La casa estaba sola. Bill, semiacostado en el sillón-cama, miraba un programa de televisión sobre unos supervivientes en una isla desierta.
-Lo máximo que puede sobrevivir un ser humano sin agua son tres días, mientras que sin comer, tres semanas- Decía el presentador.
La pantalla y los parlantes comenzaron a hacer interferencia. Era normal que esto ocurriese en los días de tormenta, pero no cuando la televisión era por cable. La distorción comenzó a volverse cada vez más fuerte. El sonido era hasta incluso más potente que las gotas de lluvia que golpeaban aquel extenso techo.
Bill decidió levantarse para ver qué sucedía con el cable. Allí fue cuando se dió cuenta que Mart y Annie no habían llegado aún.El timbre sonó. Bill se acercó hacia la ventana: el coche de Mart estaba estacionado pero sus puertas seguían abiertas. A Bill esto no le llamó la atención y se dedicó a abrir la puerta. Al asomarse, su rostro se tornó pálido y su corazón comenzó a latir más rápido. El cuerpo de Mart yacía desplomado en aquel suelo empapado de agua de lluvia y sangre. Su cuello estaba cortado por la mitad y parte de su garganta se asomaba de aquella abertura. Bill quizo cerrar la puerta pero su cuerpo estaba completamente paralizado.
Su vista se volteó mas allá, donde pudo divisar a Annie, que estaba escondida bajo el asiento del acompañante. Ella lo miró; sus ojos verdes lo observaban atemorizados, pidiendo ayuda. Annie... tan pequeña, ¿cuando tiempo duraría la imagen de su madre muerta en aquel camino de adoquín con toda esa sangre chorreando de su cuello? Pues... no mucho.
Una figura alta, muy alta, comenzó a notarse por detrás del automóvil. Vestía un abrigo impermeable negro que cubría completamente su cuerpo, un sombrero de copa, negro también, y una máscara, blanca, con un alargado pico y unos hoyos cubiertos de tela para poder ver. En su mano sostenía una pala larga y afilada. También notó que tenía sangre salpicada en uno de los filos.
La vista de Bill volvió a Annie, quien estaba a pocos metros de aquel espectro con cara de pájaro. La cosa giró su cabeza hacia él. Éste se sobresaltó y dejó de mirar a su hija. El hombre pájaro comenzó a hacer un leve graznido mientras giraba lentamente su cabeza hacia el escondite donde Annie se encotraba. Bill se dió cuenta de su error, ahora eso sabía dónde estaba la niña.
El graznido comenzó a aumentar la potencia y, a su vez, la distorción del televisor también aumentó. Su brazos comenzaron a levantarse sosteniendo la pala como un verdugo antes de ejecutar a alguien.
-Nooo!!!- Gritó Bill
Pero esto no fue suficiente para detener la caída de la pala, la cual atravezó el coche y lo partió a la mitad con Annie dentro.
-Noooooo!!! Maldito hijo de p...
El ente volteó nuevamente hacia él y comenzó a deslizarse hacia la puerta. Bill la cerró de un golpe y se alejó un instante antes de que la pala traspazase aquella madera de roble como si fuese manteca. Sin pensarlo corrió hacia su habitacion, tomó la escopeta y se encerró apuntando hacia la entrada de esta. Los graznidos dejaron de sentirse. Bill quedó en completo silencio, temblando y sudando, observando la puerta.
Pasaron los segundos y estos se convirtieron en minutos ¿Acaso se había ido? No, algo le decía que seguía allí.
Salió lentamente de la habitación con la escopeta apuntando siempre hacia adelante. Se dirijió a la cocina y luego hacia la salida. Afuera, el cuerpo de Mart había desaparecido.
Fué ahí cuando se percató de una mancha de sangre que recorría todo el suelo. La siguió con la mirada; pasaba por las cortinas desgarradas y subía por el techo. Un golpe fuerte sonó detrás suyo. Bill se giró abruptamente. Allí yacía Mart, tenía el pecho desgarrado. Una sustancia verde oscuro brillante cubría toda la cicatriz.Un graznido comenzó a escucharse sobre su cabeza. Bill no quería, pero lentamente comenzó a alzar la vista. Allí arriba, el impermeable, y el sombrero yacían apollados sobre las vigas de madera que sostenían el techo. Y, en cuclillas, una mezcla entre un pájaro y un humano (aunque en realidad era algo indescriptible) lo miraba con sus ojos amarillos. Tenía plumas verdes manchadas de sangre y un alargado pico lleno de dientes. De su cabeza pendía la máscara blanca. Bill notó que ésta tenía carne por dentro y era sostenida por tendones.
-Es parte de su car...- pero no pudo terminar.
La bestia lanzó un graznido tan fuerte que lo aturdió por completo. Y lo último que Bill vio fue cómo una pala se enterraba en su corazón. Luego, todo fue oscuro y murió.
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GRAZNIDOS
TerrorUn impermeable negro, un sombrero de copa y una máscara con forma de ave esconden una bestia con sed de sangre y peste