The Silence Of My Tears // #Neo

Capítulo 34: La dulzura de la vida es...

La aventura de la vida es aprender.
El objetivo de la vida es crecer.
La naturaleza de la vida es cambiar.
El desafió de la vida es superarse.
La esencia de la vida es cuidar.
El secreto de la vida es atreverse.
La belleza de la vida es dar.
La alegría de la vida es AMAR.

Vivimos la vida de la manera incorrecta, pensando que no sabemos las respuestas a nuestras las preguntas. ¿Por qué debemos sufrir en el amor?. ¿Por qué la vida parece injusta?.
Vivimos creyendo en los cuentos de niños, donde siempre hay un final feliz. Esa es la vida que pintan en papeles, pero la vida es mucho más que eso.

El triunfo de la vida es crear. Crear vínculos, amistades, amores, desamores. Ese logro de estar acompañado es la vida misma.

En mi pasado, renuncié a mi vida rompiendo todo los hilos que me unían a las personas que me amaban. En mi pasado, cometí el error de perder la esencia de la vida. De cuidar todo lo que había creado.

Ahora estoy aquí. En la casa de la madre de mi hija. Un 24 de Diciembre, acompañado de todas las personas que hace de mi vida una poesía.
Sentado en la mesa que compartimos, miro a cada uno sonriendo, conversando y disfrutando. Sosteniendo entre mis brazos a mi triunfo más perfecto. Sarang.

Es gracioso el marco que presentan mis ojos. La escena de ver a Yangmi reír con Jiwoo al fondo de la mesa, a Taekwoon conversando con mis padres a mi derecha, y a Jaehwan con su familia a mi izquierda, uniéndose a la conversación con mi familia.
De repente, descubrí que todos ellos son parte de mi familia. Cada uno de ellos, sin importar el lazo de sangre.

La vida es así. Hilarante, y desconcertante. Nunca se puede saber a donde llegarás con tus decisiones, pero eso no es motivo para no seguir el camino que uno decide seguir.
Yo decidí cambiar. Por Taekwoon, Por Yangmi, Por Sarang.
3 personas imposible de reemplazar. E imposible de olvidar.

Hice las paces con Yangmi, la liberé de mi tormento, y nos prometimos mutuamente cuidar y amar a lo único que nos une como una familia. Quizás, en el pasado no fuimos lo mejor de nosotros mismos, pero nuestra bebe no merecía tener esos padres hipócritas. Merecía amor, cuidado, y unión.

Con Taekwoonie, la historia cambia.
No voy a negar lo que hay en mi corazón. Lo amo. Siempre lo he amado.

Y nunca me voy a perdonar por lo que le hice. Fui un cobarde. Y sé muy bien que no lo merezco.

Por eso estoy orgulloso de él. De todas las decisiones de su vida. Él nunca huyó, él nunca mintió.
Él decidió seguir su corazón, a pesar de saber que lo iba a perder todo.

Sus pérdidas fueron temporales, pero innegablemente dolorosas.
Hubiera sido perfecto, si en esta mesa estuviese su familia. Pero el tiempo es lento, y yo sé que meticulosamente reconstruirá los lazos con sus padres.

Ahora... el tiempo entre nosotros es un enigma.

Pero soy feliz siendo lo que soy para él. Soy su amigo, su compañero, el dueño de sus risas. Ser la razón de su felicidad, es algo del cual me siento satisfecho. No es lo que honestamente quiero, pero es lo que merezco.

Taekwoon hizo su vida.
Una vida en la que su amor por mi se desvaneció. O eso es lo que me hace creer.
Pero mi amor por él, sigue aquí, dentro de mi corazón. Palpitando día y noche sin marchitarse.

- Déjame tomar en brazos un rato a Sarang.- reclama Jiwoo noona, acercándose a mi junto con Yangmi. Ambas estaban radiantes, con unas sonrisas que parecía difícil de creer.