Ya ha llegado el día en el que finalmente los cuatros acordaron reunirse, tras semanas de planificación es este el momento, sin embargo aún quedan doce horas para que John, Mía, Elaine y Jolene puedan estar bajo el mismo el techo, la mañana ha iniciado como la mayoría, con el sol al horizonte aguardando que el reloj marque un poco más de las seis para erigirse en el cielo azul despejado, como es costumbre John inicia su rutina muy temprano preparándose el desayuno que le permita la energía suficiente para llegar al almuerzo del medio día que premeditadamente empaca antes de salir de casa, todo lo contrario es para Jolene, una mujer de cabello rubio lacio que cae hasta su cintura, de tez blanca, ojos almendrados de color azul oscuro, penetrantes para quien se atreva a mirarlos fijamente, quien solo sale de casa con cualquier cosa que encuentre en la nevera para degustar y no vuelve a darle algo más a su paladar hasta que regrese a su hogar, ella había acordado encontrarse con Elaine y Mía desde la mañana en la residencia de estas dos encantadoras mujeres, compañeras de cuarto, no tenían ningún problema en compartir apartamento ni dividir responsabilidades, ambas se encontraban en su semana de descanso, habían tomado las vacaciones deliberadamente para este momento, mientras que Jolene tuvo que mentir para poder faltar a su trabajo y de esa manera llegar directamente donde se encontraban aquella dos chicas, por otro lado John no encontró como evadir todo lo que en el día debía hacer, así que no le quedó más remedio que dirigirse hacia su oficina para cumplir su jornada laboral hasta la hora del descanso, interludio en el que tomaba un poco de aire para seguir sin parar hasta las cinco de la tarde.
Mía quien destacaba siempre por su cabellera roja de estilo único, baja estatura y excéntrica pero muy original manera de vestir, desde tempranas horas se dispuso a limpiar y ordenar el apartamento, en especial el altar donde rinde culto a sus protectores, de la misma manera lo había hecho Elaine, quien había desinfectado cada rincón y espacio de su altar, dándole brillo gracias a un producto que había conseguido en el supermercado a bajo costo consecuencia del coqueteo que sostuvo durante toda su compra con el vendedor que la atendió, no dudaba en seducir a la vida con sus ojos verde esmeralda que solo eran parte de un encantador conjunto a juego con su destacada altura y movimientos a la hora de andar, en tanto ellas se encontraban en estas tareas, Jolene ya estaba en camino, desde su casa hasta donde se hallaban las chicas demoraba unos cuarenta minutos si tomaba el transporte público, pero como ella decidió trasladarse en su automóvil, un sedan rojo casi vino tinto que hacía las veces de coche familiar y las de un coche deportivo, podría demorar unos veinte minutos si el trafico le favorecía, prefirió tomar la carretera y evitar la ciudad, a medida que la iba recorriendo se percato que en uno de los avisos de señalización vial había un numero pintado en spray negro, 438 fue lo que vio y nada mas mientras aceleraba a toda velocidad evitando contratiempos para llegar a la residencia de las chicas cuyo edificio recibe el nombre de "Vigia", el estacionamiento para el público estaba restringido no obstante Mia y Elaine no utilizaban el puesto de aparcamiento designado al apartamento donde estaban ya que ellas no tenían algún vehículo. Elaine se acostó en su cama unos minutos intentando conciliar el sueño que desde un tiempo hacia acá no podía ya que de manera exacta despertaba en la madrugada de cada día a las tres en punto sin la mínima posibilidad de volver a soñar así cerrase los ojos por un largo rato, necesitaba dormir un poco mas este día pues la noche que aguardaba para todos no era una de dulzura sino de trasnocho y eternas horas, en tanto ella imaginaba un oscuro paisaje antecedido por una gran luna, Mía se halla en la cocina bajando ciertas esencias, fragancias y algunos amuletos que escondía en la dispensa, necesitaba agua caliente para desinfectar unos envases de vidrio que utilizarían en la noche, se dirigió al horno microondas colocando dentro de él un plato hondo y grande para calentar el agua, presionó en la pantalla digital del artefacto tres dígitos que daban la orden de calentar el agua por cinco minutos, pulsó el botón verde para iniciar el aparato, desde dentro del mismo se encendió la típica luz que indicaba que ya estaba en funcionamiento pero en ese instante en que arrancaba el tiempo que había marcado no comenzó desde cinco minutos sino que paso directamente a la cuenta regresiva desde el minuto cuatro pasando después de dos segundos a los treinta y ocho, fue rápido ese momento que al instante en que sucedió la cruz de plata que había bajado de la dispensa y puesto al borde del mesón de la cocina había caído al suelo, y en paralelo estaba sonando el intercomunicador mediante el cual los visitantes piden al apartamento al que se dirigen abran la puerta del edificio, era Jolene quien había llegado, Mía desconcertada e ida en el momento en que sucedió todo eso no pudo reaccionar inmediatamente para presionar el botón que abre la puerta del edificio, Elaine se levantó rápidamente de la cama para abrir y preguntarle a Mía, quien con la mirada perdida sobre la cruz del suelo no reaccionaba, si estaba bien, pronto sacudió la cabeza asintiendo, diciendo que no era nada lo que había pasado, solo se había distraído por un segundo.
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Pacto de Salvación
Horror¿Crees en el Demonio?, quizas detras de todos este alguno del cual hayamos desconocido por largo tiempo o del cual seguiremos desconociendo hasta la muerte, puede que las catastrofes y tragedias no sean mera casualidad. A continuación un breve relat...