La nieve caía sin cesar en aquellas luminosas calles de Nueva York. Aquella ciudad repleta de altísimos rascacielos y caracterizada por sus numerosos lugares turísticos, pronto se vería cubierta por completo con un manto blanquecino el cual bloquearía el paso a todo aquello que estuviera todavía a esas horas de la media noche deambulando por ahí. Ese era el caso de Ethan.
Ethan es un omega de 18 años que posee tez blanca, ojos azules, cabello negro, estatura promedio y contextura gruesa. Su padre es un alfa hecho y derecho, un famoso empresario en la ciudad de Manhattan, mientras que su madre, una humilde omega, se encarga del mantenimiento de la casa y demás, en otras palabras, trabaja de ama de casa.
El azabache estaba fuera de su hogar a tales horas a causa de un recado de su mamá, este debía comprar los ingredientes restantes para la cena del día de acción de gracias, se suponía que debió llegar más temprano a casa pero al ir a un sitio que no conocía se perdió varias veces en el camino de ida y vuelta.
En ese momento, el miedo recorría cada punto de su cuerpo, sabía que cuando la noche reinaba era la ocasión perfecta para que algunos alfas urgidos estuvieran merodeando por los callejones en busca de nuevas presas y él no tenía la suficiente habilidad como para defenderse del todo él solo. Deseaba en vez de caminar, correr, sin embargo, las diversas situaciones mentales que él solo se había creado le impedían realizar cualquier otro movimiento que no fuera caminar.
Era en este tipo de situaciones donde Ethan odiaba ser un omega, siempre eran los omegas los que debían vivir en constante miedo y sumisión teniendo que depender de la misericordia de los alfas para que no les ocurra nada, por sobre todo, lo que más le irritaba era la posición que los omegas tomaban, pues no era ninguna, al final todos terminaban cediendo sin hacer nada al respecto, no le parecía justo que únicamente los omegas vivan en constante miedo y presión, mucho menos que lo aguantaran.
Los pasos fueron aumentando cada vez más de velocidad, esa idea quizás lo haya empujado un poco a olvidar sus situaciones psicólogas, sin embargo, mientras corría escuchaba los pasos de alguien más detrás de él que iban a igual velocidad. Estaba perdido y consciente de ello, era un alfa quien lo perseguía, se quería aprovechar de él y por mucho que quisiera aplicar su pensamiento no estaba dotado con las capacidades para hacerlo, o al menos eso creía él.
—¿A dónde vas pequeño omega?~ ¿No quisieras venir a jugar un pequeño juego conmigo?—Preguntó con voz juguetona aquel alfa, quien con otro aumento de velocidad fue capaz de atrapar entre sus largos y fuertes brazos al pequeño omega.
—¡Suéltame!—Forcejeó el pequeño, sin embargo, poco tiempo le duró su defensa pues el alfa lo había soltado mirando perplejo la panza del omega.
—No puede ser... Busco alguien con quien tener relaciones, no un omega bola de grasa andante que apostaría mis riquezas a que si lo vendieran no ofrecerían ni 1$ por él—Habló asqueado retirándose de ahí a la vez que limpiaba sus manos contra su camisa.El de cabellos negros no dijo más nada, solamente se fue de ahí caminando, machacándose e insultándose internamente mientras soltaba algunas lágrimas de tristeza.
Definitivamente odiaba a los alfas, a los omegas y a sí mismo.
ESTÁS LEYENDO
Omega
Teen FictionÉl es un omega. Él odia a los omegas. Él es gordo. Él se desprecia a sí mismo. Su pareja destinada es un alfa. Él le tiene miedo a los alfas. ----------- ♦️No se permiten copias ni adaptaciones. Evitar el plagio. ♦️Los personajes y la historia...