4._ Una floreada distorsión psicológica

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Akira Berglind

A paso lento, con mi respiración completamente tranquila y pasiva estando a la par con los lentos latidos de mi corazón, me adentro pacíficamente y, apenas lo hago, la verja en red se desplaza suavemente entre su típico rechinar hasta que un firme "Click", anuncia que esta ya está cerrada.

Aquí dentro, los tonos rojizos de la única bombilla le dan a este lugar un seguro toque lúgubre, uno que contrasta con mi tranquila actitud, con mi pacífico sentir que es distorsionado únicamente por la infaltable ansiedad. Los botones en la pared indicando los niveles, rompen la perfecta línea del mismo color al llegar al último, ese color negro gritando por ser presionado, con sus letras rojas haciendo juego con la luz del lugar, una que poco a poco, agrega un aspecto más tenebroso a este pequeño espacio.

Quedo viéndola sin apartar la vista en ningún momento, sin parpadear, sin moverme; me tiene atrapada al completo gusto y yo, no hago el mínimo esfuerzo por despegar mi vista; ni siquiera sé la verdadera razón por la cual me dejé traer a este lugar. Un sonido rompe el perfecto silencio, uno que se asemeja al contacto eléctrico, siento mi oreja moverse imperceptiblemente en busca de la procedencia del sonido pero este, viene de cualquier lugar; me abrazo a mí misma, deslizando mis manos por mis brazos en busca de calor, uno que no obtengo y, lo que si llego a adquirir, es mi piel erizarse provocando un molesto escalofrío. Doy un salto ahogando una exclamación y cerrando los ojos por instinto a la exuberante sorpresa, al escuchar y sentir la bombilla explotar y rozar en mi rostro con diminutos trozos a pesar de que me cubrí rápidamente.

Doy un respingo trancando mi respiración al escuchar un diminuto maullido detrás de mí, giro rápidamente. Frente a mis ojos, se crea la impactante imagen de tener a dos felinos a centímetros de donde me encuentro, ambos con grandes diferencias de tamaño. El pequeño, un gato o una cría de tal vez el animal a su lado, el cual tiene un pelaje manchado como si fuese una persona con "vitíligo" pero, entre las manchas claras que tiene entre su pelaje siendo la del pecho la de mayor tamaño, se pueden ver las motas tales como las de un leopardo grisáceo. Retrocedo con paso inseguro de los dos presencias para detallarlas y examinarlas mentalmente buscando si hay peligro o no, mientras lo hago, mi espalda choca con la pared que delimita el espacio de este pequeño lugar; no hay peligro, no hay esencia y por eso, son simples animales pero, siento miedo, no confío.

— ¿Por qué nos temes tanto? —Escucho dentro de mi cabeza— No hay daño, no hay peligro. —No proviene del animal, proviene de mi cabeza, soy mí emisor y receptor.

¿Qué hace un gato y un animal salvaje frente a mí, en la soledad de este trozo de mundo, en el interior de esta cúpula?

No me da tiempo siquiera de reaccionar hasta que me encuentro en el suelo con una pata pesada sobre mi pecho y un rostro de un félido, género Panthera, siendo la especia a centímetros de mi cara, un Leopardo de las nieves. No puedo reaccionar a pesar de que mi misma mente empieza a trabajar con hechizos de protección general.

— No te puedes hacer daño a ti misma —Vuelvo a escuchar en mi cabeza. El peso del cuerpo sobre mí se hace más grande— Respira.

¿Cómo carajos fui capaz de caer de espalda si tenía una pared chocando con mi piel? Desapareció sin más y ahora tengo a un pesado animal apoyándose en mi pecho.

— Respira. —Fijo mi vista en los ojos del felino, los cuales me miran vacíos.

El resplandor de la luz proveniente de algún lugar sin sentido hace que choque en mis ojos un fuerte reflejo plateado como la luz de la luna; caro y detallado como cada cosa que llama mi atención tal como para dejarme atrapada entre el diseño. Sobre su cabeza, una hermosa corona de plata conforme al tamaño de su cabeza.

Secreto entre lazos: ErradicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora