Capítulo único

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Esa mañana había despertado con la convincente sensación de que sería un día distinto, como si una fuerza interior la animara a alcanzar, por fin, aquello por lo que había estado preparándose casi toda su vida. El sol la encandiló al salir a la calle y la brisa desacomodó lo poco que había arreglado de su pelo, se sintió más viva que nunca. Compró una botella de agua a Pedro, el almacenero de la esquina, y siguió su recorrido hasta la parada del bus. No pasaron cinco minutos, cuando la puerta del transporte público se abrió frente a ella, subió con la delicadeza que la caracterizaba y, cuando se disponía a pagar el viaje, lo que sus ojos vieron le confirmó que, en efecto, sería un día distinto, aunque no por las razones que había imaginado.

Ahí, frente a ella, con esa sonrisa tan cruel que había deseado no ver jamás se encontraba todo aquello de lo que había estado huyendo, tratando de evitar durante años...

(En borrador)

Tu pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora