Destino (parte 1/2)

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Capítulo 2.

Así como la vida llega, en algún momento se debe ir. El destino llega a tu puerta junto con el karma; no toca, simplemente invade tu vida sin permiso y te muestra lo cruel que puede llegar a ser aquello que alguna vez hiciste y ahora está delante de ti, pidiendo venganza y un castigo.

Ese castigo no tardó de llegar para esa jovencita que como error tuvo nacer en el lugar equivocado. No era su culpa, no tenía porque serlo, simplemente se debe sufrir un poco para aprender más de como saltar esos pequeños obstáculos.

Abby perdió su trabajo, pero no su sencillez y humildad.

Tomó la mano de su padre y le prometió encontrar un mejor trabajo. Su padre lloraba de tristeza de imaginar que algún día su hija se fuera de su lado ya cansada de cuidarlo como un bebé, pero ella le prometió nunca dejarlo.

Pobre Don Gonzalo que desde joven dejó a aquella mujer con esas dos niñas pequeñas, en busca de un mejor futuro emigrando a los Estados Unidos; ¡Ay la vida! Demasiado cruel. Gonzalo consiguió trabajo como limpiador, luego de repartidor de pizza y algunos que otros trabajos sucios que le permitían mantenerse firme. Ahorró y siempre mandaba dinero a su adorada Helena, quién siempre sonó con verlo, sin imaginar que dentro de ella crecía un tumor maligno, la cual años luego acabó con su vida, dejando en plena soledad a sus dos pequeñas.

El pobre Gonzalo por regresar intentó todo; vendía drogas y trataba de sobrevivir, pero no podía regresar. Tiempo luego ahorró suficiente y pudo arreglar sus papeles con ayuda de una joven abogada. Y así pudo llevar a sus hijas a ese país de los sueños reales. Sueños que al llegar se convierten en  pesadillas. Pensar que cuando pises el suelo americano podrías vivir una vida color de rosa —así como la pinta la televisión—, pues no. Eres bien recibido la primera semana, pero como dicen: el muerto hiede a los tres días.

Nadie tiene a nadie.
Nadie estará para nadie.
Tú estás solo.
Tú eres dueño de tus problemas,
Y cargará tu propia cruz.

Poco tiempo de las dos hermosas jovenes ingresar al sueño americano, estaba todo bien hasta que su padre se cae de la escalera, y como regalo obtuvo una cortada en su pierna derecha. No quiso gastar dinero, no quiso hacer nada, sin saber que por dentro de él existía una enfermedad  llamada: DIABETES TIPO II.
Poco después empezó a darle fiebre, dolores insistente en algunas partes de su cuerpo. No estaba Produciéndo la insulina necesaria para su cuerpo y la pierna se había llenado de moretones.

Él pobre miraba  miraba su pierna y la veía con hematomas incurables, más un hueco con cierto pus.

Su piernas no podía curarse con su enfermedad, había esperado muy tarde para reparar el daño y había tomado una grave infección.  Eso hizo que  al momento de ser ingresado, los doctores no tuvieran  opción que amputar la pierna.

Su hija mayor intentó soportarlo las primera semanas. Nunca se había criado con él ¿por qué cuidarlo? ¿por qué perder su juventud con alguien que se había ido y nunca volvió?.  Culpaba a su padre de la muerte de su madre ¿por qué tenerle pena?

No soportando las quejas de sus padres cuando su estado de salud lo hacia cambiar de actitud, se marchó. Se fue lejos de allí con la última frase:

«No eres mi padre, y tú no eres mi hermana. No me conocen, y tampoco me busquen. Haré mi vida con un hombre prestigioso, y las personas prestigiosas no se junta con pobretones.»

Se fue de allí dejando un mal de llanto entre esas dos personas. Y Abby desde ahí, con su corta edad de veinte años buscó trabajo. Sólo pudo encontrar como sirvienta y mucama, puesto que le permitía un horario flexible para que pudiese atender a su padre.

Enseñame A Ser Tu Hombre (Libro2) Terminado✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora