Cuando llegamos al cine, Elliot compra los boletos para una película llamada “Habitación 205” y después nos dirigimos a la dulcería.
―¿Qué se te antoja princesa?―Pregunta. Me ruborizo.
―Humm, lo que tú quieras, Elliot.―Sonrío.
―¿Lo qué yo quiera?―Dice en tono seductor. Sonríe pervertidamente―¿Estás segura?―Me abraza. Muerde mi lóbulo y me estremezco.
Mierda, me estoy excitando.
―Elliot, estamos en un cine, no podemos hacer nada.―Lo regaño.
―¿Sabes?―Me abraza y susurra en mi oído―Esa es otra de mis fantasías.
Me quedo helada.
¡¿En un cine?!
Definitivamente, Eliza y Nayla no saben con quién me fueron a poner. Creí que mi fantasía era loca, pero la de Elliot... bueno, hasta cierto punto, es menos arriesgado que el mío por tres razones:
Uno: A veces el cine no se llena, mientras el camión ¡uf!Dos: El cine esta oscuro, el camión no.
Tres: Vamos a ver una película de terror, la cual implica gritos, gemidos de miedo, mientras que en un camión hay silencio total.
―¿Q-qué? ¿e-exactamente en dónde?―Pregunto nerviosa.
―Tranquila.―Ríe―No haremos nada que no sea ver una película.―Termina de decir con un aire decepcionado.
La fila avanza y llega nuestro turno. Elliot compra unas palomitas y una soda light chicas para mí, y para él compra unas medianas con extra mantequilla, una soda mediana Coca-Cola y unos cuantos dulces. Paga y caminamos a la sala.
―Casi compras toda la dulcería.―Reímos.
―Y tú casi compras todo de cartón, hermosa.―Se burla.
―¡Oye!―Le doy un pequeño golpe en el brazo.―Yo no como cartón. Además, las palomitas están ricas y no te ocasionará un paro cardíaco con tanta mantequilla.―Hace unas muecas de asco. Río.
Entramos a la sala, subimos hasta la última fila. Nos sentamos en los últimos dos asientos. Comienzan los comerciales, Elliot empieza a comer de la bomba que trae entre sus manos. Lo observo, es tan perfecto, sus ojos, su boca, sus brazos, su antojable torso. Muerdo mi labio. Recuerdo la pregunta de Nayla.
¿Y te gusta?
Sinceramente, no lo sé. Es decir, ¡lo acabo de conocer!
―Eso no te importó cuando te lo follaste ¿cierto?―
―Ah, cállate estúpida conciencia, nadie te llamo.―
Recuerdo lo que me dijo Elliot. Una de sus fantasías es hacerlo aqui, en un cine. Si prácticamente lo utilizaré para que yo pueda cumplir mis fantasías y ganarle a las chicas, ¿por qué yo no cumplirle una de sus fantasías?
―Estás loca, Ingrid.―
―Y aquí estas de nuevo metiéndote donde nadie te llama ¿verdad?―
―Querida, siempre estaré aquí, así que acostumbrarte. En cuanto lo de Elliot, es lo mínimo que se merece ya que lo máximo que merece es la verdad.―
Es cierto, Elliot merece la verdad, pero no se la diré. No hasta ganar.
―Ese se la va a querer follar.―Dice Elliot.
―¿Quién a quién?―Pregunto confundida ya que ni siquiera me dí cuenta que la película ya había comenzado.
―El rubio a la tipa.
―Oh, si tienes razón.
Miro a mi alrededor en busca de gente, pero solo hay una pareja hasta abajo y se están comiendo a besos. Volteo a ver a Elliot, cuando se da cuenta me pregunta:
―¿Qué pasa, Mackenzie?―No contesto. Me levanto y me pongo frente a él. Quito sus cosas y las pongo en mi asiento. Él me mira confundido y vuelve a preguntar―¿Qué pasa, Mackenzie?
―Chht.
Lo observo detenidamente.
¡Es tan guapo!
Me siento sobre él y comienzo a besarlo. Tarda unos cuantos segundos en reaccionar. Pone sus manos en mis muslos, comienza a masajearlos, mientras yo juego con el cabello de su nuca y lo beso apasionadamente. Comienza a mover las manos, primero de mis muslos a mis nalgas, después fue de mis muslos a mis nalgas y a mi sexo. Presiona con sus manos. No puedo evitar gemir.
―Chht, silencio, Mackenzie. Nos van a descubrir.―Susurra en mi oído.
―Ok…
Pasa su lengua por mi oreja, mi mejilla, mi cuello, mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Comienzo besar, lamer y morder su cuello, al mismo que él muerde delicadamente la loma de mi seno izquierdo, ya que era visible por mi escote. Retengo un gemido al igual que él.
―Esto estorba, ¿no crees?―Dice y baja el escote de mi vestido hasta la cintura. Frunce el ceño―Esto también estorba.―Quita los tirantes cristalinos de mis hombros y baja mi sujetador también hasta la cintura dejando mis pechos libres―Ahora está mejor.
Empieza a besar y morder uno de mis senos. Con una de sus manos ataca mi otro seno. La mano que le queda libre la baja hasta mi sexo. Mete la mano por mi short de licra y acariciar mi clítoris por encima de mis bragas. Echo la cabeza atrás y no puedo evitar gemir, por suerte la tipa de la película grita. Siento que miles de descargas eléctricas recorren mi cuerpo.
¡Estoy tan excitada!
―Mackenzie, silencio nena.―Muerde mi pezón.
―E-Elliot si―Gimo―, si sigues así me voy a correr.―Cierro los ojos.
Me separo de él, me levanto y me saco el short y mis bragas. Me mira con diversión y me susurra:
―Mackenzie, no tienes que hacer esto si no quieres.
Bajo la vista hasta su entrepierna y... vaya que tiene un gran bulto ahí abajo.
―Creo que tu amiguito, no piensa lo mismo que tú.―Río.
Me siento sobre él y masajeo el bulto por encima del pantalón y se retuerce abajo de mí.Desabrocho el botón de su pantalón y bajo la cremallera excesivamente lento. Lo empiezo a besar apasionadamente mientras juego con el elástico de su bóxer.
―Me estas matando, Mackenzie.―Gime en mi boca.
De un segundo a otro siento su mano en mi sexo, de nuevo. Gimo bajito ante el tacto, con su pulgar acaricia de nuevo mi clítoris, pero esta vez introduce, uno, dos, tres dedos dentro de mí. Gimo, pero él lo calla con sus labios.
Bien él también me tortura. No, tengo que liberar esta tensión. Tomo su pantalón, lo bajo junto con sus boxers dejando libre su gran y dolorosa erección. Lo pongo en mi entrada y poco a poco entra en mí. Elliot pone sus manos en mi cadera y comienza a moverme, arriba y abajo. Lo beso para evitar que mis gemidos se escuchen. Elliot me embiste rápido y profundo. Siento sus gruñidos en mi boca. Todo dentro de mí se estremece aún más. Elliot lo siente ya que comienza a moverse más rápido.
Ambos nos corremos.
Exhausta, caigo en su pecho esperando que mi respiración se controle.
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Mis Pervertidas Fantasías
Historia Corta―¿Entonces todo este maldito tiempo fui un objeto para ti?―Pregunta en un tono muy calmado para la situación. A pesar de eso, se escucha la tristeza, indignación, decepción y enojo en ella. ―¿Siempre fui eso para ti? ¿Un maldito objeto? ―No...―Un en...