02. la identidad

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La luz del sol se colaba a través del gran ventanal que tenía delante suyo, el canto de las aves hacían eco en la amplia habitación donde se encontraban descansando llegando a convertirse en un sonido realmente molesto, ya que lo único que quería era dormir siendo culpable el haber bebido tanto la noche anterior

Se sentó en la orilla de la cama dando un largo bostezo mientras estiraba los brazos aun sin abrir los ojos, tallándolos lentamente mientras se acostumbraba a la iluminación observando aquel extraño lugar ¿Dónde estaba? Fue la única y primera pregunta que rodo por su mente maldiciéndose así mismo por no recordar nada de la noche anterior –maldito dazai, ¿Dónde me trajo ahora? – busco su celular entre la ropa que se encontraba regada en el piso, estaba de mas a esas alturas mencionar que se encontraba desnudo, además de que su cadera dolía junto su cabeza como los mil demonios, dirigió la mirada al cuerpo que aún se encontraba a su lado completamente cubierto y notando la hora que marcaba las 9 de la mañana, era bastante temprano a su parecer y no debía partir a la mafia sino hasta la noche, así que ¿Por qué no dormir un rato más? Solamente se acomodó entre los brazos de su amante cubriéndose nuevamente con la sabana para evitar aquella corriente de aire helado que transitaba por la habitación

Pero fue allí donde lo recordó, no estaba con el castaño desperdicio de vendajes, su relación había terminado la noche anterior tras encontrarlo con esa mujer, así que ¿con quién paso la noche? Es más si estaba desnudo significaba que habían mantenido relaciones sexuales con el primer hombre que conoció en el bar, de pensarlo se moría de vergüenza, no podía ni imaginar como debió verse tan necesitado para que terminara en ese tipo de situación

Lentamente se intentó poner de pie sin hacer ni un solo ruido para no despertar al mayor, pero para su desgracia sus piernas flagearon provocando que cayera el frio piso haciendo que un par de cosas cayeran junto con él y cubriendo su boca para mitigar el quejido de dolor esperando que no hubiera despertado aquel hombre

-¿ya despertaste petirrojo?- pregunto el ruso levantándose de la cama tomando su ropa interior y cubrir un poco su cuerpo desnudo, acercándose a su lado tendiéndole una mano para ayudarle a que se pusiera de pie

-¿q...que?- lo observo anonadado por la forma en que le llamo, "petirrojo" ese nombre lo había escuchado con anterioridad recordando finalmente algunas cosas de lo que sucedió anoche –fyodor, ¿cierto?- pregunto para asegurarse que mínimo ese fuera su nombre obteniendo una respuesta positiva por parte del azabache –lamento lo ocurrido anoche, pero debo irme de aquí y tengo trabajo que hacer- necesitaba una excusa para salir de ese lugar no podía permanecer mas tempo allí, además de que necesitaba hablar urgentemente con dazai

-entonces, ¿no lo recuerdas? Lo suponía- hablo bajando la mirada y fingiendo lastima en su tono de voz, sonriendo segundos inmediatamente después con algo de malicia provocando una ligera sensación de temor en el pelirrojo –sabes, no permitiré que te vayas como si nada y mucho menos si no puedes caminar con normalidad, al menos desayuna conmigo y platiquemos sobre lo sucedido anoche, ¿te parece?

Por un momento lo dudo, no estaba seguro en si debía permanecer un segundo más en ese lugar, no conocía las posibles intenciones del azabache además de por su puesto, tener sexo –está bien- como pudo tomo la sabana para cubrir su cuerpo esperando que se acercara y le ayudara a ponerse de pie

-no chuuya, les diré que nos traigan el desayuno quédate en la cama- dicho esto salió de la habitación por la gran puerta de madera de caoba

El pelirrojo por su parte volvió a recostarse sobre la cama con la mirada en la gran lámpara del techo no lograba recordar lo sucedido la noche anterior, su mente era un completo caos y el dolor por la resaca solamente empeoraba la situación, pero lo único que podía pensar era en las miles de formas en que asesinaría a cierto castaño por haberle engañado después de tanto tiempo de relación, sin duda se lo haría pagar, como era posible que aun después de todo lo que habían pasado, tantas promesas de amor, todos los problemas y percances que se presentaron pero al final se solucionaron y ahora como si nada, todo, absolutamente todo se había ido por el retrete, definir el dolor que sentía en ese momento no era posible, simplemente su corazón parecía qué iba a estallar y sus ojos se negaban a liberar las gotas saladas que amenazaban por salir

Volvió de sus pensamientos al observar nuevamente a su supuesto amante de esa noche sentarse a su lado, tan perdido se encontraba con un nudo en su garganta que no logro percatarse de su regreso

