Había pasado exactamente un mes desde que su corazón se rompió en dos. Un mes desde que no salía de su cuarto más para irse a estudiar. Un mes de la ruptura con Louis.
Sus amigos habían notado el cambio en Harry, ya no era el tipo gracioso que todos querían, sólo se convirtió en una cara triste más, alguien que simplemente estaba vivo, pero no se sentía así.
Su tez estaba más pálida con ojeras enormes, su nariz y ojos rojos de tanto llorar y su torso moreteado más no tenía coartadas en él, siempre fue un sínico en el hecho de cortarse por alguien.
De hecho dio tantos consejos a chicos y chicas de su clase que el hecho de cortarse por alguien era absurdo e inmaduro, vaya equivocado estaba pues no lo había vivido en carne propia.
Empezó a golpearse a si mismo pensando de que él era el del problema, se hacía autodaño pero nunca con una cuchilla.
La rutina de Harry era levantarse para ir a la universidad, anotar todo lo que pueda y lo que su cabeza le dejara e irse a casa para recordar a Louis, era inevitable, al menos para él.
Pero es que él se sentía tan miserable que lo único que lo hacia sentir bien era lo que lo estaba matando, se sentaba en el rincón de su habitación y recordaba a Louis. Recordó la primera vez que lo vio, en esa fiesta de su mejor amiga, le pareció tan perfecto, rodeado de chicas que prestaban atención a lo que decía, que al primer instante le cayo inevitablemente mal. Las cosas como son, no fue hasta después de eso que lo invitó a bailar, Harry dudó, pero al final accedió a bailar con él.
Fue entonces que esa noche se convirtió en la más perfecta de todas, pues no pensó en encontrarse al amor de su vida esa misma noche; rieron, bailaron, besaron, contaron en incluso soñaron uno con el otro...
Harry sentado en la esquina de su habitación, abrazando sus piernas sonrió y de él cayó una lágrima, eso le hizo ver la fragilidad de las cosas, abrió los ojos y al ver la realidad en la que Louis no estaba a su lado, rompió a llorar. Recordar era su mejor forma de morir, era increíble como alguien llega a depender tanto de alguien que no sabe que hacer sin ella, su felicidad y su corazón se lo entregó a él, y cuando partió le devolvió todo menos eso.
-Miserable.- Harry dijo esas palabra cuando se vio en el espejo de su armario, pues así se sentía y haga lo que haga no podía dejar de pensar en Louis.
Harry al ver su vida que rumbo tenía, pensó en que algunas personas simplemente no nacieron para estar sólos, pues no eran lo suficientemente fuertes como para ir por la vida sin compañía.
Harry seguía enamorado de alguien que no lo quería, o eso era lo que pensaba. Pero era inevitable ver tan perfecto a ese alguien, no tenía el mejor trabajo, ni el mejor cuerpo pero para Harry, él era un jodido y perfecto ángel. Todo lo que él hacia o todo lo que a él le gustaba se hacia perfecto en segundos, recuerda como el ojiazul le dijo que su vida era patética con un trabajo de cajero, Harry inmediatamente le contradijo y no era patético, era hermoso para él, pero para Louis no era suficiente.
Cuando las cosas se pusieron malas, recuerda cómo lloraba por las noches pensando en como hacer feliz al amor de su vida. Las tardes que se veían recordaba como trataba de besarlo cada que podía, hacían el amor y luego dormían, o Harry pretendía hacerlo pues estaba muy ocupado admirando al hombre que tenía a su lado, cuando Louis caía profundamente dormido, le tomaba fotos secretas que no mostraba a nadie y de ves en cuando lo besaba tiernamente y lloraba abrazado de él sin que se diera cuenta, pues si Louis lo notaba de seguro preguntaría y no tendría respuesta. Todas las noches que no pasaban juntos imaginaba que lo tenía a su lado y abrazaba su almohada, pues estaba perfectamente enamorado de él.
Rara vez se veían, y era cuando los dos estaban desocupados, y el sábado siempre concordaba, para Harry los sábados era el día más perfecto y glorioso de toda su asquerosa semana, para él, Louis era su escapatoria de una vida de mierda.
Harry no podía con esto, se limpió las lágrimas y salió de su casa con una cosa en mente.
Para Louis era otro día más de su semana, trataba de encontrar trabajo pero las alternativas se acababan, sólo tenía una cosa en mente. Irse a dormir cuando llegue a casa, pero su plan se cambiaría cuando vio a Harry en la entrada de esta con cortadas en sus muñecas.
-Necesito ayuda Louis.- dijo con la tierna voz que él recordaba, verlo así se angustió y paralizado empezó a llamar a emergencias.- No, no esa ayuda. Te necesito a ti.
Louis comenzó a llorar teniendo a Harry en sus brazos esperando a una ambulancia y mientras lo veía, escucho un pequeño susurro que provenía del ojiverde: Eres mi ángel, Lou.
Sabía que todo eso era su culpa pues estaba viendo a alguien que juró nunca lastimar de ese modo, Louis nunca quiso que terminara así, pues sacó a Harry de su vida pensando que era lo mejor para él. Louis al estar desempleado, sin dinero y sin tiempo para su relación creyó que lo mejor para Harry era deshacerse de alguien tan patético como él. Pero quien sabe que es lo mejor para quien, uno ama por lo que es, y no por lo que tiene.
En emergencias después de que el doctor le diera las noticias, Louis salió y se dirigió al lugar dónde le había confesado su amor por Harry, sentado allí lloró todo lo que su cuerpo podía. Pues su ojiverde ya no estaba más con él, y todo por su culpa.
En la mañana apareció en el periódico: "Joven de 20 años de edad saltó por un puente"
Joven de aparentemente 20 años de edad se suicidó y en una nota pegada a su cuerpo tenía escrito:
"Perdón Harry, pero creo te equivocaste de ángel, porque ese eres tú. Te amo"
