Christian pasó toda la noche con victoria, y como antes, salía siempre antes del amanecer.
Seis meses pasaron desde la gran tragedia, victoria, días después del entierro de sus padres había vuelto con rosaline y christian a Inglaterra para rescatar de su casa algunas pertenencias y recuerdos preciados de su hermosa familia que allí la esperaban resguardados en medio del polvo. Christian se había hecho cargo de los negocios que habían quedado después de la muerte de ellos, y con la venta de las propiedades había logrado pagar un par de deudas que quedaron sueltas. El dinero sobrante de todas las ventas pasó a manos de victoria, y ella continuó viviendo en casa de su hermana.
Por otro lado thomas había intentado varias veces acercarse a victoria, pero ella no le había contestado más que con un par de miradas grotescas, que le indicaban el grado máximo de desprecio que esta sentía hacia el joven. Christian continuaba desesperado buscando con la ayuda de fredrick algún papel que le permitiera impedir el matrimonio con la hija del conde de Francia, pues la fecha estaba cada vez más próxima
Una mañana , después de tomar el desayuno, christian propuso salir a dar un paseo para despejar un poco la mente, pues aunque el luto continuaba, él sabía muy bien que eso no le hacía bien a nadie, y el ambiente en la familia se había tornado muy tenso.
-Les parece si salimos un rato a dar una vuelta?, podemos ir al hermoso lago, hace mucho no damos un paseo como familia -dijo el marqués-
-Christian aún estamos de luto, lo recuerdas? -dijo rosaline-
-Lo sé perfectamente rosaline, pero nadie se dará cuenta, los empleados son muy discretos y no hablarán a cerca de nada. Sé que sería romper las reglas de la sociedad, pero es necesario, mira a tu alrededor, toda esta casa es desolación, y no quiero que nos siga afectando más. Somos una familia, y yo quiero que toda mi familia esté bien -dijo brindándole una cálida sonrisa a la mayor de las hermanas-
-Me disculparán, pero yo no voy. La verdad no me siento muy bien y todos saben que mi estado de ánimo no es el mejor, no quisiera arruinarles la tarde.
-Pero victoria, christian tiene razón, necesitamos despejarnos, sobretodo tu y yo, hemos estado muy deprimidas, sumidas en el dolor, y eso nos puede hacer daño
-Lo sé rosa, pero de verdad no quiero, no me siento bien, siento que si salgo en algún momento voy a desmayar y eso les arruinaría el paseo
-Yo voy a estar contigo victoria- dijo christian posando su mano sobre la de ella- Si algo te pasa yo te voy a cuidar, te lo prometo.
-Ella esbozó una sonrisa- Te lo agradezco mucho, pero nadie logrará convencerme, ya me conocen y es inútil que intenten persuadirme.
-entonces yo me quedo contigo -dijo christian-
-No, no dejes de hacer cosas por mi, Simplemente no voy a ir. Vete tranquilamente christian, yo voy a estar bien. ahora por favor, discúlpenme pero quiero irme a recostar, me siento un poco mareada
-Está bien vicky, pero prométeme que si te sientes muy mal me vas a decir y de inmediato cancelamos todo.
ella asintió con la cabeza y a paso muy lento salió del comedor, casi teniéndose de las paredes, pues no se sentía muy bien, efectivamente algo le estaba pasando
-No me gusta el estado que tiene victoria -dijo rosaline- No se le ve nada bien
-Es verdad, luego que vengamos del lago mandaré llamar al doctor para que la revise. - contestó christian-
Victoria con gran dificultad llegó a su cuarto, cerró la puerta y se tiró en la cama, tomó dos almohadas y las puso para elevar un poco su cabeza, y trató de dormir. De la nada comenzó a sentir escalofríos, el día estaba soleado, no había rastro de nubes lluviosas en el cielo, pero victoria no dio mucha importancia a eso. Tomó una sabana y se la tiró encima, cerró los ojos. Cuando parecía que por fin podía conciliar el sueño, el sonido de la puerta abriéndose la sobresaltó
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VICTORIA (¿Y si te quedas qué? 1)
Исторические романыDespeinada, loca y a toda risa; así era la vida de victoria collingwood, una chica de 20 años a la que no se le hacía fácil guardar compostura. Tenía un serio problema a la hora de comportarse, le costaba seguir las reglas implantadas por la estr...