Dos.

580 51 5
                                    

Lo primero que Fred nota cuando se despierta es que hay algo en su rostro.

Algo suave y mojado. Y en movimiento. Sus ojos se abren y se gira hacia un lado para ver a Gold, y sí, definitivamente esos son los labios de Gold en su mejilla.

— Buenos días. — Gold murmura en su piel, y comienza a arrastrar su boca hasta su cuello. Fred puede sentir su cara ruborizarse. Su corazón comienza a latir con fuerza cuando Gold presiona un beso lascivo en la curva de su cuello, lo que deja completamente claro lo que Gold quiere hacer. Las regiones más bajas de Fred también parecen estar respondiendo de la misma manera.

Ah... sexo de la mañana. Un lujo que nunca pensó que podría permitirse. Ahora que las estrellas se han alineado para presentarle esta oportunidad, ahora que el propio Gold le ha presentado esta oportunidad, está más que feliz de complacerlo.

— Mm, estás muy ansioso hoy. — dice, agarrando el brazo de Gold he intentando voltearse, pero Gold lo detiene y se niega a ceder. Fred parpadea.

Rápidamente y aparentemente de la nada, Gold toma ambas muñecas de Fred, manteniéndolas juntas sobre su cabeza. Con la otra mano, él saca una corbata de seda.

Bien. Bueno. Definitivamente tiene más en mente que besarse.

Gold mira a Fred, vacilante, inquisitivo. "¿Estará bien?"

Es más que solo pedir permiso o consentimiento, es una señal de que Gold realmente se preocupa por él y se sonríe a sí mismo.

— ¿Qué sucede? — Gold se inquieta. — ¿No te gusta? —

Fred niega con la cabeza para aclararlo. — No, adelante. — Gold asiente y ata las muñecas de Fred a la cabecera.

Para ser sincero, tiene curiosidad hacia dónde se dirige esto. Gold siempre ha estado más que satisfecho, y Fred nunca ha tenido un pene, o, bueno, nada dentro de el. Él estaría bien con eso, por supuesto, si es Gold de quién se trata. Aún así, sin embargo, se pregunta si debería preguntar.

Él mira a Gold, esperando la expresión habitual de lujuria traviesa que lo acompaña al poder realizar sus fantasías. Pero, por extraño que parezca, está ausente, reemplazado por una especie de observación silenciosa, una determinación tranquila.

Antes de que pueda pensar en eso, Gold se inclina y lo besa, suave y lento, y no puede evitar soltar un suave gemido. Gold lame y mordisquea su labio inferior, y justo cuando se inclina para profundizar el beso, Gold se aleja y comienza a llenar de besos a lo largo de su mandíbula y hasta su cuello. Un calor lento he hirviendo comienza a extenderse a través de su cuerpo mientras Gold arrastra sus manos a lo largo del pecho de Fred, recorriéndolas por todo su cuerpo como si tratara de trazar un mapa. Gira la cabeza mientras intenta decodificar los gestos de Gold, no es una broma pesada, no es un juego previo (aunque logra el mismo propósito), pero ...

— Tú ... tienes un cuerpo realmente agradable. —

Es silencioso, apenas audible, el único signo de las palabras que han escapado de la boca de Gold es el leve sonrojo que le hace cosquillas en sus normalmente pálidas mejillas. La boca de Fred se abre un poco, sin saber qué hacer con esto.

— ¿G-Gold? — Dice débilmente, y Gold no responde. Siente que debería llenar este silencio, de alguna manera. Quizás entonces él pueda recuperar el control de la situación. —Gracias. — Dice, y se aclara la garganta. — Me han dicho que tengo el cuerpo de un Adonis. — Fred continúa. — Pero escuchar esto de ti, querida, hace que mi corazón lata más rápido que-"

— Cállate. — Murmura Gold, un poco irritado. — Q-quiero decir... solo. — Sus ojos se entrecerraron un poco. — Sólo déjame... —

Él vuelve a detenerse y besa a Fred justo encima de su cadera. Fred se muerde el labio, reprimiendo un gemido, mirando con creciente desconcierto mientras Gold se desliza más abajo de la cama, pasa su cuerpo por sobre el miembro medio duro de Fred, y luego lo esquiva por completo para lamer y chupar la parte interior de su muslo.

Daddy Kink; G o l d F r e d. ||Editando|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora