, supongo que recuerdas a mi amigo Jorge, siempre le gustó el juego, llegó a cometer las locuras mas grandes por ello. Hace unas noches me llamó agitado pidiéndome desesperado que eligiera un número entre el uno y el seis, esto me lo pidió todas las noches de forma casi religiosa. Cual creyente asiste a misa los domingos, hasta que una noche por un pequeño descuido no alcancé a dárselo, no supe de el en un par de días. La verdad me tenia angustiado, hasta que una tarde al rededor de las doce de la mañana alguien golpeó mi puerta, abrí la puerta esperando encontrar a algún vendedor o algún chico pidiendo su pelota, ya que frecuentemente caían en mi jardín. Pero no, detrás de la puerta se encontraba una chica, era bastante bonita. Ojos café claro, de piel blanca y cabello largo. Con ella traía una caja, no muy grande ni muy pequeña, la chica me entregó la caja con los ojos llorosos y antes de que pudiera mediar palabra con ella, dio la vuelta y se marchó rápidamente. Luego de este encuentro llevé la caja al salón y la coloque sobre una mesa, al abrirla me llevé una sorpresa dentro de ella había un revolver, con cada una de las secciones enumeradas del uno al seis. Y junto a el una nota la cual decía:
- Querido Alex, si lees esto es porque seguramente estoy muerto, en efecto. Estoy escribiendo esto justo antes de apretar el gatillo, me aseguraré de hacerte llegar esta carta sea como sea. Pero bueno, mejor te explico lo que sucede, hace unos meses que estoy llamándote todas las noches, día tras día. Pidiéndote que me digas un número del uno al seis, ¿sabes el motivo de esta petición?, quizá ya lo has adivinado. El revolver que junto a esta nota, tiene el tambor enumerado del uno al seis, cada vez que te preguntaba un número cargaba en el revolver 6 balas, dejando un espacio vacío. Con los ojos cerrados colocaba las balad y luego giraba el tambor, seguido de esto te llamaba y te pedía un número, era el número con el dispararía a mi cabeza, tu intuición me mantuvo con vida, tus palabras…tus números, pero Ahora no respondiste. No estoy seguro el porqué, pero las ganas de jugar son demasiadas, así que hoy elegiré yo el numero con el que dispararé.
-Jorge-