Cuando mi madre despierta se le ve mucho mejor, aunque no puede hablar se nota que está de mejor ánimo igual que yo. Peeta y yo estamos tomados de la mano y de pie junto a su cama, Haymitch de vez en cuando cuenta uno que otro chiste y creo ver una débil sonrisa en el rostro de mi madre, lo que me hace sentir mucho más tranquila.Cuando Haymitch se va, decido que es ahora o nunca, debo preguntarle a mi madre si quiere volver al doce conmigo para poder cuidarla. Cuando le pregunto, su humor cambia drásticamente y me mira con unos ojos de tristeza. Peeta lo nota y comienza a hablarle de los arreglos que le ha hecho a la casa de cómo todo ha cambiado y ahora la gente parece feliz, solo él podría hacer que la historia pareciera diez veces mejor, tiene el don de la palabra y parece que funciona, porque luego de unas cuantas insistencias más mi madre acepta.
Siento un alivio tan grande, al fin podremos irnos a casa a seguir con nuestras vidas. Ahora solo falta preguntar si se puede seguir el tratamiento en casa.
Para nuestra mala suerte la doctora no autorizó la salida de mi madre, mis planes se vinieron todos abajo y mi ánimo cayó con ellos, lo único que hace que no me sienta peor es que Peeta está aquí y estamos bien.
Paso las siguientes horas hablándole a mi madre, contándole cosas sobre mi relación con Peeta, y me doy cuenta de que nunca había hablado así con mi madre, continuo con mi monólogo.
-hay una cosa que no te he contado, y es porque no estoy segura de si sucederá o no -mi madre frunce el ceño y luego levanta las cejas como animándome y yo suelto una carcajada cosa que la hace sonreír.
-Peeta quiere que nos casemos -mi madre abre mucho los ojos y sé que está demasiado sorprendida. Pero creo que ya es tarde y tienes que dormir, te prometo que una vez que puedas hablar continuaremos hablando de todo esto ¿te parece? -digo y me levanto de la silla, mi madre asiente y yo me acerco y le beso la frente, ella cierra los ojos y yo abandono la habitación.
Peeta me está esperando afuera y me pide que vayamos a caminar un rato, así que le tomo la mano y salimos del hospital.
Caminamos por un parque tomados de la mano, el viento que corre es cálido y la gente disfruta del lugar, Peeta es quien rompe el silencio.
-¿Qué es lo que piensas hacer?, digo con lo de tu madre no podremos volver a casa.
-Sí, no he querido pensar mucho en eso, pero creo que no hay que darle tantas vueltas al asunto y esperar a que pasen éstas semanas pronto.
-¿Te gustaría ir a comer algo?
-creo que sí, de todas maneras mi madre dormirá hasta mañana, y yo siento mucha hambre.
-Haymitch me hablo del lugar donde fue con Effie, dijo que era muy tranquilo, y que la comida era deliciosa.
-Claro, porque no.
Nos dirigimos a pie hasta un pintoresco por decirlo menos lugar, con pequeños reservados y pinturas bastante extrañas, pero en general un lugar bastante agradable. El hombre que está en la puerta nos mira con la boca abierta y por un momento no reacciona, pero Peeta lo hace reaccionar.
-Hola, nos gustaría una mesa
-Claro, lo siento. Síganme por favor
-El joven nos dirige a uno de los reservados, cuando nos sentamos el joven se retira, y a los dos minutos llega una muchacha de unos veinte años con una botella de champaña, luego de servirnos nos toma la orden y se retira.
Cuando llega nuestra orden, el camarero nos dice que la cena va por cuenta de la casa, en agradecimiento por todo lo que hicimos por Panem. Al principio no me cae muy bien el comentario del camarero, pero me doy cuenta de que él no tiene ninguna culpa de todo lo que pasó. Como todas estas personas, y como todos nosotros solo era una pieza más de los juegos.
La comida estuvo buenísima, había olvidado lo buena que era la comida del capitolio, antes de seguir dando rienda suelta a mis pensamientos Peeta toma mi mano y dice
-¿Te has dado cuenta de que esta es nuestra primera cita real?
-No lo había visto de esa manera, pero creo que tienes razón.
-Te amo Katniss.
-Yo también te amo Peeta. -Él me toma la mano, me acerca a él, roza su nariz con la mía y me besa.
De vuelta del restaurant nos encontramos con Haymitch, que nos cuenta que se nos registró a los tres en un hotel, y visitó a mi madre que aún estaba dormida, así que nos vamos todos al hotel.
Una vez en la habitación me voy directamente al baño, necesito darme una ducha. Programo el ciclo más simple, sin ningún menjunje extraño. Al salir de la ducha me pongo una bata que proporciona el hotel y me dirijo al cuarto. Peeta se ha quitado la camisa y se ha puesto un pantalón de pijama que le deja parte de la ropa interior a la vista, me pone esa mirada tan especial y se acerca a mí me besa y mi bata cae.
Estamos en la cama nuestras piernas desnudas entrelazadas y yo le acaricio los risos rubios del torso, él se mueve en respuesta a mi caricia y me besa la frente.
-te he extrañado tanto- me dice
-yo también a ti, pero creo que después de todo nos hizo bien extrañarnos.
-yo no quiero extrañarte Katniss, por eso es que quiero que seas mi esposa.
-Peeta ya hablamos de esto, y de todas formas no creo que éste sea el mejor momento para hablar de ello no con todo lo que ha pasado.
-Creo que tienes razón, pero es algo que tenemos que hablar, al fin y al cabo la última vez que te lo pregunte no me dijiste que no.
-Dejemos que pase el tiempo, ¿sin presión?
-Sin presión-me toma la barbilla y me besa, pero su toque suave y casto va dando paso a uno más pasional y se siente la necesidad que tenemos el uno del otro, me acaricia la piel, siguiendo las curva de mi cuerpo y yo lo abrazo y lo acerco más a mí, lo necesito. Todo lo que ha pasado ha hecho que lo quiera lo más cerca de mi posible, lo quiero dentro de mí.
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Real (Una Historia Pre-Epílogo)
FanfictionSinopsis: Los Juegos y la rebelión de Panem han quedado en el pasado, Peeta y Katniss están tratando de retomar su vida e intentando llevar una relación normal, pero distintas situaciones los hacen volver al Capitolio, donde nuevamente se verán e...