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uno.

Yellow, Coldplay.

07/04/1995

Querido Eddie:

La última vez que nos vimos me pediste que fuera a visitarte de vez en cuando, pero, como ya me conoces, soy muy clásica, y he preferido acompañar esas visitas con una carta. Y aquí la tienes.

  He decidido escribirte una carta cada mes. En ellas te contaré como sigue mi vida, aunque a ti eso ya no te interese mucho. Sí, ya lo sé, tu nunca me contestarás a estas cartas. Pero, ¿qué pierdo yo al hacerlo? Absolutamente nada. Es más, incluso gano, gano al sentirte más cerca, gano al sentirte conmigo.

Empezaré por el día en que te fuiste. Dejaste un vacío enorme Ed. Ed. Creo que es la primera vez en años que te llamo Ed, sobre todo porque odiabas que te llamara Eddie. Ed suena horrible Eddie, deberías pensar en cambiártelo.

Continúo. Todos lo pasamos muy mal al principio, pero, claro, los días siguieron pasando y, aquellos que creías tus mejores amigos, fueron echándote de menos cada vez de manera más puntual, cuando lo requería la situación. Yo te quería Eddie, y te sigo queriendo, y, me temo, que siempre te querré. Supongo que no puedo enfadarme con ellos por haber superado tan pronto tu marcha, ¿o sí? No, creo que no sería justo, no estaría bien.  Pero yo nunca la superaré. Eras la razón de mi sonrisa, eras la razón de mi vida, y decidiste irte, sin consultarme, sin avisarme. ¿Por qué no pensaste en llevarme contigo? Oh, sí, yo estoy muy bien aquí, con mi familia, mis amigos, mi vida. Parece que acabo de escuchar tu voz diciéndome  eso Eddie. Pero, ¿no te das cuenta de que mi vida eres tú, y que cuando te fuiste no me dejaste aquí ninguna razón por la que quedarme? No, supongo que no lo sabías, sino no lo habrías hecho, o por lo menos eso quiero creer.

¿Lo habrías  hecho de verdad, Eddie? ¿Si lo hubieras sabido te hubieses marchado de todas maneras? ¿Me habrías dejado aquí, sola? No. Me niego a creerlo. Ni quiero pensar en eso Eddie, no me hace bien.

Me gustó mucho el regalo que dejaste para mi. ¿Cómo sabías lo mucho que me gustaba aquel reloj tuyo tan viejo? Aunque eso ahora no importa, lo importante es que lo sabías y te parecí lo suficientemente importante como para dejármelo precisamente a mi. Gracias a eso me acordaré de ti cada vez que sienta la necesidad de saber la hora, que, como ya sabes, es prácticamente a cada minuto. A lo mejor a cualquiera ese regalo le parecería una tontería, pero, oh Eddie, me conocías tan bien, sabías lo que realmente me gustaba mejor que nadie, para mi es el mejor regalo que podría alguien haberme hecho jamás.

 Mientras te escribo esto siento más profundo el agujero que tengo, debido a tu marcha, en el corazón, y aumenta la presión que siento en el pecho. Si estuvieras aquí me dirías que dejara de torturarme, que no vales tanto la pena. Pero el problema es, Eddie, que si que vales tanto la pena como para que yo siga torturándome de esta manera con tu recuerdo.

Hay veces que me enfado contigo, el odio y la rabia me recorren las venas al pensar que te fuiste, que pudiste ser tan egoísta como para irte y dejarme aquí. Eddie, eso no está bien, no se deja a las personas en la estacada por lo que tu crees que es lo mejor para ti. Sinceramente, creo que esta vez te has equivocado en tu decisión de irte a ese lugar de extremo a extremo. Dejas aquí todo lo que siempre quisiste, y  a aquellos que tantísimo te querían.

Empiezo a sonar como una madre, cuando, por imposible que parezca, te quiero más de lo que jamás cualquier madre pueda llegar a amar a un hijo. Suena irreal, ¿verdad, Eddie? Siempre te gusté por eso, o por lo menos eso me decías. Te gustaba por mi manera irreal de ver el mundo. "Estás loca, pero las mejores personas lo están." Tu frase de película favorita, no perdías ninguna oportunidad de recordármelo. Y nunca te llegaré a agradecer lo suficiente todo el bien que me hiciste durante todo el tiempo que estuviste a mi lado cuidándome de esa manera.

 Estoy muy triste Eddie, te echo de menos.

Eddie, ¿por qué tuviste que irte? Te necesito aquí, conmigo. Vuelve.

Eternamente tuya, Charlotte.