A veces me gustaría despertar y descubrir que todo esto ha sido solamente una mala noche, simplemente un sueño tormentoso. Sin embargo no es así y he de luchar eternamente contra mis demonios. Despertar cada mañana sabiendo que hacer y como hacer, todo preparado hasta el más mínimo detalle. Forzando sonrisas que jamas nacen de mí. Dando una imagen errónea de lo que realmente soy, haciendo creer que todo va bien cuando no es así. Luciendo radiante antes los ojos de la gente y deseando la muerte con cada paso dado, sin temor alguno hacia ella. Sabiendo que cada día sobrevivido es uno menos hasta poder descansar eternamente. Ya no queda nada que recordar de aquello que fui. Todos los sueños e ideales de un joven soñador se han visto remplazados por decepciones y amargos lamentos que día a día consumen la poca humanidad que queda en él.