Todas las personas nacemos con el cerebro dividido en dos partes: La parte buena y la parte mala. La parte buena se encarga se encarga de mantener a raya a la mala, pero es muy frágil: basta con un hecho traumático para que la parte mala se adueñe del cuerpo, y si encima tienes poderes es infinitamente peor. Eso mismo le pasó a Ays:
Ays: Papá, pásamela.
Padre: Toma hijo.
Madre: Amor, es del trabajo.
Ays: Jo, siempre igual nunca terminamos una.
Padre: No pasa nada, es el descanso, cuando vuelva terminamos.
Ese partido nunca acabó, ya que su padre era bombero y murió sepultado bajo una viga mientras intentaba salvar a su superior: Todo un héroe. De él Ays heredó su valentía.
Pero ése no fue el hecho que marcó su vida, ya que ahí no tenía uso de razón. Tuvieron que pasar 8 años pasar el extraño suceso.
Madre: Ays levántate ya, que es tu primer día de instituto.
Ays tiene 12 años. Hoy va a acudir, junto a su hermano gemelo, al instituto.
Madre: ¿Llevas el dinero de la matrícula?
Ays: Sí, ¿no es peligroso que lo llevemos nosotros? Es bastante dinero.
Madre: Confío en vosotros.
Adiós, mamá.-Dijeron al unísono.-
Madre: adiós.
En su camino hacia la escuela se topa con cuatro matones, de unos veinte años, que les piden el dinero.
Ays: no tenemos, somos pobres.
Matón: Registradlos.
Javier: ¡No! Dejadnos en paz.
Javier arremete contra ellos mientras otro matón cachea a Ays.
Matón: y esto que es, ¿dinera?
Ays recibe una sonora bofetada por mentiroso. Impotente llora de rabia al no poder hacer nada mientras a su hermano le dan una paliza entre tres.
Matón: ¡Ahh! Me ha mordido la pierna, suelta.
Matón: Aquí llamamos mucho la atención, los llevaremos a ese callejón y les daremos lo que se merecen.
Una vez situados en el callejón, Ays sigue sin reaccionar mientras su hermano está tirado en el suelo. Sin previo aviso, a Ays le entran unas extrañas convulsiones y empieza a hinchársele una vena en la parte superior de la cara. Los matones al verlo huyen, todos menos uno que se ha quedado petrificado al comprobar que Javier no tiene pulso. Tras un desgarrador grito el matón se percata que al otro niño se le ha incrementado la masa corporal hasta tal punto que son de la misma altura, y la vena le ha explotado y sólo una negrura cubre su rostro del que únicamente se vislumbra dos ojos dorados e inyectados en sangre. Ese extraño ser lanza un alarido al ver el cuerpo inerte de su hermano en el suelo y se lanza contra el matón.
Ays: Morirás
Matón: ¡Socorro!
De repente dos extremidades superiores brotan del cuerpo del matón y empujan al monstruo. Aprovechando su desestabilización huye. El monstruo corre tras él llevándose por delante todo lo que le obstaculiza. Cuando encuentra al matón se lleva una sorpresa: Tiene seis brazos y está trepando por un muro con una facilidad impresionante. Ays no pierde el tiempo e intenta correr tras él paralelo al suelo pero no consigue subir más de un par de metros. En su descenso le entra tanta rabia que de su cuerpo sobresalen unas alas y aprovecha para subir a lo alto de la pared. Al llegar la araña se abalanza sobre él y le agarra las alas. Antes de llegar al suelo el matón crea un hilo fino y resistente que le impide caer, pero a Ays no. Cae con la nuca sobre el bordillo y recupera su estado inicial. Sólo hay un niño tirado en la acera de un callejón.