Skinny Love Stories

78 4 4
                                    

                                                                        Bonfire heart

Cuando era más chica era una persona mucho más sociable. Me acuerdo que el primer día de jardín de cinco me acercaba a mis compañeros y les decía "¿Quieres ser mi amigo?" Lo peor es que casi todos me respondían que no. Todos excepto Lana. Los primeros días era yo sola jugando en el arenero hasta que tuvimos una compañera nueva, Lana. Ese mismo día comenzamos a hablar y al mes ya eramos amigas. Tuve muchas amigas en el colegio pero ella fue la única que jamás me falló. Ahora tenemos veinte años y estamos grandes. Ella estudia diseño en la facultad y yo...Bueno, yo aún no sé que quiero estudiar y no me siento emocionalmente preparada como para hacer algo. La última vez que lo intenté estuve a punto de caer en la depresión de nuevo. No muchos lo comprenden pero realmente necesito recuperarme antes de hacer algo que me interese.

Antes no entendía porque casi siempre me rechazaban pero en la adolescencia mis compañeros se encargaron de hacerme saber. "Ella, eres gorda", "eres una vaca", "nadie quiere salir con un cerdo". Ellos no tenían idea de que hago dieta desde los siete años de edad por pedido de mi madre y no saben que estoy mucho mejor de lo que antes fui pero nunca nada es suficiente para el resto y por lo tanto para mi. Mucho tiempo me sentí mal por la forma en que me veía hasta que me di cuenta de que hay cosas más importantes. Ahora no tengo problema en salir a la calle como antes y de mirar bien alto y ser yo. De todas maneras hay situaciones que me incomodan un poco...

Aunque con Lana tenemos diferentes grupos siempre nos hacemos un tiempito para juntarnos a solas y ponernos al día. Hoy me desperté con "Hey Ho" y me di cuenta que el sonido venía de mi celular. Entre dormida y aun con la cabeza en la amohada, empecé a tocar la mesita de luz hasta localizar mi movil. Una vez que lo sujetaba con mi mano derecha, abrí uno de mis ojos y leí que era ella llamándome. Me dijo que ese fin de semana iba a hacer una fiesta en su casa de campo y me invitaba a mi y a unas amigas más. No me gusta mezclarme pero lo iba a hacer. Ella era mi mejor amiga y no podía dejar de pasar uno de los días más importantes para ella por orgullo. Sí, no me caen bien sus amigas y de nuevo, sí, las conozco. Ambas iban al secundario con nosotras y por más que eran buenas personas somos diferentes. A ellas siempre les gustó la joda y no creo que esté mal pero a mi no. Ellas jamás aceptaron esa diferencia y me dejaron de lado con el tiempo. Lana siempre estuvo ahí porque aceptaba mis diferencias tanto como yo aceptaba las de ellas. No las detesto ni nada pero no son las personas con las que elijo pasar una tarde. ¿Se entiende lo que digo? Le dije que podía contar conmigo para ese fin de semana. Me dijo que fuese con ropa cómoda porque iríamos a nadar al río, hacer una fogata y cosas por el estilo. Amo las fogatas y ella lo sabe. Comeremos hamburguesas y s'mores. Luego de hablar un rato nos despedimos.

Creo que estuve acostada durante unos treinta minutos o más. Luego me di cuenta de que era hora de levantarme, bañarme, cambiarme e ir a desayunar. Una vez de que hice todo lo mencionado, volví a la cama. Me senté, prendí el ordenador y me fijé si tenía alguna notificacion en facebook. Nada. Entre a twitter y nada. Eso en un par de redes sociales más y aún así: nada. Me quité el lápiz de la boca y comencé a leer las notas que había escrito y pegado con adhesivo sobre la mesa de luz. Siempre me gustó escribir y tengo ideas que van y vienen por mi mente. Necesito escribirlas o sino simplemente se van y no regresan más. Creo que mi problema es que nunca acabo las cosas que comienzo y esta vez me decidí a hacerlo. La rutina me aburre demasiado pero a la larga o a la corta tendré que acostumbrarme.

Los siguientes días fueron iguales hasta que llegó el viernes. Me desperté a las ocho de la mañana a preparar un bolso con ropa. No sé porque siempre somos así las mujeres de abrir el ropero y sentir que no tenemos nada de ropa para ponernos. De todas maneras, tardé mucho más en elegir que funda para el celular quería usar. Me bañé, cepillé los dientes y me pinté un poco. Abrí el ropero nuevamente, elegí vestir una maya, unos shorts, una remera de mi banda favorita y borcegos. Sujeté mi bolso, bajé las escaleras y me encontré a papá sentado en el sofá.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Skinny Love Stories (actualización lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora