Capitulo 5.

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Necesitaba un tiempo a solas, sentía como si me volviera loca, como si mi mente estuviese creando todas aquellas escenas pasadas. Decidí poner en orden mi cabeza y comencé a analizar todo lo sucedido, pero la pregunta que más me hacía era ¿por qué a mí? Tenía una vida normal, ¿de donde apareció todo esto?

Luego de tener un buen rato pensando, decidí que lo mejor sería que me pusiera a hacer algo productivo, así que me puse a limpiar la casa.

-Hola mi niña- dice mi mama, mientras entra la casa con las bolsas del super. Y ahí estaba, otro ángel guardián a sus espaldas, no pude distinguirlo bien.-¡oh!, menos mal que te animaste a limpiar, ya hacía falta que ayudaras un poco más.-exclama, mientras ve como limpio el piso.

-Ja ja, sabes que siempre te ayudo mamá, no digas eso.

-Lo se, solo bromeaba.

Pone las bolsas del súper en la mesa, y comienza a acomodar todo lo comprado.-Que te pareces si salimos a almorzar, tenemos tiempo sin darnos ese lujo, ¿que se te antoja?

-Me parece bien ma, creo que quiero lasaña.- Me agradaba la idea de salir a comer, sería muy bien relajarme y poder conversar un rato con mi mama.

-¡Perfecto! Saldremos en 5, terminare de acomodar esto de acá.

Aproveche a ir a mi cuarto y arreglarme un poco, luego de limpiar parecía una loca. Me pongo algo de perfume, y en eso aparece Tomás.

-Huele muy bien.-dice, encontrándose atrás mío, a muy poca distancia.

-Gracias, me lo regaló mi papá, lo uso muy poco, no quiero que se me gaste tan pronto.

-Lo sé, te he visto usándolo.

-Es cierto, no recordaba que contigo me tengo que ahorrar pequeñas anécdotas de mi vida, ¡te las sabes todas!- Exclamo algo frustrada.

-Calma, recuerda que soy tu ángel guardián, siempre lo sabré todo.

-Claro, no sabes lo feliz que me hace que un sujeto sepa todo sobre mí.

-Lo siento, pero no lo podrás evitar.

-Como sea, saldré con mi mama, entonces espero que no te aparezcas repentinamente cuando este en frente a ella y me hagas tirar mi lasaña al piso del susto que me darás.

-Está bien, si eso quieres, lo respeto.

-¡Rápido Ema! ¡Dije 5 minutos, no 20!-Gritaba mi mama desde la cocina.

-¡Ya voy ma!- Y cuando volteo, Tomás se había esfumado.

Ángeles caídos Where stories live. Discover now