Estaba tumbado en el sofá, no sabía que hacer, había llegado un momento en mi vida que no me motiva nada en especial y había perdido el interés por innumerables cosas.
Me sentía vacio. Si, tengo muchos amigos, y unos padres maravillosos, pero no me sentía completo.
Cada día que pasa es igual, puede variar en según qué aspecto pero al fin y al cabo hago lo mismo siempre.
Tenia que cambiar ciertas cosas de mi, por que a la larga puedo llegar a ser muy pesado, frío, arrogante, falso, manipulador, ególatra...y muchos más adejtivos para nada buenos. Por lo menos para algunas personas tengo muchas cosas buenas, o bueno, eso es lo que dicen.
Siempre pido, y espero que me traten y que me den cosas que en verdad no las merezco. Y por eso cuando me hacen algo sin haberlo pedido yo ni haberlo sujerido, es tan importante para mi.
Siempre estoy hablando de mi, de mis "rayadas", mis complejos...Y la verdad es que no hablamos mucho más de otra cosa que no sean esos temas, no se mantener una conversación que no me interese, y no puedo dejar de hablar de ello, necesito que la gente sepa en todo momento en lo que estoy pensando y lo que me está pasando en ese momento. Y lo peor de todo es que me doy cuenta que soy un pesado, pero hago como si nada, y sigo saturando día tras día. Va a llegar algún día en que me encuentre sólo, no podré hablar con nadie, no tendré amigos porque nadie me aguantará.
El otro día estaba en clase de matemáticas y una persona me dijo ¿No te cansas de ser así? ¿Asi como? Respondi yo. ¿Así, tan tu? Respondió.
Esas palabras durante toda la hora de matemáticas me dieron que pensar, estuve distante durante un rato, creo que Jorge, el chico que hay sentado conmigo lo notó, pero bueno, pasado un rato se me había olvidado. Y volvía a pensar en mis cosas.
Seguramente esto que estoy pensando ahora mismo, en unos días, o simplemente en unas horas, ya no lo piense, pero en este momento es la realidad en la que estoy viviendo, aunque mañana puede que ya no sea así.