Robert se separa de mí con una mirada incómoda. Eso de inmediato me pone en alerta. Algo va mal. ¿Acaso algo más ha pasado? Espero que no sea nada malo. Mi hermano intuye mi duda, y suelta un pesado suspiro antes de hablar.
—Papá y mamá están aquí.
Abro los ojos a más no poder. ¿Papá y mamá?
—Ro-Robert...
Se pone de pie y se limpia las lágrimas. Por su mirada sé que los hará pasar, y no hay nada que yo pueda hacer para hacerlo cambiar de opinión. ¿Pero por qué? ¿Por qué tuvo que traerlos en un momento como éste? No sé papá, pero mamá me va a despedazar.
—Lo que hiciste... fue muy peligroso. Nos preocupaste a todos. Incluso a ellos, y es lógico que quieran saber cómo estás
—Ro-Robert... e-ellos...
—No —me interrumpe—. No aceptaré objeciones.
—Pe-Pero... ¡ellos no me quieren! ¡¿Por qué no puedes entenderlo?!
—Eso no es verdad. Son tus padres también, y tienen derecho a verte.
¿Cómo puede...? ¡Ellos me odian! ¿Por qué no puede ver eso?
—N-No quiero verlos...—ruego. De verdad que no quiero verlos.
—Eso debiste pensarlo antes. Intentaste quitarte la vida. Ahora asume las consecuencias.
Abro la boca para objetar, pero Robert se da la vuelta y se dirige hacia la puerta, ignorándome. El pánico me invade. Mamá me va a destrozar. Ya he tenido suficiente como para que ella venga y me recuerde todo lo que hice mal. Ya lo sé. Soy un ser humano y cometo errores. No puedo ser perfecta. Por favor, no quiero verlos ahora.
— ¿C-Cómo puedes hacerme esto...? —murmuro, pero antes de que pueda decir algo más, mis padres entran a la habitación.
— ¿Hacerte qué? ¡Niña desagradecida! —me grita mi madre con cara de mosqueo. Me estremezco y me encojo de hombros por el repentino grito.
Mi madre se acerca con rapidez y me jala de la oreja.
— ¡¿En qué crees que estabas pensando?! ¡¿No eres consciente del escándalo que causaste?! ¡Qué vergüenza!
— ¡Ay, ay, ay! —me quejo.
Ella tira más fuerte. Sé que solo es un regaño, pero me duele de otras formas...
— ¡No te atrevas a quejarte! ¡Todo esto es tú culpa!
Cierro los ojos con fuerza y retengo las lágrimas. Creí que al menos estaría en paz aquí, pero debí saber que era demasiado bueno para ser real. Esta vez te pasaste, Robert. Al parecer no logras comprender que mis padres no me quieren, sin importar lo que pase.
— ¡Suéltame! —grito, y la aparto de un manotazo.
Mamá retrocede un par de pasos, muy sorprendida. Es muy raro que yo le levante la voz. De hecho no recuerdo si lo he hecho alguna vez. Pero ya estoy harta. No le permitiré que me pisotee más. A ella no le importa si me pudro en el infierno o no.
Mamá me fulmina con la mirada.
—Te atreviste a alzarme la mano...
La miro con rabia mientras sostengo mi muñeca hacia mí. Ya no pienso seguir con esto. Lo siento Robert, pero si no logras entender a las buenas que ellos no me quieren, tendrá que ser a las malas. Ellos siempre me han hecho sentir inútil. Patética. No pienso soportarlo más.
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Corazón de acero
Roman d'amour«Porque se necesita de un verdadero corazón de acero para sanar un corazón roto». Segundo libro de la saga «Corazón y alma». Tras abandonar Los Ángeles, Blair intenta ponerse en pie una vez más, pero su depresión parece superarla. Acosada por la pre...