Prohibido

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Porque a pesar de que era imposible ellos decidieron estar juntos, pese a todos lo problemas que tuvieron no le afectaron, la elección de uno los destruyó.











  Minghao tomó nuevamente aquel papel marrón, leyendo esas adictivas pero dolorosas palabras que hacían del recuerdo de su pasado un infierno, un bellísimo infierno. Un nudo se hizo en su garganta al recordar aquel adictivo ser. Tragó amargamente y  siguió con su camino, no quería llegar con un semblante de tristeza frente a su novio, simplemente no quería preocuparle de más.

















La relación que tenía Minghao y Jun no era muy bien recibida por la sociedad, pero aquello solo era un detalle del cual no debían de preocuparse, porque Jun amaba a Minghao y Minghao amaba a Jun, simplemente eso era necesario para que su relación se fortaleciera con el paso del tiempo.

La mayoría del tiempo se la pasaban juntos, ya sea practicando aquellas coreografías que les pedían en su Escuela o simplemente estando juntos aunque no se dijesen nada, porque para ellos no existía un silencio incómodo, solo un momento en el cual no se necesitaban palabras para expresar todo lo que sentía el uno por el otro.

A pesar de que Minghao no le gustaban los detalles, siempre recibía alegremente los regalos que le daba Jun, porque el mayor se veía feliz cuando los recibía y porque él era feliz cuando el mayor sonreía. 

—Mi querido Hao.

—No es necesario que me llame de ese modo.

Al menor no le gustaba ser llamado de esa forma, era malo para su salud, sentía que su corazón ya no podría latir con tanta rapidez, la belleza que tenía el mayor hacía que su mirada no pudiese ver otra cosa que no sea él pero si sus ojos se encontraban el pequeño Hao desviaba su mirada. 

Jun le tomó de las manos, entrelazando aquellos delgados dedos, haciendo que ambos sintiesen aquella electricidad de los cuales dependían, le gustaba tener contacto con el menor, aunque este no lo supiese, el solo hecho de tocar alguna parte de su cuerpo lo erizaba completamente.

Ambos se miraron, intercambiando pequeñas sonrisas que solo ellos comprendían a que se debían, porque para Jun y Minghao, solo ellos existían, ambos vivían en su pequeño pero acogedor mundo.





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