Capítulo 10

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Hubo un cliente esa noche, era de esos normales que solo buscaban sentir el morbo de tocar a una niña, así que Tabitha la pasó medianamente fácil, logró dormir y al día siguiente se levantó, se duchó y vistió para luego comer rápidamente su desayuno y salir para pararse en la puerta de su casa con una mueca, ¿Debería ir a la zona del musgo o a la casa de Farlan y Levi? Sus dudas se disiparon al ver al castaño sonreírle dulcemente.

- ¡Farlan-niisan! -corrió abrazando al castaño.

- Hola Taby... -aspiró sin opción el aroma que desprendía la niña - Hueles muy bien. -confesó y esta sonrió orgullosa.

- Es lavanda. -este enarcó una ceja curioso.

- ¿Y como haces para oler a eso? -ella se colocó un dedo en los labios.

- Una dama no revela sus secretos. -Farlan soltó una risita ante sus palabras.

- ¡Oye! Eso es de mi libro. - ella rió también y ambos empezaron a caminar a la casa del castaño.

- ¿Y Levi-san? -el castaño la miró de reojo con una sonrisita.

- Está esperándote. -hizo una pausa. - Tengo que hacer algo pero volveré dentro de un rato a ver como entrenas... ¿Vale? -ella asintió.

- Está bien Farlan-niisan, Levi me agrada. -este rió suavemente.

- Te dije que te caería bien.

Llegaron al lugar y entraron a la casa.

- ¡Hola Levi-san! -saludó ella enérgica mientras este tomaba una taza de té en la mesa.

- Hola mocos... Niña. -corrigió mirando a otro lado, esta rió suavemente.

- Venga, me voy Levi, te la encargo. -este le miró mientras se iba hasta que ambos estaban completamente solos.

- Siéntate. -ordenó este sereno, ella se sentó en la silla frente a él. - Terminaré mi té primero y luego te entreno ¿Vale?

- Ujum. -respondió empezando a mirar alrededor pataleando el aire mientras tarareaba una canción.

- ¿Te molesta si te hago una pregunta? –el chico miró los ojos verdosos de la niña la cual negó con su cabeza. - ¿Qué hace tu padre? –Tabitha quitó su sonrisa y miró la mesa.

- Trabaja. –Levi enarcó una ceja dejando la taza en la mesa.

- ¿De qué trabaja? –ella tardó unos segundos en responder.

- Vende... y alquila... cosas... -completó algo seca evitando la mirada grisácea del chico.

- ¿Qué tipo de cosas? –frunció el ceño recargándose un poco hacia delante, ella no abrió los labios pero Levi no dijo nada más para no presionarla.

- Algo que no le pertenece. –respondió al cabo de unos largos minutos. - ¿P-Podemos entrenar? –miró a otro lado mientras bajaba de la silla. Levi la miró detenidamente antes de soltar un pequeño suspiro y ponerse de pie.

- Está bien.

Luego de una hora donde la niña no dijo nada más provocando un silencio algo incómodo entre ambos, terminaron de entrenar y se metieron a la casa de nuevo.

- ¿Quieres agua? –esta asintió sentándose respirando con acezo en el sofá. Levi le entregó el vaso para luego sentarse a su lado, cruzando sus piernas y recargando su brazo en el espaldar casi llegando a rodear a Tabitha, la cual se dedicó al vaso de agua.

- Te haré solamente una pregunta. –esta bajó el vaso y miró de reojo al chico. - ¿Qué alquila tu padre exactamente?...–ella no se inmutó y bajó su mirada a sus pies.

- Él... dice que cobra muy buen dinero de esta manera... A-Así es mejor mantenerme. –Levi frunció el ceño. – L-Los hombres pagan b-bastante por eso... Solo p-por que soy una niña... –el azabache se levantó de su asiento para arrodillarse frente a ella y mirarla a los ojos.

- ¿Te prostituye? –ella miró a otro lado.

- ... Yo.... Ya lo acepté. –Levi jadeó perplejo, sintió una punzada en su pecho. Su cuerpo se movió solo, rodeó a la niña en sus brazos y la abrazó, apretándola contra él cada vez más fuerte.

Tabitha se revolvió internamente, sintió nervios por decir lo que no debía decirle a nadie, y ahora... Cerró sus ojos descansando su cabeza en el hombro de Levi. Se siente bien... Relajada, más liviana y con un sentimiento muy agradable en su cuerpo.

- No debes aceptar eso... -le susurró a la niña y esta lo escuchó atentamente. – Está mal. –ella jadeó separándose para mirar los ojos del azabache.

- Él no me dijo que eso era malo... M-Me dijo que era un juego. –Levi apretó la mandíbula.

- ¿Qué te hacen esos hombres? –Tabitha bajó su rostro.

- M-Me tocan... Me besan... -se quedó callada con una mueca de desagrado antes de mirar los grises ojos de Levi. - ¿Soy una puta? –este sintió otra punzada dentro de sí.

- No, no lo eres. –respondió de inmediato. – Nunca digas eso de nuevo. ¿Está claro? –ella asintió bajando su rostro. – Lo que hace tu padre está mal y tiene que acabar. –se levantó y Tabitha sintió muchos nervios agarrando la mano de Levi deteniéndolo.

- ¡No! ¡N-No le hagas daño a papá! –suplicó provocando la atención del azabache. – É-Él no es malo, s-simplemente se dará cuenta d-de que eso está mal y-y...

- Tch, ¿Cuándo se dará cuenta? ¿Cuándo te hagan más daño? –ella bajó el rostro.

- Ya estoy acostumbrada n-no me pueden hacer más daño... -Levi frunció el ceño molesto.

- ¿No te pueden hacer más daño? Cuando te metan una maldita polla te harán mucho más daño. –gruñó, esta lo miró con lagrimas en los ojos, dolida por la verdad.

- Ya estoy en... -el castaño se detuvo ante la escena. - ¿Casa?...


Wounds  (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora