Cap. 13 Medicina amorosa para curar la ira

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El contesto su teléfono e hizo una señal para que me acercara a escuchar.

-Buenos días hijo. –Era su padre.

-Buenos días Padre. –Nick saludo.

-¿Cómo amaneciste?

-Bien, supongo. ¿Qué te traes? –Pregunto Nick algo curioso.

-Eso mismo te pregunto. –Respondió con un tono burlón. –Esta mañana pase por tu habitación antes de irme.

-No es lo que tú crees. –Intento detenerlo, pues yo estaba escuchando.

-Si, claro. –Dijo incrédulo. –¡Estaba en tu habitación!

-¡Papá! –Grito. –Ella aun esta conmigo. –Susurro al final.

-¡Si ves! Y dices que no te gusta. –Hablo irónicamente.

Colgó abruptamente el teléfono y lo tiro lejos. Extendió su brazo nuevamente y aplique su medicina sin preguntar nada. Él se puso de pie y se dirigió al baño.

 Mientras él tomaba una ducha yo observaba atreves de la ventana recordando lo sucedido el día anterior y esta mañana.  

-Bien, creo que es hora de irme. –Le dije cuando el salió.

-¿A dónde crees que vas? –Interrumpió Samantha.

-A casa. –Obvie.

-Esta bien. Nos vemos mañana. –Se despidió Samantha.

-Adiós preciosa. Que estés bien. –Dijo Nick mientras me daba un beso en la mejilla.

Salí y me dirigí rápidamente a mi casa. Entre y mis padres se encontraban allí.

-¿En donde estuviste? –Pregunto mi padre antes de que pudiera llegar a mi habitación.

-En casa de unos amigos. –Respondí evadiéndolo.

-¿Y con el permiso de quien? –Intervino mi madre.

-¡¿Ahora si les importa?!

-¿Quién te crees que eres para responderme de esa manera? –Grito mi madre mientras me daba una cachetada. –Estas castigada por una semana. ¿Entendiste?

-¿Con que derecho vienes a castigarme? –Me enfrente a ella.

-Con el derecho de que soy tu madre ¿Entendiste mocosa? ¡Un Mes! –Respondió altanera.

Subí a mi cuarto sin decir una sola palabra. Me encerré allí durante el resto del día y sin pensarlo me quede dormida.

Al otro día me dirigí al colegio como era costumbre. Me acomode en mi lugar al llegar y Nick llego después de mi sentándose junto a mi.

-¿Cómo te termino de ir? –Pregunto interesado.

-Mal. Estoy castigada por un mes. –Conteste aburrida.

-¿Qué? ¿Por qué? –Pregunto algo sorprendido.

-Por contestarle a mi madre y levantarme hacia ella.

-¿Eso quiere decir que no vamos a poder vernos?

Asentí y la maestra instantáneamente llego.

Transcurrió mi tiempo de castigo, y  Nick y yo no la pasábamos juntos entre clases, en los descansos y en las horas libres. A medida que el tiempo transcurría nos aferrábamos el uno del otro.  En las tardes llegaba, tomaba mi almuerzo y me encerraba en mi cuarto toda la tarde hasta encontraba algo que hacer o simplemente hacia mis deberes escolares.

El ultimo día de mi castigo llegue a casa y  al parecer no había rastro de nadie en ella. Subí hacia mi cuarto y escuche mi celular sonar. Un mensaje había llegado.

El Mundo Externo Y Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora