No podía ver ni sentir nada. Pero pudo oír a la distancia unas sirenas. Después de eso quedó totalmente quieto e inmóvil en el piso.
Abrió los ojos y había una potente luz apuntando hacia él Entre cerró los ojos por el brillo. Notó que no podía sentir su cuerpo. Miró a su izquierda y había un paral de suero con una bolsa con un tubo que conecta hasta su brazo. Y a su derecha un estante con medicamentos y algunas flores.
La puerta se abrió y un hombre con bata entró mirando una planilla, levantó la vista y vio a Fred por el rabillo del ojo, desvió su vista para mirarlo y notó que estaba despierto. Se acercó a él con asombro y le habló en voz baja:-Hola ¿Cómo estas? Estuviste mucho tiempo dormido. Tuviste suerte, una caída de esa altura pudo matarte, casi seguramente... Y ¿Qué fue lo que pasó? Fred intentó hablar pero supuso un gran esfuerzo para él, forzó aún mas la voz para intentar hablar, pero solo se oyó un absurdo quejido.
-Tranquilo, no fuerces la voz. Dijo el doctor. Luego agarró unos papeles de una mesita a su lado y se dirigió a la salida.-Vuelvo en seguida, te traeré unas medicinas. Dijo el hombre, y acto seguido salió de la habitación.Todo estaba en silencio. Lo único que Fred oía era el sonido del aire acondicionado y el zumbido natural en sus oídos ante la ausencia de sonidos. Pensó en Leila y lloró. Pero sabía que todo estaba en su mente. Miró para arriba y la puerta se abrió y el zumbido en sus oídos se fue. Miró a la izquierda y vio al doctor con una jeringa y una botella de vidrio, se acercó e introdujo el líquido en la jeringa.
-Tranquilo. No te va a doler. Dijo el doctor y entonces introdujo la jeringa en su brazo. Fred lo sintió. No solo lo sintió sino que le dolió pero casi no podía moverse.
-Le... Lei... La. Murmuró Fred.
-¿Dijiste algo? Dijo el doctor algo asombrado.
-¿Cuánto... Llevo dor... Mido? Preguntó Fred
El doctor hizo una pausa y respondió:-Dos semanas. Fred se impresionó tanto que casi vomita. Se le acalambraron los dedos y sintió un ligero dolor en el área del corazón. Que, luego se fue haciendo más y más fuerte hasta que sintió que le iba a dar un infarto. Y así fue.
Despertó en una camilla de hospital más cómoda que cualquier cama en el mundo, estaba en la misma habitación de reposo pero todo era blanco: Las paredes, el techo, la cama, el piso, todo. Portaba unos jeans color blanco y una camiseta blanca con diseño de lobo negro. Se levantó y notó que estaba sanado del todo. Se sorprendió bastante; se dirigió a la puerta y salió de la habitación, estaba en una pradera, el cielo era de un hermoso celeste, el rocío del pasto el cual era muy verde, era relajantemente fresco, el clima y el ambiente eran muy frescos: No había calor a pesar de que el sol era inmenso, no había frío a pesar de que el lugar se veía muy alto. Era simplemente perfecto. También se oía el relajante sonido de un móvil de viento a pesar de que no había ninguno cerca. Fred miró atrás para mirar la habitación y ver si el móvil estaba allí, pero el cuarto ya no estaba. Volvió a mirar al frente y había un árbol, un sakura o cerezo y bajo sus hojas había un hombre sentado leyendo, Fred se dirigió hacia él para preguntarle dónde demonios estaba, cuando se le acercó vio que el hombre era de tez blanca y cabello negro, también tenía ropa blanca como Fred, estaba leyendo un libro muy largo, iba cómo por la mitad, y sin quitar la vista de su libro el cual Fred vió que era "La Santa Biblia" dijo:
-Te estaba esperando. Sabía que vendrías pero no quería que lo hicieras, Fred.
-Pero ¿Qué? ¿Cómo rayos sabe mi nombre?
Fred estaba muy extrañado de que el hombre supiera quién es él, pero estaba aún más extrañado de que quiso decir la palabra "carajos" pero en su lugar dijo "rayos". Lo volvió a intentar:
-Rayos, rayos, rayos, rayos... ¡Rayos y centellas! Todo fue muy raro, el hecho de que fuera físicamente incapaz de decir malas palabras lo desorientó y mareó aunque cesó al instante.
-Fred-Empezó el hombre- Eres una buena persona, lo sé. Sé que puedes logar tu objetivo... No... Tu destino, de estar con Leila. Dijo el señor, acto seguido miró hacia el cielo y sonrió
-Mira. Le dijo, y Fred miró al cielo. Lo que se podía apreciar era que una de las nubes en el cielo cobró la forma de Leila vestida de ballet y empezó a bailar, el móvil sonó con más fuerza, luego ambos compartieron una mirada y el hombre dijo:
-Mira, Fred, te enviaré a la Tierra para que la consigas. Y no quiero verte por aquí hasta que lo logres. Le dijo con una cara seria, pero luego la cambió por una alegre y juguetona. Ahora vete Fred. El chico no había podido decir una palabra, tenía muchas preguntas y las quería responder:
-Uh, seño espere... ¿Qui...
No terminó de hablar porque inició una caída libre por el cielo de vuelta a la Tierra, su velocidad fue incrementando rápidamente y para cuando cayó al suelo despertó de su sueño levantándose bruscamente de la camilla y aferrándose a su pecho el cual le dolía de una manera inimaginable, pero antes de que pudiera gritar el dolor se desvaneció y un silencio y una calma se apoderaron de él. Se recostó en la camilla y todo rastro de golpe, hematoma, dolor o herida habían desaparecido. Sonrió y cerró los ojos.
-Gracias. Susurró.
ESTÁS LEYENDO
Igual Que Un Sueño
RomanceUn chico que sufre de alucinaciones sueña que es abducido por una nave alienígena y enviado a un pequeño pueblo, donde conoce a una chica de la vida real con el mismo sueño, y harán todo lo posible para encontrarse.