-¿Qué ocurre mi hermoso petirrojo? ¿Aun sigues pensando en el?- lo tomo por la barbilla para que le vea a los ojos notando como esos hermosos zafiros se humedecían

-¿él? ¿Cómo sabes lo que ocurrió con dazai? ¿Acaso yo...? – no podía creerlo, acaso la noche anterior había mencionado todo lo que había ocurrido, literalmente su mal de amores lo desahogo con un desconocido, pero más que eso la expresión en el rostro del ruso era todo un poema, la preocupación que mostraba en un principio había cambiado a sorpresa e incluso furia de cierta manera

-¿Dazai? ¿Osamu Dazai? - se sentó a su lado dando un profundo suspiro sin decir nada más, ese hecho le preocupo más de la cuenta al mafioso -¿Dónde lo conociste? ¿Cómo conociste al mafioso Osamu Dazai? - alzo la voz, su tono era molesto incluso desesperado ya que no recibía respuesta y comenzaba a desesperase

-y...yo dazai – no sabía que decir sentía su mirada atravesarle como mil cuchillas, se sentía patético, ¿cómo era posible que un ejecutivo y asesino de la port mafia sintiera miedo? ¿Quién era ese sujeto que se imponía ante él?

-lo siento- y como si nada hubiera sucedido todo en el cambio mostrándose más tranquilo y dócil –no quería asustarte chuuya, supongo que no sabes la verdad sobre Dazai y fuiste engañado por el como muchos otros- acaricio su mejilla tomando su rostro con ambas manos y acercarse a sus labios para besarlo de forma lenta y dulce siendo correspondido por el pelirrojo, no porque lo quisiera, más bien porque en lo más profundo de su ser presentía que si le llevaba la contraria su vida terminaría

Un hombre con una venda en la cabeza entro con una charola, a la distancia no alcanzaba a distinguir que llevaba sobre esta, pero no era difícil deducir que era, solamente esperaba que no lo fuese a drogar o a envenenar; tomo la sábana blanca cubriendo un poco más su cuerpo ya era suficiente con que el ruso lo haya visto desnudo no quería más ojos encima de él, ya era lo suficiente incomodo pero ese individuo jamás cruzo mirada con él, solo dejo las cosas a un lado y haciendo una reverencia se retiró de la habitación dejándolo una vez más solos

-no estaba seguro de que podría gustarte así que te traje algo ligero- le entrego un plato con fruta picada, melón, papaya y plátano al mismo tiempo de dos tazas de porcelana blanca las dejaba a un lado, debía admitir que el café olía bastante bien –si quieres algo mas no dudes en decirme chuuya-

-si... gracias fyodor- intento formar una sonrisa fingida en su rostro, pese a sentirse intimidado se sentía agradable la forma en que el azabache lo trataba, sin duda era completamente diferente a Dazai –por cierto... quería ver si me podías devolver mi ropa, debo regresar a... mi ¿departamento? - en un principio su voz era segura, pero mantener su mirada fija en sus orbes violáceos lograban ponerlo nervioso dudando al final en su petición

- ¿por qué querrías volver? Aquí puedo darte lo que quieras, no necesitas de nadie más que a mi chuuya- ordeno provocando un escalofrió en el pequeño pelirrojo

-pero... necesito arreglar unas cosas antes... por favor- respondió en voz baja con la mirada gacha, solamente se escuchó como respuesta el suspiro del azabache quien rasco su nuca sin decir palabra alguna

-chuuya, entiende que lo que yo quiero es protegerte, anoche la forma en que me hablabas de Dazai, lo que has pasado además de que me he enamorado de ti, pero si quieres irte te lo permitiré, no tengo porque encerrarte no quiero que me veas como un monstruo- ¿realmente la persona delante suyo era el usuario de habilidad más peligroso de todos? Era difícil de creer, le tomo con ambas manos cediendo ante su expresión preocupada, sin duda ese hombre de nacionalidad rusa era capaz de doblegar a alguien tan temido con Nakahara Chuuya

-fyodor, volveré al amanecer, lo prometo solamente tengo cosas que hacer- sonrió ligeramente el mafioso llevando su diestra a su mejilla acariciándola de forma lenta sintiendo péquelos besos sobre la palma de su mano

-está bien, yo mismo te llevare a tu departamento y allí te recogeré... te amo chuuya- lo siguiente que sintió fue como un peso caía sobre su cuerpo, se recostó en la cama rodeando con ambos brazos sus hombros besando sus labios de forma demandante tal y como el ojivioleta había lo había impuesto, dejándose llevar una vez más por el mar de emociones que llenaron su pecho, olvidando por primera vez en tanto tiempo a Dazai

Una Noche De Copas (Fyoya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora