Ya se pueden imaginar la lluvia de reproches de mi madre. Esa noche me la pasé mirando una serie en Netflix. Ya que mi hermana y mi madre habían decidido hacerme la "ley del hielo" o algo así.
Sonreía como mensa cada vez que recordaba su voz haciéndome preguntas, o sus gestos. No me había llamado. Ni enviado ningún mensaje.
Estaba stalkeando la cuenta de Lionel Messi en Instagram cuando mi hermana entró a mi habitación.
-Ya, ¿Me vas a decir que te pasa?-se sentó en mi cama.
Ella era así conmigo, una de mis mejores amigas, aunque no lo demostraba frente a mi madre; siempre me decía que a las dos nos convenía que una esté de su lado -y yo nunca fui esa-.
-No me sucede nada-dije indiferente. Me había dolido que esté del lado de mamá hoy.
-Rena-alargó.
-De verdad-dije y corrió para tirarse sobre mí-No seas bruta, animal.
Ella reía. Así que sonreí, doblegada.
-Decime, Renita, decime, Renu-saltaba a mi lado en la cama.
-Ya, pero no exageres ¿Ok?-pregunté mirándola. Ella asintió sonriente.
Busqué en mi móvil la cuenta de Joaquín Correa, y de solo pensarlo el corazón me daba vuelcos enormes.
-Hoy conocí a Joaquín Correa-hablé. Pero ella ni gritó ni se emocionó.
A ella no le gustaba tanto el fútbol como a mí. Sonreí, ella era igual que mi madre.
-Éste-le enseñé mi celular y ella rió.
-¡Que guapo!-opinó mirando las fotos.
-Por eso no fui-miré su expresión.
-¿De dónde es?
-De acá, de Argentina-hablé.
-Ah, pero es importante, porque ésta foto parece profesional-me entregó el aparato.
-Sí, juega para la selección, marmota-dije y me dio un golpe suave.
-No te creo-dijo.
-Era él.
-Por fin mi hermanita conoce un chico guapo-me abrazó-hace tiempo que no tenías novio. Eh.
-¿Qué decís?-hice "montoncito" con la mano-Lo conocí hoy. Además, sabes las chicas que debe conocer.
-No digas pavadas, si sos hermosa. Sacaste lo lindo de papá-golpeó mi espalda.
-Debe conocer modelos, super modelos, y hasta hiper modelos-enumeré con mis dedos.
-¿Y cómo lo conociste?-hizo la pregunta del millón.
-Eso es historia para otro día-dije y me miró mal-Estoy cansada-mentí.
-Vos siempre estás cansada, marmota-despeinó mi cabello y se fue de la habitación.
Mi hermana tenía razón en exagerar, había tenido novio solo una vez en la vida y había sido a los quince años, con un tonto que se creía el ombligo del mundo. Después de eso no salía mucho con chicos, para ser exacta no salía con chicos -además de Ian, mi mejor amigo- y mi madre siempre me molestaba con eso. "¿Cuándo vas a traer un novio a casa?, ¿Por qué no buscas un chico que te distraiga?, ¿Cómo no salís un rato?". Puf, no necesitaba un payaso por novio para distraerme. Estaba bien sola. Me concentraba en mí misma y en mis futbolistas.
Me acomodé en la cama e intenté dormir.
Y fue inútil, porque esa noche no pegué ni un ojo. No sabía si había cometido un error.
Yo tendría que haberle pedido su número, llamarlo yo.
Ahora él nunca me llamaría o escribiría. Y ahí quedaría todo.
Una tonta pero de nivel.No podía evitar cuando lo recordaba sonreír. Cuando sus ojos me veían, y peor, cuando se encontraban con los míos.
Tal vez, no era para tanto.
Tal vez, todo quedaría ahí.
No pude dormir a causa de eso.
Por eso y porque mi hermana había vuelto a escapar de casa. Veía su silueta en la ventana de mi habitación, casi todas las noches hacía lo mismo y luego yo no era la hija perfecta. Pero mi madre no tenía idea de eso.
¿Cuándo seré yo la que tenga que escapar por las noches? La que tenga que salir por la ventana y bajar al primer piso por el roble que estaba junto a mi ventana. Probablemente nunca.
⚫⚫⚫
Era sábado, habían pasado menos de veinticuatro horas y yo seguía obsesionada con aquel encuentro. Apenas había rastro de la lluvia de ayer.
A las siete de la mañana salí de mi casa con las cosas para mi clase de hockey. Se pueden imaginar el tamaño de mis ojeras al no dormir ni cinco minutos la noche anterior.Ahí estaba Carlota, mi mejor amiga.
Me encargué de contarle todo en el vestuario.
-¿Qué?-me sujetó de los hombros y me sacudió-¿Estás loca?
-Sí, un poco sí.
-¡Era el Tucu Correa!-dijo alarmada-Ay, sos especial, marmota.
Pasó su mano por mis hombros y volvimos a caminar para salir a la cancha.
El entrenamiento se me pasó lento, y no pescaba ni un pase. Estaba en otro planeta.
Tuculand.
-¡Desperta, Rena!-me gritó la profesora cuando la bocha pasó por mi lado.
Finalizó el entrenamiento y me despedí de Carlota, luego de prometerle que ésta noche iría a su casa a dormir. Probablemente éramos las más viejas que seguían haciendo pijamadas.
Llegué a mi casa y me metí en la ducha, luego bajé a desayunar. Mi madre me miraba con desdén.
-¡Ya! Mamá, Perdón. Hoy voy a visitar a la abuela-dije en tono firme.
Mi madre me miró molesta, mientras que mi hermana nos contemplaba cautelosa, como siempre hacía durante las discusiones con mi madre.
-No se cumplen setenta y ocho años todos los días-habló.
-Mamá, ayer no pude ir-bufé-Hoy voy. Listo. No exageres.
-Hace lo que quieras, después de todo, siempre haces lo que queres-se puso de pie, ofendida y se fue de la cosina.
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Unreal | Joaquín Correa
FanfictionPorque todo lo que viví fue Irreal. 『♕;;🌙』NC-17 『♕;;🌙』Fecha original: 21/01/18