Cap.7 El Consejo

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Al llegar a casa subí directamente a nuestro campamento, saque unas botas, unos viejos jeans, la camisa más fea que encontré, un abrigo y una linterna; estaba dispuesta a regresar. El sol ya estaba bajo casi se ocultaba cuando logre encontrar una excusa para salir de la casa sin levantar sospechas. Me encamine hacia la cabaña, mientras caminaba imagine toda clase de cosas como que al encontrar la llave iba a poder dar con el paradero de la mujer de color y él bebé y aparte de eso podría encontrar algo desagradable o quizás encontraría un pasaje secreto hacia un lugar desconocido, o incluso podría encontrar un tesoro. El crujir de los árboles me hizo volver a la realidad de un sobresalto, miré hacia la espesa arboleda, pero todo lo que divisé fue la oscuridad del bosque, apresuré el paso y llegué a la cabaña, busqué por todas partes, rebatí todo pero no encontraba la llave, se me ocurrió que tal vez en la parte de arriba de la puerta podría encontrar algo (es muy normal que la gente guarde las llaves en los lugares más obvios), pude encontrar unos cuantos bancos para poner unos encima de otros y poder llegar hasta ahí, empecé a subir los bancos y sentí como si algo o alguien me observara, definitivamente algo estaba ahí conmigo, pero no podía verlo, en mi susto y desesperación traté de subir más rápido, pero...!Oh no! ¡Algo me sujetó el pie izquierdo! Miré hacia abajo y vi una mano de color muy grande que sujetaba mi pie. Caí...de repente estaba en un claro del bosque, escuché voces, eran cánticos en una lengua desconocida para mí, me escondí entre la maleza. Eran al menos 15 hombres de color ya adultos, dos de ellos ya eran ancianos, también había 5 mujeres de color, los hombres vestían pobres ropas de trabajo y zapatos remendados, las mujeres vestían un uniforme negro y blanco con un gorrito blanco también, sus ropas se veían nuevas al igual que sus zapatos. Hicieron una fogata, a un lado se sentaron los hombres y al otro lado las mujeres, cuando se sentó el último hombre los cánticos cesaron.

El consejo ha recibido y aceptado la solicitud de Felicia para reunirnos hoy aquí, el consejo le sede la palabra a Felicia. La mujer llamada Felicia habló

– las mujeres que trabajamos en la casa creemos que Dolly la única sobreviviente de la familia Cabdu se está convirtiendo en una blanca.

Hubo un murmullo de disconformidad entre los presentes y uno de los hombres hablo.

– ¿Pero cómo es eso posible? ¡Ella ni siquiera nació en este país!

– ¡Sí señor! Dijo otra de las mujeres – Dolly me vio agregándole un poco de belladona en la leche al bebé y de inmediato me la quitó diciéndole a la señora de la casa que yo estaba haciendo todo mal y que no era capaz de cuidar al niño.

– ¿Le dijo Dolly a la señora sobre la hierba?

– No señor...no lo hizo, pero ella no permite que ninguna de nosotras estemos cerca del bebé

– de esa forma jamás podremos acabar con la descendencia de los Summer – dijo otra de las mujeres. Otra de las mujeres habló

– Cuando preparo los alimentos Dolly no me quita los ojos de encima y cuando ella no está la señora sí y siempre está pendiente de lo que hago además de que no me permite usar ninguna hierba que ella no conozca o que Dolly no apruebe. La última de las mujeres hablo y dijo:

– Dolly ya no es una de nosotros, a pesar del maltrato y de la esclavitud que los blancos ejercen sobre nuestro pueblo, ella los defiende, los cuida y hasta ha empezado a relacionarse más con ellos, come con ellos, toma té con ellos y nos mira con desprecio, además... – se hizo silencio, uno de los hombres desapareció y durante unos minutos nadie se movió

– ¡Aaaah! ¡Suélteme! – alguien me había tomado por los hombros con fuerza y me lanzó cerca de la fogata, me levanté y corrí, pero me sujetaron otra vez, mordí a mi captor el cual me soltó con un rugido de dolor alguien me cayó encima y me agitaba por los hombros – ¡No! ¡No! ¡Suélteme! ¡Déjeme ir! – abrí los ojos y vi que Marisse era quien me sujetaba, yo estaba en el suelo de tierra de la chocita sudando frío y gritando como loca, los bancos que había utilizado de escalera estaban tirados cerca de mí

Marisse – ¡Despierta Mimi! ¡despierta!

Decía mi hermana Marisse con cara de asustada.

Mia – ¿Qué ha pasado? 

Pregunté asustada y algo aturdida

Marisse – no lo sé cuando llegué ya estabas en el suelo gritando y retorciéndote como una loca y decías suélteme, suélteme. Supongo que te caíste de los bancos y te llevaste un fuerte golpe en la cabeza. ¿pero por qué gritabas? ¿estabas teniendo una pesadilla?

Mia – no Sissi creo que lo que vi durante mi inconsciencia no tiene nada que ver con sueños o pesadillas

Marisse – ¿Ahora de qué estás hablando? 

Miré a mi hermana detenidamente durante un momento, mi cerebro trabajaba a toda máquina tratando de decidir si debía o no contar a Marisse lo que había visto. Marisse me miraba con cara de preocupación y también de curiosidad; por lo que decidí contarle, al final de mi relato ella solo me miraba sin ninguna expresión visible en el rostro, ni en la mirada, se levantó del suelo

Marisse – no vuelvas a decir a nadie lo que me has contado...ni siquiera a mí, no vuelvas a mencionar esas cosas...jamás

Dio media vuelta y se fue. Yo me quede ahí tirada en el suelo totalmente confundida y resentida por la actitud de mi hermana; pero el pensamiento de que me estaba acercando a descubrir el paradero de la mujer de color y el misterioso bebé me ocupo nuevamente la cabeza y más aún el hecho de que el apellido de la familia del bebé era Summer igual que el de mi familia.

Cuando regresé a casa era ya de noche, mamá estaba furiosa porque no llegué a cenar y más furiosa se puso al ver mis andrajosas ropas que estaban muy sucias y yo también ésto como resultado de mi caída

Mamá– ¡Ve a darte un baño y deshazte de esas mugrientas ropas jovencita!

No presté atención a los gritos de mamá y subí arrastrando los pies hasta el cuarto de baño, tomé un baño en la tina el cual me resultó muy reconfortante, luego cené y me fui a la cama...todavía con esos pensamientos inundando mi cabeza, me preocupaba que esto que me estaba sucediendo pudiera afectar al resto de la familia porque me parecía que había una conexión, quería dormirme de inmediato para saber si podía entrar de nuevo en aquel mundo que me perseguía desde que llegué a la misteriosa casa azul. 

El Misterio de la Casa AzulWhere stories live. Discover now